🂡♕Sᴇɴ̃ᴏʀ Black♛🂱

•39•

Hyuksu sonreía de manera cínica sin apartar su retadora mirada de su primogénito. Estaba demasiado confiado en que saldría vivo de allí, pues las órdenes de Aleksei habían sido claras: asesinar al Señor Black a como diera lugar. Por lo tanto apenas iniciara el tiroteo, todos los hombres que iban con él, atacarían a su hijo aunque murieran en el intento.

—¿A qué viniste realmente... Jungkook?— soltó con sorna sabiendo muy bien que probablemente nadie de los presentes conocía ese nombre.— Ups.

Amplió su sonrisa y quiso seguirse burlando, estaba seguro de que su hijo ya no utilizaba el nombre Jérome desde hacía tiempo; sin embargo el eco de un disparo resonó por todo el lugar y uno de sus hombres cayó al suelo con un hoyo adornando su frente.

—¡Hijos de perra!— gritó otro y sin seguir las órdenes, comenzó a disparar, inscitando a los demás a hacerlo de igual manera.

—¡Deténganse!— ordenó Hyuksu aún desconcertado, pero nadie le hizo caso y siguieron disparando.

El encapuchado junto con Oliver corrieron rápidamente a refugiarse tras las puertas de la camioneta y a corresponder el ataque.

Los disparos lograban escucharse desde una gran distancia y lo único que esperaban, era acabar antes de que la policía interviniera, aunque realmente aquello no importaba, muchos oficiales se hacían de la vista gorda ante las acciones del Señor Black ya que temían por ellos y sus familias, y el único hombre que verdaderamente lo investigó hacía algunos años, se rindió al no encontrar ninguna prueba en su contra. Era solamente por el escándalo que iban a causar.

—¡Alto!— volvió a gritar Hyuksu con los nervios empezando a poseer su cuerpo. No se suponía que fuera así. Muchos de sus hombres estaban cayendo y su hijo seguía de pie como si nada estuviera pasando.— ¡Recuerden que el objetivo es matar a ese imbécil! ¡Apunten hacia él!

Los hombres finalmente reaccionaron y sin importar de dónde venían las balas y a quien asesinaban, ellos iniciaron los disparos hacia donde el encapuchado se encontraba.

—¡Malditos! ¡El objetivo es el Señor Black!— gritó Oliver a través de un radio y volvió a disparar contra los enemigos.

Las balas iban de un lado a otro, algunas hiriendo, algunas matando, pero fue esa bala la que logró que todos se detuvieran y que el silencio gobernara por los siguientes segundos, la bala que logró atravesar el cuerpo del encapuchado, la bala que Hyuksu disparó.

Mientras tanto, en la mansión, Jimin aún cojeando llegó hasta la puerta principal y allí logró ver a los guardias totalmente alerta, y es que  fuera de las rejas que rodeaban la mansión, tres camionetas bastante amplias se encontraban estacionadas.

—¿Qué es lo que pasa?— preguntó a uno de los hombres.

—¡No salga! — pidió rápidamente tomando a Jimin del brazo para meterlo nuevamente a la mansión.

—¡¿Pero qué pasa?! ¡Díganme!

—Lo lamento, el Señor Black nos advirtió que algo así podría suceder... Parece que esos hombres de afuera vienen de parte de Aleksei.

—¿Qué? ¿Y qué es lo que haremos?

—Usted nada, lamento decirlo, pero debe quedarse aquí, nosotros nos vamos a encargar.

—No me voy a quedar de brazos cruzados ahí dentro.— habló en voz baja y furiosa.

—Con todo respeto, es lo que hará. No voy a permitir que salga, aún está un poco débil y su cuerpo no se encuentra en condiciones de pelear. Así que por favor se lo suplico, no salga.