Narra Alba
Ya había llegado el día en el que nos íbamos todos hacia aquel pueblo de Galicia. Estaba muy nerviosa pero no entendía muy bien el porque. Quizas por que tenía que compartir casa con Natalia y no sabía muy bien que es lo que pasaría, pero en realidad tengo muchas ganas de pasar tiempo con ella.Se que es demasiado suicida volver otra vez a la batalla sin saber realmente lo que ella siente por mi, porque una canción no significa nada. Aunque para que mentirnos, para mi lo significó todo.
Tengo miedo. Miedo a volver a caer otra vez en lo mismo y no saber salir si no es de su mano. Miedo a perderme en sus ojos y no saber pensar en otra cosa. Miedo a que me toque alguien que no sea ella.
Salí de mis pensamientos cuando tocaron a mi puerta. Ya era hora de partir hacia Galicia y ahí estaban todos esperando en sus respectivos coches.
-Venga Alba joder que luego hay mucho tráfico!-grito María con la cabeza por fuera de la ventanilla
-Voy Voy!-dije corriendo con las manos en alto hacia mi coche
Abrí la puerta y como no, me había tocado en el mismo coche que Natalia. No se si pasar 8 horas de viaje en el mismo coche que Natalia sería bueno o malo, lo único que se esque no pude ocultar la sonrisa cuando entre y la vi con dos chaquetones, su gorrito y su bufanda, que parecía que iba a ir a la Antártida.
-Hola-dijo Natalia saludando con la mano
-Pero a donde te crees que vamos-dije riendome de ella
-Oye no empieces eh-dijo Natalia haciéndose la enfadada
Era tan jodidamente adorable, que mis actos actuaban por inercia. Y tanto, como que le di un beso en su mejilla.
Ella se sonrojo, pues había sido el gesto más cariñoso que había tenido con ella después de todo lo que paso.
-Oye ¿a donde les llevo tortolitas?-dijo Damion desde el asiento del conductor percatandose de lo que había ocurrido
Todos los de aquel coche nos reímos ante aquella situación
-Dejales intimidad cari-dijo África desde el asiento se copiloto, mirandome de una manera un tanto peculiar
Yo sólo pude poner los ojos en blanco ante aquel juego que se traían entre manos. Sin embargo Natalia se reia de aquella situación.
Pasaban las horas de trayecto y poco a poco mi cuerpo me pesaba más, me sentía muy cansada. Traicionada por mi propio cansancio, cai rendida en el regazo de Natalia donde dormi placidamente.
Me desperté porque escuchaba mi nombre. Era una voz dulce que calaba todos mis sentidos. Era una voz excitante, que reconocería en cualquier lugar
-Albi, despierta-dijo Natalia en un susurro
-Ummh..
-Venga rubia, no me hagas cogerte en brazos-dijo arqueando una ceja y con una sonrisa picara
Y me desperté de golpe, dándome cuenta de aquella situación. Abrir los ojos y encontrarme sobre las piernas de Natalia agarrada a su cintura, mientras ella mantenía una conversación con mi subconsciente.
-Eh perdona, seguro que te he molestado mucho durante el viaje, yo...-dije entrecortada y nerviosa ante aquella situación
-Tranquila Albi-dijo con una sonrisa mientras me acariciaba la cabeza
Albi. Joder, en sus labios suena aún mejor. Creo que es la única persona que es capaz de tranquilizarme solo con un par de palabras.
Cogimos las maletas de la parte trasera del coche y nos dirigimos hacia el interior de la casa ya que nos percatamos de que éramos las últimas en entrar.
Realmente aquello era precioso. Una casa rústica y antigua por fuera, pero por dentro contaba con cualquier cosa que soñarias con tener en tu casa. Dormitorios enormes, un salón acogedor con chimenea, salas de juegos, piscina climatizada y unas terrazas en las que podías divisar todo el pueblo. Iba a ser un fin de semana increíble.
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Ya habíamos soltado todos nuestras maletas y nos habíamos acomodados casa uno en su habitación. Al ser tan grande, teníamos habitaciones para todos. Sinceramente es un alivio saber que no me ha tocado compartir el dormitorio con nadie. Me cuesta mucho sentir a alguien al otro lado de la cama desde lo de Joan, ya que los recuerdos que este me deja no son del todo bueno que digamos.
Esa misma tarde fuimos a visitar el pueblo todos juntos menos Julia y Carlos que querían tener un poco de intimidad. Aquello cada vez me sorprendía más, era el típico pueblo de película.
Aprovechamos y hicimos la compra, nosotros nos encargabamos de la comida y María y África de la bebida, como no. Esa noche olía a fiesta.
Una vez en casa cada uno se tomó un tiempo libre para descansar o prepararse un poco para la fiesta, que aunque fuera en casa había que ser un poco sofisticada. Yo opte por leer un rato antes de meterme en la ducha. Un libro de poesía nunca venía mal así que cogí La línea curva de tu sonrisa y me dispuse a leer durante un buen rato.
Acabe y me dispuse a entrar en la ducha cuando tocaron a la puerta.
-Hola
-Hola-dije avergonzada
Ahí estaba Natalia, liada en una toalla. Esto debía ser un sueño, no podía ser real.
-Esque no se que pasa con la ducha de mi dormitorio que no funciona, y era por si me podía duchar aquí-dijo mientras tiritaba por el frío
Natalia me estaba pidiendo si se podía duchar en mi ducha. Esto es una puta fantasía, nunca me imaginé que esto sería tan intenso.
-¿Holaa? Tierra llamando a Alba-dijo ella mientras se reia
Mierda, me había quedado demasiado tiempo pensando
-Eh, si, claro que te puedes duchar aquí-dije con una sonrisa- pero me iba a duchar yo justo ahora-hice una mueca
-No pasa nada nos duchamos juntas
-¡¿Que?!-por un momento se me paro el corazón
-Que es broma rubia, aunque te encantaría- dijo giñandome el ojo mientras entraba en la habitación y se sentaba a esperar
Yo, con todas esas emociones, entre en el baño y me di una ducha aunque sin entretenerme mucho.
Sali de la ducha pero, mierda, me había olvidado las bragas fuera.
-¿Natalia me puedes traer unas bragas por favor?-dije gritando para que me escuchara
Un minuto después apareció Natalia en el cuarto de baño con un tanga negro de encajes, la verdad que era el que más me gustaba de los que tenía, lo único que me sorprendió fue porque escogio un tanga cuando le dije unas bragas
-Oye y esa elección?- dije curiosa
-Lo he escogido porque es el que me encantaría arrancarte con la boca- y desapareció con una sonrisa
Sólo ella sabía cómo hacerme sentir esas cosas, una mezcla de rabia y excitación.
No juegues con fuego Natalia.
No te vayas a quemar.
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She knows she's toxic| Albalia
FanfictionEran dos chicas, Alba una rubia de metro sesenta, a la cual le encantaba cantar y dibujar, es más estudiaba Bellas Artes, y por otro lado Natalia, una chica de pelo negro de metro ochenta la cual tenis una personalidad un tanto peculiar. Era muy con...