Jimin se quedó callado. Las palabras no lograban salir de su boca, pero a cambio las lágrimas escurrían una tras otra por sus mejillas.
Él deseaba con toda el alma casarse con el Señor Black, tener un proyecto de vida juntos y estar dispuestos a darlo todo por amor. La emoción lo embriagó y la felicidad lo invadió, tanto que de la nada comenzó a reír sin control al mismo tiempo que las lágrimas hacían su recorrido.
—Si Jungkook—sollozó lanzándose a los brazos del mayor— ¡Si quiero!
El azabache por fin soltó el aire que había estado reteniendo y sonrió. Después de eso tomó al chico entre sus brazos y trató de calmarlo, pues parecía que no podía calmar su llanto. Él también estaba feliz, muy feliz porque jamás creyó posible el poder casarse y formar una verdadera familia.
—Este es un símbolo de una vida juntos, una promesa entre tú y yo— le susurró al oído mientras que sus manos acariciaban suavemente los mechones castaños del menor, permaneciendo así hasta que Jimin finalmente lo soltó y le miró con sus hermosos ojos azules y una sonrisa en los labios.
—¿Me lo vas a poner?— preguntó felizmente extendiéndo su mano.
Jungkook la tomó y dió un beso en su dorso antes de colocarle el anillo en su dedo anular. Las manos les temblaban y con una sonrisa enorme que aún mantenían, el azabache se colocó la máscara y salieron de la habitación para informarles a los empleados que iban a contraer matrimonio. Quizá dentro de un año, para poder preparar mejor aquella ceremonia tan importante.
Muchos hicieron gestos de molestia porque pensaban que el muchacho castaño estaba con él únicamente por el dinero y poder, pero la mayoría mostró felicidad por la hermosa pareja que siempre dió a notar la sinceridad y la pureza de su amor.
Sin embargo, aquel compromiso no cambió el hecho de que Black deseaba que Jimin fuera más fuerte. Él lo protegería y de eso no había dudas, pero también quería que el menor pudiera defenderse solo. Por eso los meses siguientes el entrenamiento continuó sin perdonar un sólo día.
El castaño aprendió a desarmar a sus oponentes, además de que copió algunos movimientos del Señor Black que mas tarde le fueron muy útiles para utilizarlos en peleas. El enmascarado se sorprendió al darse cuenta de que sólo bastaba que hiciera los ataques una vez para que su prometido pudiera memorizarlos a la perfección. Aprendía bastante rápido.
Incluso había ocasiones en que lanzaba golpes certeros y continuos que a Black le era difícil esquivar. En más de una ocasión estuvo a punto de ser noqueado por el menor. Jimin se había vuelto bastante impredecible en cuanto a movimientos, y eso era satisfactorio para el enmascarado.
Jimin había aprendido muchas cosas, pero el Señor Black también.
De alguna manera, tener esas pequeñas peleas con su prometido le sirvió para entrenar de igual manera. Ahora sabía que podía perder y por supuesto que no deseaba aquello, porque sería dejar a Jimin y a Yuan solos. Por esa razón ponía todo su empeño en ganar siempre, aunque se tratara del castaño.
Y así fueron casi todos los meses, entrenando, practicando, pelando. El tiempo siguió corriendo tan rápido y tan imperceptible que en un parpadeo, Jimin ya había cumplido veintiún años.
—¡Papi!—gritó el pequeño Yuan caminando mientras que en sus manos mantenía un chocolate a medio abrir— ¡No puedo!
—A ver mi amor— Jimin lo cargó entre sus brazos y comenzó a quitar parte de la envoltura para dárselo al menor.
De pronto, al pasar por la sala se dió cuenta de que un hombre de cabellos largos y castaños permanecía de pie frente a una pintura que colgaba en la pared. Su porte era muy elegante e inmaculado. Llevaba puesto un traje de color blanco bastante ajustado que daba a notar su buen físico.
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🂡♕Sᴇɴ̃ᴏʀ Black♛🂱
Action-Si realmente quieres destruir a Black, entonces primero debes destruir al cisne. -¿Al cisne? -Hasta ahora, nadie sabe su nombre, nadie sabe de dónde salió y porqué el Señor Black le protege tanto... Lo que si se sabe, es que ese muchacho es su mayo...