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Ni me tomé el tiempo de cambiarme de ropa o arreglarme

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Ni me tomé el tiempo de cambiarme de ropa o arreglarme. De todas las personas en el mundo, él es la persona que más quisiera evitar. Sin embargo, tengo ganas de escuchar lo que me quiere decir. Si es algo que me irrite, juro que le voy a golpear hasta que me canse. No estoy para juegos estúpidos.

Por fin lo veo, está sentado en una banca frente a los columpios. Me sorprende que no hay nadie cerca de nosotros, tampoco está Nora. Mejor. No quiero que me vea explotar si eso llegara a pasar.

Cuando Philip nota mi presencia, me sonríe. No sé qué le veían las chicas, no confió en él.

—Dime que es lo que quieres —me pongo a la defensiva.

—Tranquila, Jennifer. —Se hace a un lado—. Solo toma asiento. Hay mucho de qué hablar.

Lo hago, pero me siento lo más a la orilla y lejano posible de él.

—Lamento llamarte, pero quería hablar contigo luego de nuestro pequeño "malentendido" del otro día.

—¿Cómo conseguiste mi número?

—Lo tomé del celular de Nora. Debo admitir que no me gustó hacerlo a espaldas de ella, pero supongo que no la hubieras querido aquí en este momento.

Mierda. Este tipo es bueno para intuir.

—Sé directo y habla.

—Quiero que me escuches con mucha atención, sobre todo porque sé lo mucho que Nora te aprecia. Eres... alguien de quien ella no paraba de hablar. —Cruza los brazos—. Me llegó a irritar bastante, la verdad.

—Me alegro.

Mi comentario no le hace gracia, pero sigue.

—Tu actitud me dice que me odias y no te culpo. Debes estar suponiendo que yo soy un cobarde por no haber actuado y defendido a Nora en esos días.

—Sí.

—Ahí te equivocas, linda. Pero a la vez no. —Suspira—. Debes saber que yo era alguien considerado "perfecto" por todo el mundo: mis amigos, mis compañeros, las chicas, los profesores y, sobre todo, mi familia. Yo fui el más pequeño de cuatro hermanos: uno con 30, otro con 27 y uno más con 25. Todos ya eran exitosos y seguían la carrera de la familia. A mí jamás me interesó. Yo quería ser algo más, quería ser diferente. Siempre odié que el mundo me impusiera mi camino, pero no podía escapar. Quería que me miraran con orgullo, así que decidí solo seguir las normas.

Sigue hablando.

—Me convertí en alguien que no era, alguien "perfecto": me mataba estudiando, me esforzaba por convivir y me ofrecía para dar una buena imagen, incluso salía con una chica que muchos consideraban "ideal". No me sentía feliz con nada: odiaba estudiar cosas tan estresantes, odiaba a muchos que solo se me acercaban por interés y esa chica no me generaba nada. Tal vez por eso la engañé, quería romper, por una vez, las normas y la forma que debía ser. Quería ser libre por una vez.

Perdóname, AmigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora