37

9.4K 866 88
                                    

Ambos salimos al patio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ambos salimos al patio. No sé, por alguna razón, me siento nerviosa y tengo idea de lo que quiere hablar. Entonces él se detiene y voltea a verme, estamos a menos de un metro de distancia. Él me mira directamente como siempre, pero esta vez siento que hay algo diferente.

—Te gusta Nora, ¿Verdad?

Eso fue... fue... muy directo y... de pronto como mi cara se pone roja.

¿Cómo... lo...?

Pero yo...

Yo... me dije que... no volvería a caer...

No enamorarme otra... vez.

Pero Nora... ella... ella... ella...

—Me... gustaba, fue... hace mucho. —Bajé la cabeza.

—No hablado del pasado, estoy preguntando por el ahora.

Estoy... temblando...

Me recuerda a ese... momento... con Philip.

Es horrible.

No me....

De pronto, siento como la mano de Thomas se acaricia la mejilla con mucha suavidad. Levanto la mirada y esta vez, en lugar de una mirada burlona, me encuentro con unos ojos amables, dulces y compresivos.

—Lo siento —susurro.

—¿Por qué te disculpas?

—Te confesaste y me pediste una oportunidad, pero yo... no puedo fijarme en ti porque yo...

—Más bien, sería yo quien te debería pedir perdón por ponerte tan nerviosa. —Suspira—. Jamás te disculpes por lo que realmente sientes, yo lo entiendo.

—... ¿En serio soy tan obvia de que me gusta ella? Pensé que... ya la había superado. —Me sincero—. Me dije a mí misma que solo la vería como una amiga ahora, pero... al final... volví a caer.

—Nora es gran persona, un poco despistada y terca, pero alguien cálida y perseverante. Por eso es una gran amiga para mí y me alegra que te tenga en su vida.

—Siempre creí que los hombres que Nora conocía eran unos imbéciles, pero tú has cambiado mi percepción —confieso—. Lamento no poder corresponderte.

Me quito la pulsera que me regaló y se la entrego, pero Thomas me detiene.

—No, un regalo es un regalo. Consérvalo.

—... Gracias, Thomas.

Ambos nos miramos con una ligera sonrisa. Ahora me siento en calma.

—¿Ya le has dicho lo que sientes a Nora?

—Algo así. —Encogí los brazos—. No me entendió o no lo sé. Fue... muy confuso eso.

—Deberías, lo que sientes por ella merece ser escuchado.

—¿Qué tal si me rechaza? No quiero que ella... me odie.

—No lo hará, estoy seguro de ello. —Sonríe—. No debe callarse eso tan bonito que siente, Señorita Park.

—... Lo pensaré.

Que me dé ánimo, Thomas me hace sentir... ¿Con esperanza? No sé, ya no quiero hacerme ilusiones con ese tema, pero...

—¡Señorita Park! ¡Señor Capell! —En ese instante, llega un oficial al patio—. ¡El comandante Zamora acaba de llamar! ¡Tienen pistas del paradero de Philip y Matthew!

*****

Han pasado cinco horas, son las ocho de la noche. Nora, Thomas y yo estamos en la sala, con otros dos policías. Nora no deja de dar vueltas, mientras que Thomas está mirando por la ventana y yo estoy cerca del teléfono. Según los informes, se encontraron pistas cerca de la ciudad de Seattle y el comandante Zamora fue hacia allá de inmediato para reunirse con la policía de la ciudad.

De pronto, la puerta de la casa se abre y vemos entrar al comandante con Matthew en sus brazos. Nora corre de inmediato y madre e hijo se abrazan fuertemente, no pueden parar de llorar. El comandante le explica a Thomas que Philip está detenido, pero que este no opuso resistencia por alguna razón.

Por fin, esto se ha acabado.

Por fin, esto se ha acabado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Perdóname, AmigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora