Enamorada del 20 (Marco Asensio)

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- Ay dios, bajarme ya - pido con miedo de caerme mientras ellos seguían insistiendo en mantearme como si fuera la heroína de la noche y mientras la afición coreaba mi nombre.

Después de un rato de súplicas y de imaginarme miles de formas en las que podía caerme y morir por el golpe, por fin deciden bajarme.

- Muchas gracias Sofs, esto es gracias a ti - me dice Busquets hablando por todos.

- En realidad es gracias a vosotros,  sois vosotros los que lo habéis dado todo sobre el césped, estoy muy orgullosa de todos - digo sincera y mirando sobretodo a Coutinho, quien me ha devuelto mi confianza depositada en él con un auténtico golazo.

- Pero gracias a vos creímos - me dice Leo.

- Pero... - empiezo a decir pero me interrumpe Sergi. 

- Pero nada no seas pesada, eres la puta ama y lo has vuelto a demostrar - me dice mi amigo el catalán haciéndonos reír al resto.

- También eres una puta agresiva que se pasa el día pensando en cortar rabos, pero igual te queremos - interviene Rafinha aún molesto conmigo por lo que le dije antes de que entrará al campo.

- Vaya gracias es lo más bonito que me han dicho nunca - digo con sarcasmo.

- Quedate con nosotros - me dice el pistolero.

- Si por favor - contestan varios incluyendo a los pesos pesados como Leo, Gerard o Busquets.

- ¿Me estáis hablando en serio? - pregunto incrédula y sin creerme que mis ídolos me estén pidiendo esto, ya que teóricamente yo estaba como entrenadora temporal, creo que hasta tengo alguna lágrima de emoción y todo, esto del embarazo tiene a mi hormonas revolucionadas.

- Claro, has demostrado no sólo que estas capacitada sino que además le pones ganas y sentimiento a esto, necesitamos a gente como vos - me dice Leo.

- Ay pues si, si quiero - digo emocionada y sin pensar en los demás, ya que no volvería a ser tan estúpida de volver a rechazar un trabajo que me interesa.

- Ha tardado menos en decirnos que si a nosotros que a su futuro marido - dice entre risas Gerard haciéndome recordar de la presencia del mallorquín.

Le busco sobre el terreno de juego y no tardo mucho en dar con él, ya que es uno de los pocos madridistas que sigue sobre el césped y mientras los pocos que quedan se meten en el túnel de vestuario él se queda allí aplaudiendonos demostrando que es uno de los pocos con valores en ese equipo.

- Ahora vengo - le digo a los blaugranas.

- No se que te habrá dicho Marco para que te enfades en el descanso, pero tiene mucho mérito quedarse allí solo aplaudiendo al eterno rival - me dice Ter, el siempre viendo el lado positivo.

- Lo sé - contesto sincera.

Dejo a los chicos celebrando el pase a la final y me acerco a Marco quien medio sonríe al verme, pero aún así se nota que está triste y que ha llorado por la eliminación.

- ¡Enhorabuena, lo has hecho genial! - me dice sincero.

- Gracias - contesto con una sonrisa sentándome a su lado en el césped orientando mi cuerpo hacia los culés para poder seguir viendo su celebración - ¿De verdad crees que han confiando en mi solo porque estaban desesperados? - pregunto lo que llevaba comiendome la cabeza desde hace un rato, que lo pensarán los demás me daba igual, pero él...

- No, eso es lo que pensaban los demás - me contesta serio.

- Pues tu también parecías estar de acuerdo - digo sincera - parecía como si quisierais que lo dejase.

- Es que... si te digo la verdad... yo no quería que les entrenaras, por eso he sido tan estúpido antes - me contesta dudando mucho si hacerlo o no.

- ¿Y por que no querías que les entrenará? - pregunto sin entender.

- Joder es bastante evidente, eres Sofia Santos, la mujer más perfecta y maravillosa que existe, estaba claro que si te ponías a entrenarles darían la vuelta a la eliminación y como madridista que soy comprenderás que no quería que eso pasase - me contesta sincerandose y dejándome sin palabras.

- Y tú eres Marco Asensio la persona que puede pasar de ser un capullo a ser adorable en un segundo - contesto divertida.

- Ahí tienes razón, he sido muy capullo contigo, no debería haberle reído las gracias a mis compañeros - se disculpa.

- Pues si, pero así eres tu, un capullo que me encanta - contesto haciéndole sonreír.

- Te amo - me dice con una sonrisa antes de acercase a juntar sus labios con los míos.

- También te amo - digo entre beso y beso.