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La mañana siguiente había sido un poco caótica, pues a primera hora, el Señor Black había partido para el viaje a Nueva York y luego de aquello vinieron los problemas; Haruki y Taylor comenzaron una riña en donde dos empleadas terminaron lesionadas luego de que los individuos iniciaran una pelea a golpes por razones que realmente nadie conocía. Habían causado un increíble alboroto hasta que finalmente Jimin logró separarlos tras varios intentos, ambos parecían dos fieras queriendo asesinarse.

—Realmente no me importa el motivo por el cuál se pelearon— dijo el rubio severamente observando a ambos hombres sentados frente al escritorio de la oficina—, pero más les vale que no vuelva a suceder... No quiero que sus problemas personales interfieran con su trabajo y con ésta casa porque la próxima vez que vuelva a ver una conducta de ese tipo, los dos se van a ir derechito a la mierda y no me va a importar cuantos años estuvieron aquí, ni tampoco me va a importar si son amigos de Black o míos... ¿Quedó claro?

—Si señor.— murmuró Haruki con la cabeza baja y el ceño fruncido.

—Yo no fui quien lo inició.— masculló Taylor apretando los puños.

—No me importa quién empezó— respondió el menor azotando los puños en el escritorio, haciendo que ambos hombres brincaran por el susto—, dos empleadas salieron lastimadas Taylor y fue por culpa suya, así que no me vengan con estupideces de quien le pegó primero a quien... No quiero que vuelvan a actuar de esa manera, ambos ya son adultos y considero que son maduros también, dejen de comportarse como dos niños idiotas.

—Lo siento— finalmente respondió aún enojado.

—Como sea, están advertidos— suspiró—. Ya váyanse.

Los dos se pusieron de pie y salieron de la oficina sin dirigirse la palabra.
Jimin por su parte se dejó caer en la silla de cuero negra y liberó un largo suspiro mientras cerraba los ojos tratando de retener la calma.

—¿Señor Swan?— tocaron la puerta suavemente.

—No me digas así— habló sin ver a la persona que estaba entrando, aunque podía reconocer su voz de inmediato—. No tienes que ser tan formal.

Irina se adentró a la oficina con una suave sonrisa en los labios e hizo una reverencia.

—De acuerdo. El detective Naoto está aquí.— informó la mujer esperando instrucciones.

—Bien. Que pase— respondió al tiempo en que se frotaba la cara en señal de estrés.

La pelirroja asintió y salió para que a los pocos segundos, un hombre de cabellos oscuros hiciera acto de presencia en la oficina.

—Buen día Jimin— sonrió amablemente mostrando su blanca dentadura.

—Buen día detective.

—Oh vamos... Como si no nos conociéramos de años, sabes que no tienes porqué llamarme así.

—Lo siento Nao, lo que sucede es que mi esposo no esta y apenas se fue tuvimos problemas con dos hombres.

—Hmm, al menos lo controlaste, eso es bueno.

—Si, supongo— resopló— ¿Y qué te trae por aquí?

—¿El Señor Black no te informó de mi visita?

—No lo hizo— negó con la cabeza— Creo que omitió ese detalle.

—Oh vaya... ¿Prefieres que vuelva otro día? No tengo ningún inconveniente.

—No, está bien. Dime qué puedo hacer por ti.

—Vine porque el Señor Black me habló anoche y me dijo lo que había pasado con ese hombre y la niña que encontraron en el auto.

🂡♕Sᴇɴ̃ᴏʀ Black♛🂱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora