Londres - Siglo XIX
El piano ha estado en mi vida desde que tengo memoria. Mi madre lo tocaba desde que nací, llenando mi infancia de música, haciéndome amarla y apreciarla. A mis cinco años, contrató un profesor de música para que me enseñara a tocar, ya que siempre estaba sentado frente al piano jugando con las teclas. Al principio sólo fue una distracción, tocando sin acompañamiento, hasta que comencé a familiarizarme con las notas, las partituras y los compaces, haciéndome más hábil cada día.
Cuando cumplí los doce años, mi madre me inscribió en el Conservatorio de la ciudad, donde podría aprender más a fondo las técnicas y ensayar más seguido con otros aprendices. Todos se maravillaban de escucharme tocar, y eso me hacía feliz, porque mi madre se sentía orgullosa de mis logros. Hasta el día que llegó Serenity. Cuando la vi entrar, me quedé boquiabierto ante su imagen, pues según yo, parecía un ángel caído del cielo. Su largo cabello tan blanco como la nieve que caía afuera en ese mismo momento, llamó mucho mi atención, aún siendo un niño. Además, su piel era del mismo tono, y llevaba puesto un vestido de un rosa tan claro, que parecía un ser etéreo, de otro mundo... sólo le faltaban la alas en su espalda...
Sin embargo, sus ojos eran tristes, como faltos de vida, y su rostro no demostraba ninguna emoción, no hasta que se sentó frente al piano. Ahí, mi boca se quedó abierta para siempre. Sus dedos eran mágicos e interpretaron de forma sublime la partitura puesta sobre el atril. Sólo mientras tocaba, sus facciones cambiaban y demostraban cierta intensidad. Me emocioné tanto mientras tocaba, que quise aprender más de su forma de interpretar, pero ella se levantó y se fue tal como había llegado.
Pasó un mes en el que no volví a verla y pensé que jamás regresaría, hasta ese día que apareció tímidamente en la puerta, portando unas hojas entre sus manos. Sus ojos demostraban miedo ante la situación y pensé que lo mejor era acercarme a ella.
—¡Hola! Soy Darien. ¿Cuál es tu nombre? —le dije, sonriendo para hacerle más fácil interactuar conmigo sin conocerme. Sin embargo, ella sólo me miró e hizo el intento de hablar, porque abrió los labios, pero se quedó callada al ver más personas entrar al lugar. Después, bajo la mirada y siguió su camino hasta el asiento mas cercano.
—Chicos, ella es Serenity. Viene a estudiar igual que ustedes, aún cuando ella ya es todo un prodigio para su edad —nos explicó la maestra después de que todos estábamos sentados.
—Serenity —susurré. Quería tanto hablar con ella, pero sabía que era muy tímida y quizás la asustaría si volvía a acercarme.Así pasaron los días en que ella entraba, se sentaba, escuchaba la clase, tocaba su partitura y se retiraba, sin interactuar con nadie. La ansiedad empezó a comerme, pues quería conocerla mejor y que me enseñara un poco de esa forma con la que interpretaba, que parecía ser mágica, pues los sentimientos que reprimía en su vida, flotaban en el aire cuando tocaba el piano, llenándome de sensaciones indescifrables. Yo quería hacerlo igual que ella...
Todo siguió tal cual hasta un día en que la maestra nos hizo tocar a dúo en el mismo piano para preparar una presentación. Nos escogió porque éramos los mejores de la clase, jamás imaginó que ese sería el inicio de nuestra relación.
Recuerdo muy bien cuando nos sentamos uno al lado del otro, tan cerca que podía sentir su suave piel cuando nuestros brazos se rozaban al movernos sobre el piano. Mi corazón se aceleraba cada vez más, haciéndome equivocarme en algunas notas, hasta que ella se giró enojada hacia mi, por mi falta de concentración.
—¿Podrías dejar de tropezar en las notas, Darien? —me retó molesta, pues su mirada era seria. Sin embargo, para mí eso fue lo más hermoso que podía decirme. ¿Cómo? ¿Acaso estaba loco? No, pero esa fue la primera vez que oí su voz, su hermosa y maravillosa voz. Nunca mi nombre había sonado tan maravilloso en los labios de nadie hasta que ella lo pronunció. Debo haberle parecido un estúpido, pues en vez de enojarme una sonrisa se dibujó en mi cara, lleno de felicidad.
—Claro, Serenity —le contesté, volviendo a tocar el piano.
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Atada a tí
FanfictionSerena está comprometida con Diamante, en un arreglo concertado por su madre para sacar a su familia de la anulación aristocrática y pronta bancarrota. Sin embargo, en un evento conocerá a Darien, un prodigioso pianista que pondrá su corazón a prueb...