Febrero. Año 2007
—¡ERES DE LO PEOR, JENNIFER PARK! ¡NO QUIERO VERTE JAMÁS EN MI VIDA!
Es oficial, he tocado fondo. Justo ahora estoy empapada de vino tinto, en un rincón del bar, mientras ella sale corriendo con lágrimas en los ojos. Mierda, justo ahora que estoy usando una camisa blanca. Supongo que me lo merecía, fui muy cruel con ella.
El que haya dicho que "Un clavo saca otro clavo", puede pudrirse en el infierno ahora mismo. Fue el peor error de mi vida.
Conocí a esa chica en la fiesta de año nuevo, pero ni me tomé la molestia de preguntarle su nombre, solo sabía que trabajaba en el servicio que ofreció la comida y los meseros de esa fiesta. Esa noche se me acercó luego de muchas miradas y empezó a coquetear conmigo. Ella... también era rubia, pero su cabello era corto. Las dos tomamos mucho en el jardín y afuera de la fiesta. Cuando llegó la hora de las campanadas, me besó. Según que, por una tradición, ya que ella es originaría de Nueva York.
Yo había estado tan sola en los últimos meses que se me hizo fácil aceptar su compañía, aunque luego me di cuenta de nuestra nula compatibilidad. De hecho, nuestros puntos de vista chocaban bastante, así que lo pensé a llevar solo a lo físico. Sin embargo, eso también terminó aburriéndome. Dejé de contestarle los mensajes y las llamadas, le ponía excusas sobre mi trabajo y simplemente, me alejé.
Al parecer, ella fue la que se ilusionó bastante y quería que empezáramos bien las cosas, por eso me invitó a este bar, cerca del trabajo. En cuanto le dije que yo no quería nada más y le dije que no sentía nada al final, se enojó y me tiró su copa de vino a la cara. Antes de que se fuera, puede ver su cara de odio y decepción.
Lo siento mucho. No quería romper tu corazón a propósito.
Nunca volveré a hacer esto.
La soledad... me está consumiendo, pero no dejaré que consuma a alguien más además de mí. No es justo.
... Mierda, estoy llorando otra vez. Odio hacerlo mucho últimamente, pero es que... duele demasiado esta carga.
¿Qué... se supone que debo hacer?
Alguien... por favor... por favor... te... extraño... mucho.
—¿Jennifer?
Esa voz...
Mi cabeza se mueve hacia la izquierda en automático. No puede ser, ¿Qué hace ella aquí?
—S-Señorita Garner.
La jefa de redacción de la revista, mi jefa. Qué pena que me vea en esta situación. Trató de moverme, pero pronto veo como ella extiende un pañuelo hacia mí.
—Toma, límpiate con eso.
Noto como ella me está mirando con tristeza.
—Usted... ¿Vio todo? —pregunto mientras bajo la cabeza.
—También lo escuché. Lo siento.
Me quedo en silencio y, sin querer, empiezo a apretar los puños. Entonces... ella sabe que... yo...
—... Por favor, no difunda esto en la... oficina —suplico en voz baja.
Mierda, estoy temblando. Me siento tan expuesta.
—Tranquila, Jennifer. —Siento como coloca su mano en mi hombro y la miro, me está sonriendo tan amablemente—. Yo no soy de los que juzgan eso y tampoco de contar a nadie. Es tu vida privada y así debe estar.
—... Muchas gracias, jefa.
—Ven, te invito una copa en la barra. Al menos si tomas, quiero ver que estés a salvo.
Me toma de la mano y nos sentamos en la barra frente al cantinero. Estamos en un pequeño bar donde no hay mucha gente, con una música jazz de fondo y las luces tenues. Ambas pedimos una margarita.
Nos quedamos calladas unos largos minutos, hasta que la Señorita Garner decide ser la que dé el primer paso.
—¿Te gustaría hablar sobre ello? —pregunta, amablemente—. Por experiencia propia, sé lo mucho que me gustaría ser escuchada en momentos difíciles.
—... No sé... si eso este bien con usted.
—Ya veo, lamento no ser de confianza,
—¡No es eso! Es que... yo... jamás... jamás...
Mierda, no puedo decir nada.
—Yo pienso que lo mejor es que, por hoy, te vayas a casa, tomes un buen baño y te vayas a descansar —dice tan dulcemente, como una madre—. Hoy ha sido un día largo.
Luego de pagar la cuenta, ambas salimos del bar y la Señorita Garner me acompaña todo el trayecto en silencio hasta llegar a la esquina de la calle de mi departamento. Aunque yo le dije que no era necesario, me dijo que su casa también estaba cerca. Cuando llega la hora de despedirnos, se me acerca un poco.
—Jennifer, ¿Estás libre mañana después del trabajo?
—Sí, ¿Por qué?
—Me gustaría invitarte a comer mañana, ¿Algún problema?
No quisiera ir, pero... ¿Está bien rechazar una invitación de tu jefa?
—Es que... no...
—Tranquila, no va a pasar nada si me dices que no —me calma—. Sin embargo, creo que sería bueno que vinieras. Me gustaría que hablemos con calma de algunas observaciones que tengo hacía a ti y... considero que podrá ayudarte de algo.
—... Está bien.
—¡Genial! Entonces, nos vemos mañana. —Se la media vuelta y se aleja.
No tengo ni idea de lo que planea mi jefa, pero... supongo que no pierdo nada con escucharla.
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Perdóname, Amiga
RomanceJennifer Park y Nora Sanders han sido mejores amigas desde el último año de preparatoria, pero Nora no está consciente de que Jenny siente más que amistad por ella y tampoco Jenny quiere decírselo debido a que todos los intereses y parejas de su ami...