Enamorada del 20 (Marco Asensio)

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Unas horas después seguíamos en aquella maldita sala de espera si saber nada de mi padre, ya que su situación era bastante critica.

- ¿Me cuentas algo bonito? - le pregunto a Marco tratando de evitar sentirme peor o de seguir dándole vueltas al tema de mi padre.

- Claro - me dice con una sonrisa - ponte cómoda - me dice pensando algo

Acomodo mi cabeza sobre su hombro y empiezo a escuchar el maravilloso relato que estaba por contarme, me sentía un poco como una niña a la que le contarían un cuento antes de dormir.

- Había una vez un joven que a pesar de aparentar felicidad y perfección, no lo era, le faltaba algo - empieza a relatar pero soy incapaz de seguir escuchándole sin interrumpirle.

- ¿Se supone que esto es feliz? - le pregunto arqueando una ceja.

- Si - me contesta suspirando - ¿puedo seguir? - me pregunto y asiento con la cabeza antes de volver a apoyarme en su hombro - Ese joven a pesar de haber cumplido todos sus sueños de niño, era incapaz de alegrarse por ello porque le faltaba alguien con quien compartirlo. Cuando murió la persona más importante de su vida creyó que jamas volvería a sonreír.

- ¿Me estas vacilado? - pregunto incrédula, ¿como alguien seria feliz después de perder a la persona más importante de su vida, creo que se aprende a vivir con ese dolor, pero que jamás se olvida.

- ¡Sofia! - se queja de nuevo porque le interrumpo, creo que soy peor que los niños, hago como que cierro mi boca con una cremallera invisible y le invito amablemente a continuar- afortunadamente ese joven estaba más que equivocado. Un día tan normal como otro haciendo lo que mas le gustaba, que además era su trabajo se encontró a una joven algo alocada que a pesar de decirle cosas verdaderamente hirientes, le gusto.

-¡Oinss que bonito! - digo con una sonrisa, pero añado con una mueca - aunque eso en la vida real no pasa, alguien te dice algo hiriente y le mandas tan tranquilo a la mierda.

- Amor ¿quieres contar tu la historia? - me pregunta divertido.

- No perdón - contesto - te prometo que ya no hablo - digo volviendo a hacer ese gesto de cerrarme la boca, pero ahora además hago que tiro la llave, la gente de esta sala creo que se esta empezando a plantear seriamente si tengo un problema mental o algo.

- Como te iba cotando antes de que me interrumpieses a ese joven le gusto aquella chica más allá de su hermosa apariencia por su sinceridad y por su extraña manera de ver el mundo - me mordí la lengua para no interrumpirle de nuevo, ya que me parecía un tanto surrealista, pero le deja continuar - por casualidades del destino se volvieron a ver y en ese momento al joven le resulto imposible no enamorarse de ella.

Marco se paro.

- Ey ¿Que pasa? sigue quiero saber más - le pido.

 - Pasa que aquel chico como te había dicho lo paso mal y temía volver a pasarlo, así que en vez de abrir su corazón a esa chica que tanto le gustaba decidió cerrarse y hacerla sufrir, porque solo así evitaría aquello que tanto temía - añadió con pesadez y después de unos segundos procesando aquella información caí, estaba contándome nuestra historia.

- Pero afortunadamente aquella joven era bien cabezona, así que decidió luchar por su amor - añadí haciéndole sonreír.

- Y como el chico se temía termino locamente enamorado de ella - añadió cogiéndome la mano.

- Y ella de el - añadí con una sonrisa.

 - Tuvieron dos hermosos hijos y un perrito que actualmente vive con el tío depresivo - dijo haciéndome reír por como se refirió a Igor, además que de depresivo no lo quedaba nada, ya que hace poco resulta que conoció a Estefi, una chica maravillosa que le ha devuelto la sonrisa.

- Y a pesar de toda la mierda de la que vivían rodeada, ejem Candela ejem, consiguieron salir adelante y ser felices para siempre a base de amor, cariño y muchos polvos - sentencie haciéndole reír.

- Ves como se puede ser feliz a pesar de las adversidades - me dijo orgulloso por tener razón.

Le saque la lengua como persona madura que era haciéndole reír.

Nuestras sonrisas se borraron en el momento en que llego el doctor Garrido muy serio.

- ¿Familiares del señor Molina Fernández? - pregunto por protocolo, porque ya sabía quienes eramos, ya que, tanto mi madre como mi padre trabajaban con el.

- ¿Cómo esta? - le pregunto mi madre preocupada.

- Lo lamento, pero no hemos podido hacer nada por el - dijo y en ese momento oí como tres corazones a parte del mio estallaban en mil pedazos.

Abrace a Marco y empece a llorar desconsolada entre sus brazos, al parecer nuestra historia no tendría el final feliz que esperábamos.