Capítulo doce: Lazos*

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Liam

Observé la pantalla de mi móvil una vez más. Suspiré. Había borrado la foto de Lola en el fondo de mi teléfono, pero no podía borrar la fotografía de Melanie, ella me lo había pedido porque pensaba que se miraba mal. 

Mal las ganas que te traigo, rubia.

En esa foto en especifico ella salía riendo, su gran sonrisa divertida, sus ojos azul profundo achinados y el cabello desordenado. 

Melanie tenía esa clase de belleza que había que temer, porque ella seria me parecía demasiado sexy, demasiado atractiva, pero cuando sonreía o la escuchabas hablar con aquella facilidad que tenía ella para las palabras todo alrededor se endulzaba, incluso me causaba ternura.

Qué poéticos andamos.

Guardé el móvil en mi bolsillo y mire hacia la playa. Tenía que sacarme de la cabeza su mirada y todo lo de la noche anterior. Cada que sus ojos se encontraban con los míos de lo único que tenía ganas en el universo era de probar sus labios... y eso estaba mal en tantos sentidos que no quería ni pensarlo. 

Jugar aquello era jugar con fuego y ya estaba cansado. Le había prometido a Fabio que no me iba a meter en problemas, no porque él me lo pidiera pero por el bien de todos.

Así que seguí mi camino hacia la playa, quería nadar un poco, dejar que el mar se llevara todo.

Pero entonces, como si el destino me odiara demasiado, la vi tomando el sol en la arena, estaba sobre una toalla en un bañador de una sola pieza que le quedaba muy bien, tenía los ojos cerrados y estaba apoyada sobre sus codos, su piel brillaba bajo el sol.

Como si todo lo que acabara de pensar me importara una mierda, caminé hacia ella.

─ El sol va a robarte ese bonito tono blanco.- le dije sentándome a su lado. Melanie pegó un brinco y me vio asustada.

─ Joder, me asustaste.- ella se puso los lentes de sol en la cabeza.

─ Oh, lo note.- ella bufó. 

─ Solo para que lo sepas, ese es el punto.- la vi señalarse a sí misma y luego al sol.

─ Puede irritarte, ¿sabes?-

─ Eso no te incumbe.- rodé los ojos. Cosa nueva descubierta de la rubia: es terca.

─ Así que, ¿Por qué tan sola rubia?-

─ Nadie quiso tomar el sol conmigo.- me dijo, su rostro estaba concentrado en el mar.

─ ¿Qué ves?-

─ Honestamente, al chico que enseña surf.-

Elevé una ceja hacia ella, estaba seguro que solo estaba molestándome.

─ Lo conozco, por si quieres una presentación.- le dije.

─ Uh, claro que la quiero.-

─ ¿Es broma verdad?-

─ ¿Qué?- me miro.- No, claro que no. Es guapo.-

Arrugué la frente ante su confesión.

─ Johnson tú no tienes mi permiso para ver chicos, eres una nena.- ella se carcajeó.- Oh, espero que sigas riéndote en un momento.- me acerqué para cargarla y ella comenzó a chillar pero aun así la tome como a un bebé y corrí al mar. Me reí de sus gritos, ella comenzó a reír también.

La solté cuando el agua del mar me llegaba a las rodillas.

─ Estás loco.- me miro molesta.

Verano para siempre (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora