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Ya estamos en casa, después del viaje express a Uruguay y de consultar esta misma mañana el sexo del bebé, al final Leo tenía razón, es un chico lo que llevo en el vientre y él no puede estar más contento.

- Pero quiero una hemanita también - dice Maria tocando mi barriga - ¿podéis traer más bebés? - pregunta.

- Si, 5 - esta de acuerdo Leo.

- Pero 5 niños son muchos - digo divertida.

- Mejor, así jugamos más - dice el pequeño de los mellizos.

- Bueno pues si así lo queréis, mamá y yo vamos a traer a muchos bebés más - dice Marco con una sonrisa pícara.

- Siii - sonríen los dos pequeños abrazando a su padre.

- ¿Como vais a traer tantos bebes? - pregunta Maria curiosa.

- Con magia lo ponen en la tripa - dice Leo mientras Marco y yo nos reímos por lo bajo.

- ¿Yo también puedo? - pregunta tocándose la barriga.

- No cariño, aún eres muy pequeña - contesto acariciándole la cara, es tan mona.

- Pues vaya - dice cruzándose de brazos.

- Tata no pasa nada cuando seas mayor vas a ser como mami y tu y Mateo vais a tener muchos bebes para jugar- le anima Leo.

- ¿Que? - pregunta Marco frunciendo el ceño, el pobre sigue sin asumir que Maria y Mateo son tan amigos.

- Ay Marco asúmelo ya, no seas pesado - digo dándole suavemente en el hombro.

- Nunca lo asumiré - dice seguro y creo que eso también se lo aplica a Leo.

- Si pues ya veras cuando se hagan adolescentes y tengan millones de pretendientes - digo divertida.

- Ay no me digas eso - dice tratado de sacar esa idea de su cabeza, ¿ por qué todos los padres son tan sobreprotectores?

- Yo ya los tengo - me dice Maria susurrándome en el oído haciéndome reír.

- Claro porque eres hermosa - digo con una sonrisa - anda chicos vamos a cambiarnos - digo viendo la hora, en una hora había cena del equipo blanco y sus familiares, sinceramente me sentía muy nerviosa porque después de mi actuación con el barça no se como seria recibida entre los merengues.

- Yo también voy a cambiarme - dice levantándose Marco.

En 40 minutos parecemos otros, Marco, además de perfumarse, se ha puesto una camisa blanca y unos vaqueros ajustados que le quedan de lujo, a Leo le he puesto lo mismo que se ha puesto el padre pero en versión mini, Maria lleva un vestido amarillo floreado y yo uno blanco.

Cuando acabamos de arreglarnos vamos en coche al restaurante donde habían quedado, por supuesto la preciosa manicura que me hice en Uruguay había desaparecido puesto que de los nervios no podía dejar de morderme la uñas.

- Amor estate tranquila, no creo que te digan nada, ya sabes como son - me dice Marco masajeando mi rodilla tratando de tranquilizarme.

- Ya... - digo en voz alta, pero no termino de creérmelo ni yo.

Salimos del coche con los niños y entramos en el restaurante, por una vez me alegro de llegar tarde, porque los grupos ya están formados y no nos prestan mucha atención.

Vamos a la mesa donde nos habían reservado el sitio y nos sentamos con Isco, Sara, Lucas, Maca, Regui y su nueva novia Celia, una manchega de lo más hermosa.

- Hola - digo con una sonrisa aliviada, aun nadie me había mirado mal por entrenar al barça.

- Hola - nos saludan.

- ¿Que tal? ¿no tenéis algo que contarnos? - nos pregunta Isco refiriéndose al sexo del bebé.

- Es un niño - dice Marco sonriente.

- Que bien, felicidades - nos dice el malagueño.

Y todos los de la mesa nos felicitan por ello.

- Oye ¿y la boda pa' cuando? - pregunta Sara mirando mi anillo, el mismo que llevaba allí desde aquel día en el camp nou hace varias semanas.

Marco y yo nos miramos y sonreimos.

- Esperaremos a que llegue Oliver a nuestras vidas para que así estemos todos - dice Marco, esa era la razón principal, la otra era que no quería casarme con este bombo.

- ¿A nosotros también nos invitareis no? - pregunta Luqui.

- Por supuesto - contesto con una sonrisa.

- Y a todos los de la plantilla - dice Marco refiriéndose a sus compañeros.

- También a los del barça - añado con una sonrisa recordando las buenas amistades que dejó en ese club.

- Y bueno a todos los que quieran - añade Marco divertido.

- Me da que tendremos que alquilar una isla entera para vuestros invitados - dice Sara tan exagerada como siempre.

- Ey pues me mola la idea, siempre he querido ir a las islas Canarias ¿o vamos a las Baleares? - digo con una sonrisa.

- Wow, mi mejor amiga es canaria y trabaja organizando bodas - dice Celia, la novia de Regui.

Marco y yo nos miramos y en cuestión de segundos nos entendemos.

- ¿Como se llama tu amiga? - preguntamos a la vez.

- Vicki - contesta la manchega.

- Genial, dile que estamos interesados - volvemos a decir a la vez.

Lo que más me gusta de esto es que es una idea descabellada que jamás se me había ocurrido, pero siendo sinceros nunca me había planteado una boda tan enserio como ahora y he de decir que me fascina la idea.

Enamorada del 20 (Marco Asensio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora