Son las 9 y media y mi padre aún no ha venido a por mis hermanos y la verdad es que no me sorprende para nada.
Preparamos la cena y comimos todos juntos y seguía sin aparecer.
Así que llamo a mi madre para contarle la situación, cosa que debería haber hecho desde el principio.
- ¿Si? - dice nada más descolgar.
- Hola mamá, te llamo para avisar de que mis hermanos siguen en casa - voy al grano.
- Si, en rato llega tu padre, que acaba de avisarme de que iba a por ellos - me contesta.
- Vaya desastre - contesto.
- Hace lo que puede - me contesta.
- Ya claro... ¿oye y tu no podrías cambiar de turno o algo? - pregunto sabiendo que hasta las 11 no saldría de trabajar.
- No me dejan y eso que lo he intentado varias veces - me contestó.
- Es verdad - contesto recordando las veces que me lo contó.
- Bueno hija te dejo que me necesitan - me dice mi madre despidiéndose.
- Vale mami, adiós - contesto antes de colgar preguntándome porque de los dos justo tuvieron que cambiarle el turno a mi madre, ya que antes ambos trabajaban por la mañana y ahora mi madre pasaba toda la tarde allí, dejando al despistado de mi padre al cuidado de los niños, que a pesar de haber crecido seguían necesitando a alguien detrás de ellos.
- ¿Que te ha dicho? - me pregunto Gonzalo.
- Que esta de camino - contesto.
Me siento en el sofá con Maria y empezamos a jugar al Candy crush, unos minutos después una llamada entrante nos interrumpe la partida y eso que estábamos haciendo nuevo récord.
Y si, era mi padre, el experto en joder situaciones, como no tenía muchas ganas de hablar con el y ya sabía que estaba de camino decidí colgar y nadie se entero porque por una vez mi móvil estaba en silencio.
Estuvimos jugando un buen rato más hasta que nos dimos cuenta de la hora, eran las 11:13 y cierta persona aún ni había llegado.
- Chicos mirar la hora, se ha hecho tarde - avise.
- Pues si - estuvieron de acuerdo.
- Seguro que vuestro padre se ha entretenido en un bar o a saber que esta haciendo - dije sin decepcionarme porque de esa persona ya no espero nada.
- Quedaros a dormir - propuso Marco - mañana os llevo a vuestra casa y de allí al insti.
- Vale - aceptaron encantados.
- Voy a avisar a mamá - dije antes de mandarle un wasap.
Al rato me contestó mi madre, me dijo que le parecía bien y le extraño lo de mi padre, cosa que no entendía ya que vivía desapareciendo todo el rato.
- Maria se ha quedado dormida - dije al ver que caía rendida sobre mis muslos.
- Leo también - me dice Marco quien también tiene al pequeñín dormido sobre el.
Fuimos a llevarlos a sus cunas y después salimos a despedirnos de mis hermanos diciéndoles donde podían dormir, después nos fuimos a la cama muertos de cansancio.
- Es raro ¿no? - me dice Marco cuando ya estamos tumbados en la cama refiriéndose a lo que acaba de pasar con mi padre.
- No, al contrario, es muy normal - conteste - Oye si lo prefieres les acompañó mañana yo - propuse sabiendo que tenía entrenamiento.
- No te preocupes amor, en coche son apenas minutos - me contesta restándole importancia.
Bostezo y se lo pego.
- Vaya día - digo cansada.
- Si - esta de acuerdo - ¿No me has contado que tal con Candela?
- Es verdad - contesto - pues bueno ha sido raro, porque me ha admitido que tengo razón, me ha pedido perdón y me ha dicho que no se va a acercar.
- Bueno pues eso está bien - me contesta.
- Pues no porque es Candela y ella odia no tener la razón, pedir perdón y quedarse con las ganas de hacer algo - contesto medio enfurruñada, ya que la conozco perfectamente.
- Si te quedas mas tranquila, yo te prometo que esa chica jamás tendrá nada conmigo por mucho que lo intente - me contesta haciéndome sonreír.
- ¿Me lo prometes? - le pregunto con algo de duda.
- Claro amor, te lo prometo - me contesta.
- Te amo - contesto con una sonrisa.
- Yo también - me contesta acercándose para besarme.
- ¿Sabes? - pregunto con una sonrisa.
- ¿Que? - me pregunta teniéndose lo peor.
- Hay algo para lo que aún no estoy cansada - digo divertida y enseguida capta mi indirecta, ya que en cuestión de segundos ya se ha quitado la ropa.
- Yo tampoco me podría cansar jamás de hacer esto contigo - me dice antes de empezar a quitarme la ropa.
La verdad es que esto nos venía de lujo para liberar las presiones acumuladas durante todo el día, aunque tenemos que contenernos bastante para no hacer ruido, ya que nuestros mellizos están durmiendo aquí al lado y mis hermanos están aún despiertos y podrían escucharnos.
- Eres lo mejor que ha pasado por mi vida con diferencia - me dice cuando acabamos.
- Tu también - contesto sincera pengandome a su cuerpo para dormir abrazaditos - bueno y los niños claro está - aclare haciéndole sonreír.
- Claro - estuvo de acuerdo.
- Buenas noches, te amo - le dije dándole un último beso.
- Buenas noches reina, descansa - me dice abrazándome y al rato ambos nos quedamos dormidos.
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