Atada a tí

Capítulo 37

Londres - Siglo XIX

Había pensado que ver a Darien tocar junto a Michiru me iba a ser mucho más difícil, pero en cuanto el piano y el violín sonaron en una perfecta armonía, mi pecho se llenó de una emoción tal que no pude evitar las lágrimas que comenzaron a deslizarse por mi rostro. Oh, era una melodía tan llena de sentimiento, de nostalgia y tristeza, que mi corazón se dejó llevar al son de las hermosas notas que flotaban en el aire, complementándose, acoplándose, hasta que me perdí en el maravilloso sonido que ambos ejecutaban. Tras finalizar, mis felicitaciones para ambos no se hicieron esperar, halagándolos con mi mayor sinceridad. Abracé a Darien aún en presencia de Michiru, no por posesividad, sino que por absoluta admiración hacia quien es mi esposo, mi amado compañero.

Después de recibir a Sir Haruka y regresar a la sala de ensayo, preferí acompañar a Michiru hasta la puerta, ya que había decidido irse para que Darien pudiera conversar con el detective. La miré de reojo mientras caminaba a su lado, viendo lo hermosa que es, extrañándome que aún no tenga pretendiente y me asusta que sea porque ella espera a alguien... prohibido...

—Ha sido un placer escucharla hoy, Lady Michiru.
—El placer ha sido mío, al permitirme ensayar con su esposo, Serena... y dígame por mi nombre nada más, por favor.
—Si usted lo desea. Dígame, Michiru, ¿desde cuándo conoce a Darien?
—Muchos años, en el Conservatorio debíamos dar conciertos en conjunto. Aunque él siempre estaba... acompañado...
—Lo imagino, por Serenity —agrego, para que vea que no le temo a esa parte de la vida de mi esposo.
—Sí, ella no era muy sociable al comienzo, pero luego fue cediendo a ser amiga del grupo.
—Su vida nunca fue fácil, espero que tengamos suerte en este viaje y sepamos finalmente qué pasó con ella.
—¿No tiene miedo, Serena?
—¿Miedo? ¿Por qué habría de tenerlo?
—Por Darien...
—No, confío en él y en el amor que me ha demostrado.
—Si usted cree en él, eso es lo más importante.
—Exacto. Además, ella fue quien escogió su camino, lo cual es muy triste.
—Tiene razón. Darien se hundió mucho tiempo por su culpa, yo... tuve miedo de que cometiera una locura...
—Él jamás lo haría, pero, Serenity sufrió mucho también. Sólo espero que, si está viva, esté bien... se lo pido a Dios —digo con mucha sinceridad.
—Me admira su fe en Darien. Espero que nada los separe —finaliza, para luego salir, dejándome con la enorme duda respecto a sus sentimientos hacia mi esposo.

Camino de regreso, pensando en lo que acabamos de hablar con Michiru, reflexionando en la verdadera posibilidad de que Serenity esté viva y de sus posibles repercusiones. Darien jamás permitiría que ella se mantuviera al lado de su padre después de lo que hemos descubierto en su diario, y esa idea me aterra un poco. ¿Qué haría Darien en ese caso? Pensando en eso, llego hasta la sala y veo a Sir Haruka sentado junto a mi esposo, quienes no notan que ya llegué, por lo que me quedo en el umbral de la puerta.

—Serena sabe todo respecto a Serenity —le oigo decir a Darien.
—¿Todo? ¿Le contó que quizás ella esté viva en Liverpool, cargando un hijo suyo en sus brazos?

¿Qué? ¿Qué acaba de decir? No, eso no puede ser... ella... ella... Darien, él no...

Mi respiración se vuelve agitada de un momento a otro, obligándome a tomar mi vestido con fuerza para tener un apoyo en el que sostenerme. Miro a Darien y lo veo cabizbajo, dubitativo, ¿arrepentido? Entonces, ¿es verdad? ¡Dios! Por favor... ¿Por qué él me ocultaría algo así? Si Sir Haruka se lo está preguntando, es una información que maneja de hace algunos días, ¿cómo no me lo había dicho antes?

—¿Es cierto eso? ¿Darien? —consulto en cuanto veo que sus ojos se han fijado en los míos, viendo en ellos el reflejo de su culpa—. ¡Dime, Darien! ¿Es cierto? —exijo otra vez su respuesta.

Él solo asiente de forma muy leve, como si estuviera aterrado ante la posibilidad de que hubiera descubierto su secreto y yo siento que mi frágil corazón se rompe en mil pedazos ante aquella noticia tan inesperada. ¿Serenity podría tener un hijo de Darien? ¿Cómo, cuándo, por qué?