44

9.6K 879 37
                                        

Londres, Inglaterra

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Londres, Inglaterra. 

Mayo. Año 2011

Esta noche tenemos un coctel con modelos de Tokio Revolution. Brianna está hablando con varias y algunos altos cargos con tanta naturalidad, mientras yo estoy en la barra con una piña colada en la mano. Estoy bastante agotada de hablar tanto.

Está bien que he logrado mejorar mis habilidades sociales, pero llego a un punto en el que no puedo más. Esperaré un rato más antes de regresar a casa.

—¿Jennifer... Park?

Volteo hacia mi derecha y de pronto me encuentro con una mujer esbelta, de cabello largo y negro. Se me hace muy conocida, pero en cuanto me encuentro con sus ojos oscuros, casi me voy para atrás y se me cae la piña colada.

—¿Saiko... Wilson?

—¡Jennifer! —Sonríe ampliamente—. ¿Qué haces aquí? ¿No estabas en Los Ángeles?

Ahí va de nuevo. Sonriendo como siempre, mientras que yo... me siento algo incómoda por recodar como acabaron las cosas. Sin embargo, también estoy alegre de verla de nuevo.

—Es una larga historia, pero cuéntame tú, ¿Cómo terminaste siendo modelo?

—¿Ya lo sabías?

—Te vi en una revista de modas hace un tiempo, reconocería tu rostro en cualquier lugar.

Saiko aparta la mirada y puedo notar un leve sonrojo en sus mejillas.

—Yo también te reconocí a la primera, Jennifer. Me alegra... ver que te has puesto más hermosa en estos años, ¿Por fin te has dado cuenta?

—Costo trabajo, pero sí.

Se me acerca un poco más.

—Por el gafete en tu pecho, debes ser de prensa ahora, ¿No?

—Sí, fotógrafa.

—¡Genial! Siempre has tenido potencial. —Se encoge los hombros—. Lamento no haberlo apreciado más en nuestra época juntas.

Mierda, acaba de hablar de esos días. Ahora me siento más incómoda, ¿Deberíamos... hablar de ello?

—Jennifer.

—Saiko.

Decimos nuestros nombres al mismo tiempo, de la misma forma temerosa.

—¿Por qué no vamos a la terraza para hablar mejor las cosas? —sugiere y eso hacemos.

Nos vamos a la terraza, un lugar apartado, en el exterior y con unas increíbles vistas desde lo más alto del hotel donde estamos.

—Habla tú primero, Jennifer.

—Yo... lamento como terminaron las cosas esa tarde, yo debí... ser más amable.

—No, Jennifer. Yo soy la que debería disculparse por ser una mocosa caprichosa. —Suspira—. No estaba bien ese día y me desquité contigo. ¿Cómo podría pedirte que respondieras a eso cuando toda nuestra relación solo se basó en lo físico?

Perdóname, AmigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora