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Narra Natalia
-Joder Alba, esto no tendría que haber pasado-dije llevandome las manos a la cabeza mientras me movia de un lado a otro

Ella estaba sentada en el sofá con la mirada perdida, sin reaccionar.

Yo seguía dando vueltas por mi salón cuando me di cuenta de cómo se podía sentir ella ahora mismo y se me rompió el alma. Me acerqué a ella y me puse de cuclillas delante suya.

Nuestras miradas se encontraron, eran tristes y estaban rotas. Desprendían miedo, dolor, pena, mucho más allá de la luz que desprendía cuando estábamos juntas.

Y ella no pudo contener el llanto y yo tampoco.

-Alba, lo siento...-dije como pude

Ella se abalanzó sobre mi, abrazandome con fuerza, uniendo nuestras alma más allá de nuestros cuerpos.

No se cuanto tiempo pasamos así, pero no quería que se acabará.

-Natalia, dime algo, dime que sólo lo has dicho para que me marché, dime que no es verdad, por favor Natalia, yo...-dijo ella atascandose con sus propias palabras

-Te lo voy a contar, sólo necesito que te trnquilizes-le pedí

-¿Pero cómo quieres que me tranquilize si la persona de la que estoy enamorada me acaba de decir que se está muriendo?-grito desesperada

Y a mi se me paro el mundo en ese momento, no se si fue por el dolor que desprendía aquello o por el hecho de que siguiera enamorada de mi después de todo.

-Alba por favor, sólo te pido esto, vamos a dormir. No se a que hora llegarán mi padre y mi hermana pero no quiero que nos vean así, Helena no sabe nada. Y mañana, te prometo que mañana nada más me levanté te lo explico-dije rogandole

Y ella aunque no parecía muy convencida, asintió.

Ambas nos dirigimos a la cama en silencio y nos adentramos dentro de ella. Supongo que para nadie es fácil irse a dormir sabiendo aquel dato aterrador y sin ninguna explicación, pero creedme que era lo mejor.

Bajo el edredón nuestros cuerpos se encontraron y volvieron a encajar a la perfección, ella se hundió en el hueco de mi cuello mientras yo le acariciaba el pelo en la oscuridad.

-Nat... prometeme que no te vas a morir-me pidió

-Alba...-dije sin saber como responder a eso

-Prometemelo... por favor-me volvió a pedir rota

-Te lo prometo-dije al fin, apretando más su cuerpo contra mi piel.

Y esa noche prometi algo que no podía cumplir, por que no dependía de mi, no dependía de nadie.

La vida a veces es el mayor reto del ser humano, hay obstáculos. Algunos que simplemente se pasan por arriba y otro sin embargo que te derriban sin miramiento.

Y esta vez la vida ganaba por partida doble.

_________________________

Los rayos de sol me estaban atormentado, abrí los ojos y contemple a una Alba despierta, echa un manojo de nervios esperando que me despertará.

-Buenos días rubita-dije intentando aparentar normalidad

-A partir de hoy sólo son días...-dijo con la cabeza agachada.

-¿Ves? Esto era lo único que quería evitar-bufe

Ella esperaba ansiosa mis explicaciones.

- Un día comencé a sentirme mal, bastante mal. Simplemente no le di importancia, pensé que sería cualquier síntoma repentino. Todo ello se volvia a repetir a lo largo de la semana y fui al médico- hice una pequeña pausa- ni si quiera ellos sabían que era lo que tenía, sólo sabían que las consecuencias que eso tenía eran devastadoras- dije aunque me paré al verla llorar

Le acaricie suavemente la mejilla y le limpie las lágrimas mientras le mostraba una sonrisa triste.

-Y bueno ya sabes que mi padre tiene un nivel económico bastante elevado por lo que se lo conté, es la única persona que lo sabe, bueno y ahora tu también. Me pago los mejores médicos que pudo encontrar y me planteo la idea de irme a los Ángeles para poder encontrar una especie de cura que simplemente me "mejoraba la vida" pero no me libraba del final-dije explicandome

-Pero Alba, yo jamás me hubiera marchado, ni si quiera por salvar mi vida. Joder, eso no me importa nada. Si me fui, fue por el simple hecho de tu felicidad a costa de la mía, por que te quiero más que a nada en el mundo. Alba, tienes 23 años, tienes mucha vida por delante y yo no puedo permitir que te la arruines por mi culpa. Tu me quieres y probablemente te hubieras volcado en cuidar de mi, pero nada de eso sirve ya. Algún dia me dejaran de funcionar las piernas, quizas algún día pierda la visión y al final simplemente seré una carga para ti, alguien incapaz de valerse por sí sola y yo no puedo soportar que me mires con cara de pena. Yo no puedo soportar que tus días se basen en no saber que día vas a volver a casa y me vas a encontrar sin vida. Y lo siento, perdóname, pero si te lo hubiera contado jamás me habría ido-dije liberandome de todo

Ella no tenía palabras, había estado escuchandome en todo momento, todo lo que había desconocido hasta ahora le estaba plantando cara.

-¿Cuanto?-pregunto con un hilo de voz

-No se sabe, puede pasar mañana o quizas dure toda la vida-dije yo

-¿Y que hacemos?-pregunto confusa

-Tu vas a volver a tu vida, a tu trabajo y tus cosas y yo pues viviré como pueda-dije con todo el dolor de mi corazón

-No no, no me apartes de tu vida, porfavor-dijo suplicandome

Y a quien se lo iba a negar, la necesitaba en mi vida para ser feliz y tenía claro que hasta el último de mis días la haría feliz pero sobre todo, le ayudaría a quererse y a aprender a estar sin mi.

Me acerqué a ella y puse mi frente sobre la suya, sus ojos seguían mojados pero ahora brillaban un poco más.

-Vamos a ser felices de una vez por todas Alba-dije convencida

Ella sonrio y se lanzó a mis labios. Nunca me cansare del sabor de sus besos, del sentir que lo tengo todo cuando estoy a su lado, de su olor ni de sus ojos.

-¿Pensabas en mi cuando estabas en Los Angeles?-me pregunto sonriendo

-Jamás deje de hacerlo cariño-dije sincera

-Te quiero, te prometo que vamos a vivir la vida como si nos quemaran los pies, como si nos faltará mundo para correr, te lo prometo-me dijo volviendo a besar mis labios.

La necesitaba, y ella me necesitaba a mi.

Acabamos la conversación entre besos y gemidos, muchas sensaciones y un par de orgasmos que sabían a hogar.

Ambas habíamos acabado desnudas enredadas en las blancas sábanas de mi habitación. Ella estaba con su cabeza apoyada en mi pecho mientras yo miraba al techo.

-Me vas a tener que ayudar a contárselo a mi hermana-dije de repente

-Eso no lo dudes, se que es difícil contarlo por eso jamás te dejaré sola-me dijo ella besando mi pecho y agarrándose con fuerza a mi cuerpo.

-Oye, si alguna vez soy un problema por favor...-dije sin poder continuar ya que me corto

-¿Sabes que les pasa a los periquitos cuando se les separan de su pareja?
Que el primer día dejan de cantar, el segundo dejan de comer, y ya al tercero o al cuarto se mueren de pena. ¿Sabes por qué? Porque nacen para estar juntos. Natalia, sea como sea, contigo hasta el último de los días

-Te amo-dije en susurro

Y era la verdad, amaba a esa chica y ni la peor de las enfermedades ni la muerte iban a cambiar eso.

Se bien que es amar.

She knows she's toxic| AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora