Capítulo 27

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Londres - Siglo XIX

Hoy, después de la visita del médico, ha surgido una luz de esperanza de que exista la posibilidad de quedar embarazada, sólo debemos ser constantes y seguir intentando con toda la fe de que el milagro se hará, de que Dios escuchará mis ruegos y nos concederá una familia, es algo que nuestro amor se merece.

Darien se ha quedado profundamente dormido a mi lado y mientras lo observo tan relajado, pienso en todo el sufrimiento que cargaba el primer día que lo vi sobre el escenario, aquella vez que interpretó el primer movimiento de Claro de Luna... su tristeza era palpable en cada nota que me inundó el alma de una pena tan insondable, por lo que terminé llorando debido a la angustia de mi corazón. Ese día quedé fascinada con su poder, me emocioné con su maravillosa forma de interpretar, y desde ahí soñé día tras día con él, con cruzarme en su camino, con que besara mi mano, con mirar sus ojos azules tan profundos y enigmáticos como el océano, con escucharlo tocar otra vez, lo ansiaba con el corazón, con toda el alma.

Ahora está aquí, respirando tan tranquilo, pareciera que todo su dolor ha sido disipado. Ha sido tan valiente al tener el valor de volver a amar y yo he sido increíblemente afortunada de ser quien se ha ganado su corazón. Me recuesto a su lado con suavidad para que no despierte y dejo mi rostro muy cerca del suyo, al punto de que su aliento me hace leves cosquillas sobre los labios, mientras acaricio con suavidad su mejillas y aparto un poco los cabellos que caen sobre su frente. Admiro sus facciones que me fascinan, grabando en mi memoria cada centímetro de su rostro, a la vez que sonrío en silencio, pues ha comenzado ha hacer unas pequeñas muecas debido a las cosquillas que debo estar haciéndole. Al final, alcanzo una de sus manos y la atraigo hacia mi pecho, llena de emoción, cerrando mis ojos.

—Sólo estoy atada a ti, Darien —aseguro con convicción, a pesar de que sé que sigue dormido—. Aún si llegan a apartarme de ti, debes estar seguro de que mi corazón te pertenece, sólo a ti, mi amor...
—Yo también pienso lo mismo, amada mía —susurra de pronto, obligándome a mirarlo, sorprendiéndome con su declaración—. Mi corazón también está atado al tuyo, Serena. Si supieras todo lo que siento por ti...
—Lo sé, no es necesario poner todo en palabras, cuando también se puede ver y palpar lo que sentimos. Estar aquí, junto a ti, con este grado de confianza que hemos logrado en tan poco tiempo, me demuestra que somos almas gemelas, que es nuestro destino amarnos a pesar de cualquier obstáculo o de nuestro pasado.
—Serena... no sé cómo lo haces para enamorarme cada día más. Tus palabras son mágicas, alivian cualquier temor, y sanan las cicatrices de mi corazón como si fueras un bálsamo para mi alma.
—Darien... tú, con todo el dolor que cargabas, te atreviste a salvarme, me aceptaste, me amaste y me hiciste tuya de la forma más hermosa que pudiese imaginar... ay, Darien, no sé como agradecerte, sólo te pido que me dejes seguir amándote.
—Yo te pido lo mismo, Serena, déjame amarte hasta mi último aliento.

Y yo se lo permito. ¿Cómo no hacerlo si sus labios sobre mi boca me suplican para que les de una oportunidad para amarme? ¿Cómo evitar entregarle a él mi corazón si solo a su lado late con fuerza haciéndome sentir más viva que nunca? ¿De qué forma impido que mi alma resuene en consonancia con la suya si están conectadas y fusionadas desde el primer día que nuestros ojos se encontraron? ¿Cómo aparto mi cuerpo del suyo, si sus manos me atraen, me envuelven, me estremecen y me acarician hasta conducirme al cielo? Ya no podemos vivir separados, nos necesitamos mutuamente para respirar, para vivir, para amarnos, para existir...

Esta tarde Darien ha salido a reunirse con su representante para agendar los conciertos de este mes. He estado pintado varias horas, ya que después de la exposición de hace unos días, varios me han solicitado lienzos para sus casas, lo que me ha permitido desarrollar esta habilidad que pensé que tendría que ocultar por el resto de mi vida, pero que Darien ha valorado de tal forma, que me ha dado el impulso necesario para creer en mi y en mi talento.

Atada a tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora