Capítulo cincuenta y ocho: Blanco y negro*

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Liam

Apreté lo que según yo era una almohada entre mis brazos. Escuché un quejido y sentí algo moverse, abrí mis ojos de par en par sin importar lo mucho que la luz del día me molestara.

Casi se me escapó una risa al verla ahí, estaba dejando sin aire a Melanie, ella estaba de espaldas a mí y yo la abrazaba. 

Aparté mis brazos con cuidado, dormir con chicas no era algo a lo que estuviera acostumbrado, lo hacía con Lola solamente y era más un tema de costumbre que otra cosa. 

Se dio la vuelta, quedando frente a mí, sostuve aire en mis pulmones. Sentí la misma necesidad de la noche anterior de salir corriendo, Melanie se sentía peligrosa y quizás eso era lo que me gustaba de ella.

Llevé una de mis manos a su cara, pase la yema de mis dedos por el contorno de su rostro, por su brazo, su piel era suave bajo mis dedos, podía pasar horas haciendo solo eso. En cuanto mi mano llego a la suya me detuve.

¿Qué estás haciendo Liam?

Me alejé un poco con cuidado. Era hora de que escuchara un poco a mi razón, Melanie no se sentía peligrosa, ella era peligrosa. 

Deje de verla pero solo podía pensar en la noche anterior, ¿Por qué me gustaba tanto? ¿Por qué ella me hacía... sentir?

Odiaba ponerme poético, pero si debía hacerlo podía describir mi situación con la rubia como si... el mundo entero estuviera blanco y negro y ella fuera lo único con color. 

Ella era divertida, jodidamente atractiva, era interesante y era... no lo sé, genuina. Se enojaba conmigo porque la molestaba, pero la mayoría del tiempo estaba alegre, ¿Cómo lo hacía? ¿Cómo es que siempre que entraba a un lugar irradiaba vida y felicidad? 

Volví mí mirada a la rubia, justo como lo había pensado la vez anterior, ella no iba a cambiarme. O al menos no debía permitirlo. Había trabajado mucho tiempo en la persona sin sentimientos que me gustaba ser, no había nada en ella que pudiera hacerme cambiar. Pero mientras a Melanie no le importara dejarse llevar por sus impulsos, a mí tampoco.

Vi como la rubia abría lentamente sus ojos, en cuanto me vio se alejó de golpe y yo comencé a reír.

─ Buenos días.- murmuré, ella rodó los ojos.

─  No sé cómo permití que esto pasara.- la vi llevarse las manos a la cara con frustración.

─ ¿Qué dices? Yo podría despertar así todas las mañanas.-

Le regalé una sonrisa llena de picardía y por una fracción de segundo observé un poco de temor en sus ojos. Ya me había dejado claro que no era una chica romántica pero, ¿Hasta qué punto? 

¿Tienes tanto miedo como yo, rubia?

─ Guarda el romanticismo para tus chicas, Green.- me dijo con total desinterés.

─  ¿Chicas?- elevé una ceja.

─  No voy a fingir que esto no está sucediendo.- se señaló a sí misma con el dedo índice y luego a mí.- Supongo que así es como eres... pero no puede volver a pasar.-

─  ¿Estas segura de que eso es lo que quieres?- me acerqué a ella, nuestros rostros frente a frente.

─  ¿Te crees que no conozco a muchos como tú?- ella susurró sobre mis labios, me flaqueó toda la fuerza de voluntad, quise besarla pero me contuve.- Hay una chica allá afuera pensando en ti, Li. Puede que esto sea solo diversión para ambos, pero no para ella.-

Auch.

Ella se levantó de la cama y caminó al baño, me dejó ahí con todas las palabras en la punta de la lengua. 

Verano para siempre (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora