🂡♕Sᴇɴ̃ᴏʀ Black♛🂱

•27•

Iluminados por las luces de la noche, ocultos debajo de una gruesa capucha y bajo el silencio sepulcral del salón, el Señor Black junto con su Cisne se abrieron pasó entre la multitud de invitados que miraban atentos cada paso que daban. Era como si en ese momento todo se hubiera detenido gracias a la presencia de aquellos dos hombres de mirada penetrante y aura oscura.

—¡Señor Black!— exclamó Chunghee extendiendo sus brazos al enmascarado—¡Que la música continúe!— ordenó con una expresión vivaz.

La gente comenzó a desviar su mirada, volviendo a las pláticas sosas que siempre tenían lugar en dichas reuniones. Negocios, negocios, negocios.

—No podíamos faltar—sonrió con simpleza— Espero que a tus invitados no les moleste mi presencia o la de mi Cisne.

—Por supuesto que no— negó rápidamente el hombre moviendo la cabeza al mismo tiempo de un lado a otro—. Y si es así, pues esas personas pueden retirarse. Para mi es un gran honor que ustedes estén aquí Señor Black.

El anfitrión permaneció charlando con la pareja por un buen tiempo, sacando temas de negocios y de ciertos individuos indeseables que ponían todo el orden de cabeza.

—Discúlpenme un momento— habló el hombre caminando hacia una pareja que recién acababa de llegar.

—¿Ya te quieres ir?— preguntó Black hastiado.

—Hemos estado aquí menos de una hora—respondió el rubio con la misma expresión llena de aburrimiento que el mayor.

—Pero venimos, es lo que cuenta ¿No?—  sonrió ampliamente mirando la pequeña sonrisa que se formaba en los labios de su esposo también.

—Bueno, en ese caso, vámonos.

—¡Perfecto! Solamente necesito usar el sanitario, creo que bebí demasiado en tan poco tiempo.

—De acuerdo, aquí espero.

El enmascarado se alejó con pasos despreocupados hacia Chunghee, quien amablemente le indicó a donde debía ir. Una vez allí, se aseguró de que nadie lo viera y sacó enseguida su celular para realizar una llamada.

—¿Ya está lo que te pedí?— preguntó apenas respondieron.

-Si Señor Black, está listo.

—Bien, iré para allá.

Habló un par de cosas más tratando de no demorar demasiado, hasta que finalmente colgó y guardó su móvil, acomodó su capucha perfectamente y estaba a punto de volver con su esposo de no ser porque alguien se atravesó en su camino.

Tacones altos que resonaban en el piso del pasillo, vestido rojo ajustado que se amoldaba perfectamente a su figura y que hacía lucir hermosamente su pálida piel y cabello largo de color azabache.

—Señor Black— le saludó la fémina con una sonrisa en sus gruesos labios pintados con labial rojo.

—Yangmi.

—Hace tiempo que no nos vemos— mencionó caminando hasta él para apretar con su mano el hombro del encapuchado— Me tienes muy olvidada— se quejó con fingida tristeza mientras las uñas largas de sus dedos acariciaban descaradamente los labios del azabache que permanecían descubiertos.