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- Despierta amor, llevas toda la noche durmiendo - me dice Marco tirando de mí suavemente para despertarme de a poquito.

- Déjame un poco más, que estoy madurando - digo con cierto rencor.

- Olvida ya eso - me pide con suplica.

- Vale - digo consciente de que eso no lleva nada y aunque sigo un poco dolida después de lo que me dijo anoche ya le he medio perdonado por ayudarme a superar mi miedo.

Voy con a la cocina y me sorprende ver que los niños ya están cambiados y que desayuno ya está listo.

- ¿ A dónde vais? - pregunto viendo que hasta los zapatos tienen puestos los niños.

- Ahora a entrenar y después a casa de Sandra - me contesta simple.

- ¿Para? - pregunto sin entender.

- Porque ella no puede venir hoy - me contesta.

- ¿No puede venir pero podéis ir vosotros? - pregunto confusa - va, voy con vosotros - digo al ver que no tengo nada que hacer.

- ¿Tu no deberías ir a la autoescuela? - me pregunta Marco preocupado.

- Si, pero hoy no me apetece, ya iré mañana o pasado... - contesto restandole importancia.

- Sofia esto es como lo que te pasa con el sueño - me contesta - por mucho que trates de ignorar tus problemas ahí van  a seguir, lo que deberías hacer es afrontar tus miedos como lo hiciste anoche.

- Paso - digo sincera sentándome a desayunar, demasiado mal lo pase anoche como para repetir experiencia, además tan malo no puede ser no tener el puto carnet, hay personas que sirven para llevar y otras para ser llevadas y a mi no me importa pertenecer al último grupo.

- Amor no estas bien - me dice Marco triste.

- Tienes razón no estoy bien, pero porque no pasa ni un puto día en que no me acuerde de aquella maldita llamada que me hizo mi padre antes de morir - contesto frustrada.

- Es normal después de una perdida tan grande - me trata de animar Marco.

- Pues no, no es ni medio normal, se supone que yo odiaba a mi padre, no entiendo como esto me esta afectando tanto - digo sincera.

- Es tu padre y da igual la mala relación que tuvieseis, le querías, porque así eres tu - me dice poniéndome los mechones rebeldes detrás de mis orejas.

- No me gusta ser tan débil - contesto cansada de estar triste, me gustaría afrontar mis problemas de otra manera y no inundando el país con mis lagrimones.

 - No eres débil, al contrario, eres una mujer muy fuerte que ha pasado por muchas cosas horribles - me dice Marco tratando de animarme.

- Tu también has pasado por muchas cosas horribles y no estas todo el día llorando como lo hago yo, tu si que eres fuerte - le contesto sincera.

- Lo tuyo esta mucho más reciente - me contesta - además creo que no te viene bien estar tan sola.

- No estoy sola, te tengo a ti y a los niños - contesto.

- Me refiero a tu madre y a tus hermanos, nunca habías estando tanto tiempo alejada de ellos - me dice y la verdad tiene razón.

- No y les hecho muchísimo de menos - contesto sincera - me gustaría ir a verles - digo aún sabiendo de la imposibilidad de mi deseo.

- Pues ve - me contesta como si nada.

- ¿Que? - pregunto confundida y no por haber oído mal.

- Que vayas a Barcelona a ver a tu familia y tus ídolos, que disfrutes de la playa y del buen tiempo, que descanses un poco del estrés de aquí y si es necesario descansa un poco de mi y de mi estupidez - me dice haciéndome sonreír, la verdad es que la propuesta es de lo más tentadora, pero no puedo hacer eso.

- No puedo hacer eso - contesto sincera.

- Claro que puedes, deja de pensar en mi y en los niños un momento y piensa en tu bienestar - me pide - no puedes seguir como ahora y aunque me encantaría, ni yo ni los niños podemos acompañarte a buscar ese bienestar que tanto te hace falta, así que haces tu maleta y mueves tu hermoso y sexy culo a Barcelona y cuando llegues allí le das un abrazo fuerte a tu madre y dos collejas a tus hermanos de mi parte y les dices que por aquí les echamos de menos - me dice haciéndome cambiar de opinión.


Enamorada del 20 (Marco Asensio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora