🂡♕Sᴇɴ̃ᴏʀ Black♛🂱

•O3•

Black permanecía sentado en una silla frente a un elegante escritorio mientras que un hombre joven se mantenía hincado en el suelo con lágrimas descendiendo por sus mejillas.

—Dame una buena razón para no matarte.— le dijo con ese tono de voz frío que ponía a temblar a cualquiera, mirándolo con sus profundos ojos negros.

—Y-Yo... Señor Black por favor... Mi familia.

—Tu familia no se verá involucrada en éste asunto, así que dime ¿Por qué no debería matarte?

El hombre siguió llorando mientras el encapuchado lo miraba sin ninguna emoción, pues durante la madrugada uno de sus empleados le informó que ese sujeto había intentado robar en una de las bodegas que tenía en Nueva York.

—¿Qué estabas buscando allí?— insistió poniéndose de pie mientras apuntaba con su arma en la frente del hombre que inmediatamente suplicó por su vida.

—¡Por favor Señor Black! ¡Por favor!

—¿Qué era lo que estabas buscando? Te daré tres segundos. Uno. Dos...

—¡Armas!— al fin respondió en un sonoro grito— ¡Me enviaron a hacerlo, yo no quería!

—¿Quién?— El hombre negó con la cabeza y siguió sollozando por piedad.— ¿Quién fue?

—N-No lo sé.— cerró los ojos desesperado y pronto no sintió más el arma en su frente.

El enmascarado caminó nuevamente al escritorio y miró fijamente al hombre con sus ojos completamente llenos de oscuridad. Esos ojos tan profundos como el abismo que tan bien lo caracterizaban. 

—Tu hija es linda— murmuró mostrándole una imagen que debió haber sido tomada pocas horas antes—. Sería una verdadera lástima que algo le sucediera ¿No crees?

El hombre de cabellos castaños abrió los ojos enormes y comenzó a negar sin darse cuenta en qué momento los empleados de Black ya lo arrastraban fuera.

—¡No por favor!— suplicó— ¡Dijo que mi familia no se vería implicada!

Jungkook tomó asiento y entrelazó sus dedos sobre el escritorio, moviendo sus labios bajo la máscara.

—Cambié de opinión.

—¡No por favor!— el hombre lanzaba patadas hasta que no pudo más— ¡Aleksei Ivanov!

El azabache hizo una seña con su mano para que los hombres se detuvieran y dejaran libre al intruso.

—¿Quién es?— preguntó serio.

—E-Es un ruso... Un traficante de armas, un hombre involucrado en el lavado de dinero que últimamente ha ganado mucho reconocimiento y poder.

Black levantó una ceja y sonrió de lado, aunque el hombre castaño solamente veía una máscara blanca y unas orbes oscuras mirarle con fijeza.

—Escúchame— se acercó con una voz ronca y llena de advertencia— Te dejaré ir y te daré lo que fuiste a buscar, pero a cambio de eso, quiero que me traigas más información sobre Aleksei Ivanov, quiero que le hagas confiar en ti y te conviertas en mi espía.

El hombre sabía que aquello era un suicidio, sin embargo prefería intentarlo a morir ahí.

—E-Está bien.