25

10.7K 962 85
                                    

Pensé que me encontraría con una Nora distinta y fue es cierto: su rostro envejeció acorde a su actual edad, su maquillaje se volvió un poco más oscuro, incluso puedo ver que ha ganado un peso y tiene ojeras en sus ojos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pensé que me encontraría con una Nora distinta y fue es cierto: su rostro envejeció acorde a su actual edad, su maquillaje se volvió un poco más oscuro, incluso puedo ver que ha ganado un peso y tiene ojeras en sus ojos.

Sin embargo, su cabello sigue siendo largo y sedoso, su piel luce suave, su figura es tan femenina, su perfume es la misma fragancia a manzanas, sus labios siguen siendo muy atractivos y el color de sus ojos siguen siendo ese mar tan profundo.

Ella... sigue siendo tan hermosa.

—¿Jennifer? —me pregunta mientras se acerca un poco—. ¿En verdad eres tú?

—Hola, Nora.

—¿Cuánto ha pasado? ¿Seis años? ¿Cuándo regresaste?

—Sí, han sido seis años. —Me llevo una mano detrás del cuello—. Hace unos días que regresé. Quería saludar y ver cómo estás. —Miro al pequeño—. Ahora me entero de que ya eres madre.

—Sí, te presento formalmente a mi hijo, Mathew Harriet Sanders o Matty, como prefieras. —Se dirige a su hijo—. Matty, ella es Jennifer Park, mi amiga.

El niño voltea a verme, pero de inmediato se esconde en el regazo de su madre.

—Vamos Matty, no seas grosero con Jenny y salúdala. —El niño no le hace caso—. Lo siento, Jennifer. Él... ha estado muy necio desde hace un tiempo.

—Entonces, es hijo tuyo y de... ese tipo.

—Mejor hablemos en mi casa, ¿Te gustaría venir?

No quiero estar a solas con ella, pero me gana la curiosidad.

—¿Significa que vives cerca de aquí?

—En la antigua casa de mi abuela.

—Espera, ¿No la habías vendido? Eso me lo dijo mi madre.

—Te lo explicaré allá. —Se da la media vuelta—. Vamos, tenemos mucho de qué hablar.

Minutos después, estamos frente a su casa y vaya que luce muy diferente a la última vez que la vi: el jardín está precioso, incluso el árbol que me trepe una vez está más frondoso y lleno de vida, las paredes exteriores están pintadas de blanco.

Al entrar a la casa, todas las paredes ahora son de un color amarillo, el techo blanco y el piso está reparado. Todas las ventanas fueron reemplazadas y tienen cortinas abiertas y coloridas. Los muebles y decoraciones tienen un estilo bohemio y de tonos naranjas. También hay muchas plantas en cualquier esquina.

Ya no es para nada esa casa tétrica y destruida que una vez conocí.

Incluso los juguetes regados por el piso se ven adorables.

Matthew se suelta de la mano de Nora en cuanto entramos a la casa y se sube de inmediato a su habitación. Por la expresión en la cara de Nora, la actitud de su hijo la pone triste. Ella me señala la sala y me dice que la espere mientras va por café. Lo bueno es que no tarda mucho y toma asiento junto a mí en el sillón.

Perdóname, AmigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora