XLVI

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Narra Natalia

-Joder Mari, ¿Enserio que tenias que presentarte en mi casa a las 9 de la mañana?-dije cabreada

-Que si joder, y no te quejes que llevo año y medio sin verte el pelo, ¡tendré que disfrutar de ti coño!-dijo ella mientras tiraba de mi cuerpo sacandome de la cama

-Bueno espera que me vista o algo.

Una vez vestida, salí de mi habitación pasando por la cocina, donde se encontraba mi hermana desayunando.

-La próxima vez que le habrás la puerta, te las veras conmigo pequeña-dije apuntando con un dedo a mi hermana intentando desafiarla.

Poco después salimos a la calle. Madrid a esas horas era un puto congelador, pero sentaba muy bien verlo tranquilo y poco transitado.

No se si quiera a donde nos dirigimos simplemente me deje llevar por María. Caminaba por las calles y lo notaba todo diferente, la gente, los bares, el tráfico...

Todo había cambiado, y yo sin embargo, seguía siendo la misma.

-Bueno pues ya hemos llegado-dijo la Mari parandose delante de una galería.

-Mmm y se puede saber desde cuando te gusta el arte-dije graciosa

-Limitate a mantener tu boca cerrada Lacunza-dijo amenazante

Yo simplemente rei.

Entramos dentro de la galería y en pocas palabras aquel lugar era increíble. Era un establecimiento espacioso y tenía un ambiente bastante caotico que te proporcionaba mil sensaciones.

Pero sin duda lo mejor que había en ese lugar eran los cuadros. Puras obras de arte rodeaban aquel lugar. Los trazos de aquellas siluetas los había visto antes, pero no sabía donde, quizas simplemente este inspirado en algún pintor conocido.

-¿Es flipante verdad?-me pregunto María al ver mis caras.

-Sin duda alguna, has acertado de pleno, pero ¿Porque me has traído?-pregunté confusa

-Nada, sólo es arte-dijo riendose

Y eso me daba muy mala espina. Continuamos viendo aquellas exposiciones hasta que llegamos a una especie de sala "especial". Por lo que me dijo María ahí se encontraba la pieza más preciada de la galería.

Después de ver todas aquellas increíbles obras, estaba entusiasmada por ver que escondia aquella sala. La sala estaba repleta pero poco a poco se fue vaciando. Todas las personas que salian se me quedaban mirando y cuchicheando.

-Oye que tengo en la cara-dije riendome

-Ojos, nariz, no se lo típico ¿Por Que?-dijo intentando soñar graciosa

-Todo el mundo me está mirando-dije incrédula

-Oye guapa, que a lo mejor me miran a mi, que no eres el centro del mundo-dijo haciéndose la ofendida.

Después de aquello, la sala se encontraba totalmente despejada por lo que entramos. Estaba completamente vacía, literalmente. La sala era bastante grande como para estar vacía, no entendía nada.

-Pero Mari ¿que se supone que tengo que ver aquí?-pregunté super confusa

-Tumbate en el suelo y relajate, confia en mi-me dijo ella

No entendía nada, pero así lo hice. El suelo era de madera por lo que no pasaría frío ahí tirada.

Era lo último que me esperaba. Indescriptible. Nunca había visto nada igual. Era pura magia.

She knows she's toxic| AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora