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- Anda pasa - digo cansada, esta situación se está convirtiendo en algo insoportable para todo el vecindario, desde hace dos días que el timbre de mi casa no para de sonar.

Si, dos putos días enteros aquí, pasando la noche incluida, solo se iba de vez en cuando supongo que para comer algo del chino que hay aquí enfrente o para mear en el árbol, porque ni 5 minutos enteros de paz tenemos cuando se va.

- Por fin entras en razón - me dice aliviado, dios huele que apaesta, se nota que hace varios días que está con esa ropa.

- Solo te he dejado entrar para que veas a tus hijos y dios date una ducha - digo tapándome la nariz.

- ¿Vienes conmigo? - me pregunta y no me hace falta contestar, mi rostro de enfado responde por mi - vale lo pillo - dice yéndose.

Mientras se ducha aprovecho para llamar a la vecina de al lado para que me ayude a desactivar el timbre, no quiero volver a oírlo nunca.

- No se que te habrá hecho, pero se nota que está muy enamorado y arrepentido - me dice cuando acabamos.

- Lo se - contesto sincera - pero hay cosas que no se pueden perdonar - digo sincera - gracias por tu ayuda.

- Gracias a ti por la idea, por fin vamos a poder dormir - me dice divertida.

- Lo siento - digo sincera.

- No te preocupes, estamos acostumbrados a cosas peores - dice refiriéndose a cuando mis hermanos y yo vivíamos aquí y nos pasábamos el día y la noche gritandonos.

- Siento también eso, seguro que ha sido horrible ser vecina nuestra - digo algo divertida.

- Un poco - contesta divertida, pero restándole importancia - Buenas noches.

- Buenas noches a ti también -contesto antes de girarme y entrar a casa.

Después de un rato Marco sale de la ducha, a pesar de que hay ropa suficiente que ponerse prefiere salir en toalla, pobre ingenuo cree que por verle así voy a perdonar todo lo que ha hecho.

- Bueno habla rápido que es tarde y nos tenemos que dormir - le pido.

- No me voy a ir - me dice sonriendo.

- Si que te vas a ir, esta es mi casa y no te queremos aquí - le contesto segura de mi decisión.

- Habla por ti, ellos están encantados de tenerme aquí - me dice refiriéndose a los niños, lo cual era muy cierto, se les veía más felices.

- Pues si quieres estar con ellos llévatelos a casa, si quieres un día yo y otro tu - le propongo.

- ¿Estas loca? ¿como voy a querer eso? - me pregunta haciéndose el ofendido.

- Es lo mejor que puedo ofrecerte - le contesto sincera.

- Por favor vuelve a casa, si quieres buscamos otra logopeda o lo que sea - me pide.

- No intentes culparla a ella, aquí el único responsable de lo que ha pasado eres tu - le contesto sincera y aún dolida.

- Lo se y por eso te pido perdón, pero vuelve a casa - insiste.

- Olvídate de eso, jamás volveré a esa casa - digo bastante segura de que esto era difícil de perdonar por no decir que imposible.

- Sofia por favor - insiste.

- Vístete con lo que quieras o con lo que encuentres y vete - le pido - si quieres ejercer de padre te llevas a los niños, pero no me des más dolor de cabeza - contesto notando cierto mareo y sentándome en el sofá.

- Vale, pero esto no acaba aquí, si yo te perdone una infidelidad estoy segura de que tu también lo harás - me dice yendo a buscar su propia ropa de otras veces que había estado aquí.

- Claro que acaba aquí Marco - le contesto enfadada, cambiando a los niños para que se vayan con el padre, que a pesar de que en estos momentos le odio no puedo prohibirle ver a sus hijos y tampoco puedo hacer que mis niños pierdan a su padre por su estupidez.

Cuando acabo bastante rápido porque solo le faltaban los zapatos decido ir a mi habitación a vestirme yo también, aunque es tarde tengo ganas de salir porque hace dos días que por culpa de una persona salgo.

- ¿A donde vas así? - me pregunta Marco entrañado por verme con un vestido corto ceñido al cuerpo que no pongo desde mi época universitaria.

- A salir, voy a ver que tal anda el mercado de solteros - digo divertida, en realidad solo saldría a dar una vuelta a tomar aire.

- No estas soltera - me dice dolido. 

- Claro que lo estoy - aclaro con una sonrisa aunque por dentro tenía ganas de llorar nuevamente - mañana traeme a los niños pronto - le pido mientras me despido de ellos - adiós Leo adiós Maria.

- Adiós mami - responden sin entender que es lo que está pasando.

- Adiós Aus... Asensio - digo aposta.

- No te creas que te vas a librar tan fácil de mi - me dice intentando darme un beso en la mejilla. 

- Traelos prontito - le recuerdo ignorando lo que me había dicho.

Enamorada del 20 (Marco Asensio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora