Capítulo cuarenta y cinco: Michael*

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Melanie

Estúpido Liam, estúpida yo.

Estaba demasiado concentrada en mis pensamientos cuando la bocina de un carro me asustó. Elevé la mirada del suelo hacia la camioneta frente a mis ojos.

Linda camioneta.

Michael bajó para saludarme y abrir la puerta de copiloto, todo un caballero. Él llevaba unos shorts café claro y una camisa de botones con manga corta blanca, su cabello rubio caía sobre sus hombros, tenía el cabello rizado y despeinado. Aunque no supiera que era surfista creo que lo hubiera adivinado solo por su aspecto.

─ ¿Tienes hambre?- me preguntó mientras manejaba.

─ Ahora que lo dices... no he ni desayunado.- él me miró.

─ ¿Qué dices? Son como las tres de la tarde no puede ser que no hayas comido nada.-

─ Para ser honesta casi que acabo de despertar.-

─ ¿En serio?-

─ Sí, nos dormimos algo tarde ayer...-

─ ¿Me recuerdas como es que todos se conocieron?- me miró sonriente.

Una vocecita en el fondo de mi cabeza no dejaba de hablar de Liam y pensar en él. Pero la otra parte de mi cerebro estaba bastante concentrada en Michael, tenía un hoyuelo en la mejilla que me resultaba adorable. Le conté todo desde el inicio, desde la fiesta. Omití mis primeras impresiones con respecto a Liam, y básicamente omití todas las partes de la historia que lo implicaran a él. Michael se reía de mis chistes malos y eso lo apreciaba. 

Condujo hasta un restaurante que yo no conocía, estaba frente al mar. Mientras comíamos le pregunté de su vida. No sabía nada de él, en eso Liam tenía razón.

Liam.

Hice mi mayor esfuerzo por sacarlo de mi cabeza.

Michael me contó que ha vivido en la isla toda su vida, que su mamá y su papá son dueños de un kínder en la ciudad, que casi nunca pasan en casa, tienen otra en la ciudad, casi siempre están ahí. Él era cuatro años mayor que yo, de alguna manera eso me intimidaba, Fabio y Liam también eran mayores, pero con ellos me sentía cómoda. Michael era muy inteligente, al menos por lo que podía observar y por las cosas que me contaba.

Pasamos el resto de la tarde hablando en la playa, se había graduado del colegio tres años atrás, y hace unos meses de una maestría. Daba clases de ciencias naturales en una escuela en la costa y además enseñaba surf.

─ ¿Qué hay de ti?- me preguntó, estábamos sobre la arena, el sol comenzaba a ocultarse, sus ojos miel me observaban.

─ Nada tan interesante.- reí.

─ Vamos, debe de haber algo.-

─ No lo creo, estas vacaciones están siendo lo mejor que me ha pasado.-

─ Bueno, en parte me alegra que lo estés pasando bien.- él me sonrió.- ¿Crees que regresen el año siguiente?-

─ No lo sé.- admití.- No lo creo honestamente.-

─ ¿En serio? Es una lástima... un rostro tan bonito no se ve tan seguido.-

Me reí. Era un chico guapo, la mayoría del tiempo divertido y agradable, pero no llamaba mi atención de esa manera. Y ya sabemos por qué.

─ Gracias, supongo.- dije, incomoda.

Para ese momento sabía que el chico de cabello oscuro y mirada profunda estaba en mi cabeza y no se iba a ir de ahí fácilmente, pero no iba a admitirlo. Quería dejar de sentir las cosas que sentía hacia Liam pero también quería todo lo contrario.

Verano para siempre (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora