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Mi cabeza me da vueltas, no me puedo mantener de pie sin sentir que pierdo el equilibrio

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Mi cabeza me da vueltas, no me puedo mantener de pie sin sentir que pierdo el equilibrio. ¿Será por la música del lugar a alto volumen? No, creo que son las varias copas que han entrado a mi organismo. Recuerdo que Saiko y yo bebimos y bebimos mucho. Luego bailamos muy cerca una de la otra sin para las canciones. Ahora ambas estamos en el baño, Saiko vomitando y yo en el lavabo.

Je. Mi celular está sonando.

No distingo el número, mi visión es borrosa, así que solamente contesto.

—¿Eh? Ah, eres tú... ¿Dónde estoy? En el antro... ¿Ah? ¿Por qué?... No... ¿Qué si lo hago? No eres mi novia para decírmelo. Regresaré cuando quiera. —De repente, la llamada se corta.

No estoy para oírla.

Qué molesta.

De pronto, siento que Saiko toma mi mano.

—V-Vamoonooosss —dice con mucho trabajo.

Ella está igual que yo, así que vamos tambaleando hacia la puerta, pero nos caemos. Una encima de la otra.

—Jenny —dice borracha—, ama... me. Jenn... y... —finalmente se desmaya.

Alcanzo a distinguir que una mujer con ropa igual a del bar nos ayuda a levantarnos y nos lleva a una habitación con otras borrachas como nosotras. Nos quedamos ahí y antes de desmayarme, alcanzo a ver un par de siluetas conocidas.

Creo que se acercan un par de personas, el... comandante y... ¿Nora?

*****

Al despertar, me doy cuenta de ya es de día y estoy acostada sobre mi cama. En el mueble junto a mi cama hay pastillas y un agua simple.

¡Mierda! ¡Saiko!

Tomo mi teléfono que también está al lado y llamo de inmediato a Saiko, espero que esté bien.

... No contesta.

De repente, a la habitación entra Nora e inmediatamente me mira con una expresión más que molesta, decepcionada.

—¿Qué haces? —me pregunta.

—Le llamo a Saiko, no sé qué paso con ella.

Nora suspira.

—¿No recuerdas nada de anoche? Te emborrachaste y me llamaste, fui por ti con ayuda de Ray y las trajimos a casa. —Cruza los brazos—. Ella despertó hace un par de horas y se fue a su casa.

—¿En serio? —Suspiro—. Qué bueno.

Nora se sienta en la orilla de mi cama.

—¿Eres consciente del peligro que te expusiste ayer? —me reprocha—. ¡Embriagarse de esa manera no es sano! ¿Desde cuándo lo haces? ¡No quiero verte así nunca más!

Tenía mucho tiempo que no había tomado de esa manera, desde que estaba en mis primeros meses en Londres.

¿Por qué me dejé llevar así?

—Lo siento —digo en voz baja y bajando la cabeza.

—¡No! ¡No debes hacerlo! —grita, molesta—. ¡Júralo!

—Nora, cálmate. ¿Por qué te alteras tanto?

Ella frunce el ceño.

—¿Acaso no... recuerdas a mi madre? Ella tomaba demasiado y... era violenta conmigo.

Mierda. Es cierto.

—Por eso, odio que tú también estés por ese camino. —Acerca su mano a la mía—. Me... rompió el corazón, verte así.

Soy estúpida.

¿Cómo pudo... preocuparla así?

—Sí, lo prometo.

Acerco mi mano a la suya. Es un tacto frío, pero suave y pequeño. Es... agradable. Me pregunto si podría calentar esas manos.

Espera... ¿Qué estoy pensando?

Yo ya tengo pareja.

—Jenny, quiero que me prometas algo más.

—¿Qué?

—No quiero que vuelvas a ver a Saiko.

¿Qué? Separo abruptamente su mano de la mía.

—¿Por qué?

—Ella te hizo beber hasta llegar así, es mala influencia y no quiero que te haga daño.

Veo su cara, está frunciendo el ceño y mordiéndose los labios.

—No, hay algo más, ¿Verdad? Sé que no se agradan, pero te conozco —hablo seriamente—. Dime la verdadera razón por la que no quieres que la vea.

Nora se queda callada unos momentos.

—... Ella te quiere alejar de mí.

¿Qué? No pudo creer lo que ella me está diciendo.

—Eres mi mejor amiga, Jennifer. No quisiera que eso cambiara —continúa.

Aquí vamos de nuevo, solo eso.

—Amigas, ¿Eh?

Me levanto como puedo para salir de la habitación, pero Nora me detiene de la muñeca.

—Por favor, Jenny. Entiéndeme, por favor —casi suplica.

—No. No es justo, ¿Por qué tú solo puedes pedirme eso? —Estoy muy molesta—. No se me hace justo lo que tú estás pidiendo. Jamás te vuelvas a meter en mis asuntos, porque yo nunca te he pedido que no salgas con los tipos que siempre te han roto el corazón.

Qué incómodo silencio hay ahora, pero no me arrepiento. Nora me suelta lentamente.

—Tienes razón, no lo haré otra vez. —Se aleja un poco—. Solo quiero pedirte que tengas cuidado. Descuida, me iré yo.

Cuando ella por fin se va. Me recargo en la puerta de la habitación y comienzo a llorar.

¿Cómo puede hacerme esto?

¡Jamás le he pedido algo así! ¿Por qué ella sí?

¿Por qué ella?

¿Por qué no Saiko?

¿Por qué tuve que enamorarme de alguien tan idiota como ella?

¿Por qué alguien tan... como ella?

 como ella?

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Perdóname, AmigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora