Capítulo 32

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Londres - Siglo XIX

"Darien quería tanto quedarme a tu lado... deseaba vivir para siempre contigo y tocar el piano juntos por la eternidad. ¿Cómo habría sido envejecer juntos? ¿Habríamos tenido hijos? Me conformaría con que hubiesen tenido tus ojos... esos iris llenos de vida que me contagiaban tu amor incondicional, un amor puro y abnegado que nunca me pidió nada, sólo que me dejara amar. ¿Por qué no fui capaz de darme cuenta antes? ¿Cómo fui tan tonta como para no apreciar el valioso tesoro que tenía a mi lado?"

Después que se ha marchado miss Hotaru, la ayudante de Sir Haruka, he decidido terminar de leer la verdad que me dejó escrita Serenity. Tengo el presentimiento de que debo hacerlo, de que es necesario para enfrentar lo que el detective haya descubierto. Si no lo hago, me quedaré con la sensación de que estoy faltando a la confianza que depositó en mi cuando se atrevió a enviarme aquella caja llena con sus vivencias y sus sentimientos.

No me había atrevido a seguir leyendo después de la dolorosa revelación de su infancia. Siento náuseas cada vez que pienso en lo que pudo haber vivido y se me retuerce el estómago ante las imágenes que se forman en mi mente, por lo que he preferido evitar el tema en su totalidad. Sin embargo, hoy debo enfrentar el asunto de una vez por todas, no puedo dilatar más este tema, mucho menos si existe la posibilidad de que esté viva. ¿Cómo se sentiría si supiera que me he vuelto a enamorar? ¿Qué pensaría de Serena y de mí? ¿Se sentiría defraudada, traicionada, reemplazada? ¿O comprendería que toda esta situación se debió a sus propias decisiones?

Debo seguir leyendo, es mi deber averiguar la verdad de Serenity desde su punto de vista, sólo ella puede decirme lo que vivió y sintió para haber decidido acabar con su existencia. Mis manos tiemblan cuando cambio la carta por la hoja que me corresponde leer hoy, siguiendo a la horrible confesión anterior. Veo por encima sus letras y aprecio la dificultad con la que debe haber escrito estas últimas hojas, se nota el dolor en su forma de escribir, puedo percibir su sufrimiento al describir aquellos últimos días a mi lado. Según el recorrido, debería estar en el parque, pero las horas no me alcanzarán para ir y volver, además, ya no necesito regresar a ese lugar lleno de angustia. Miss Hotaru llegó a las nueve de la mañana y debo estar en el Hospital a las cuatro de la tarde, lo que me da un margen de unas cinco horas, descontando el tiempo que necesito para trasladarme.

Ahora estoy sentado en mi sala de ensayo, mientras Serena descansa en cama debido a los cólicos en su vientre, lo que además le provoca una profunda tristeza. Está muy desilusionada por no poder quedar embarazada aún, se ha convencido de que en verdad es estéril y estos dos días ha estado inconsolable, llorando a ratos, aferrándose a mi mientras dormimos, en busca de apoyo. Le he dicho y repetido en varias ocasiones que debe confiar, tener fe y esperanza, que Dios no nos abandonará porque nuestro amor es puro y verdadero, pero al parecer ya nada sirve, y la entiendo. Comprendo su desesperación, pero no me puedo dejar arrastrar por ella, debo ser fuerte por los dos, no permitiré que se hunda en la tristeza, haré todo lo posible para que sea feliz a mi lado como sea, con embarazo o sin él... y para eso debo ser capaz de terminar este episodio inconcluso de mi vida.

"Hoy debo reunirme con mi padre. No quiero ir, tengo miedo... mis manos sudan y tiemblan de sólo recordar. Ya había olvidado... ya había dejado su recuerdo atrás... sin embargo, él insiste en aparecer y aún después de la aberración que cometió al arrancar mi bebé de mi vientre, se ha atrevido a regresar, lo que me demuestra que jamás se detendrá, jamás...

Temo por Darien, temo por su vida y por su futuro. No deseo que él arruine las posibilidades que tiene, porque muy pronto será un pianista reconocido en todo Inglaterra, lo sé, estoy segura. Su habilidad es maravillosa, aún cuando cree que yo toco mejor, él lo hace perfecto, lleno de sentimiento. Estos días he llorado cuando lo escucho... no sabe que me siento en la habitación al lado de su sala de ensayo y me ha dejado anonadada con su forma de interpretar. Nocturno en C menor, de Chopin es la melodía que está practicando... una partitura llena de melancolía y nostalgia de días pasados, días mejores donde éramos felices uno al lado del otro. Siento como mis lágrimas queman la piel de mis mejillas a medida que se deslizan sin que intente detenerlas, pues nadie me ve, sólo yo soy testigo de lo que me provoca la forma con la que sus dedos doblegan las teclas del piano, arrancando los más maravillosos sonidos que he escuchado, inundando mi alma con la suya.

Atada a tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora