Capítulo ciento uno: El plan*

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Jeremy

El plan era el siguiente:

Yo debía llevar a Melanie a un paseo por la ciudad en nuestro fin de semana libre, era sábado por la noche y de alguna manera la había convencido de que conocía un bar donde preparaban hamburguesas deliciosas.

La verdad era que yo nunca había estado antes ahí, pero era el lugar al que Liam me había pedido que la llevará.

Se suponía que debía distraerla en lo que él aparecía, iba a decirle que se adelantara a caminar fuera del lugar en lo que yo pagaba. Entonces Liam debía interceptarla a la salida del lugar. De alguna manera esperaba que aquello funcionara.

En ese preciso momento estaba viéndola por encima del menú que sostenía con mis manos frente a mi cara, ella también tenía su menú y lo leía con el ceño fruncido.

─ Jeremy no hay ninguna hamburguesa en el menú.- dijo volviendo su mirada a mí, rápidamente aparte mis ojos de ella para que no supiera que había estado observándola en vez de pensando qué iba a cenar.

─ ¿Hamburguesas?- me reí con nervio, estábamos sentados uno frente al otro, en una mesa cerca de la barra de bebidas en donde varios hombres mayores tomaban tragos, la música del lugar era aburrida y las paredes oscuras. Muy Liam.- ¿Dije hamburguesas? En realidad quise decir pizzas.- levanté la vista a ella, me observaba con una ceja arqueada obviamente sin creerse ni una pisca de lo que estaba diciendo.

─ Mmm.- murmuró dejando el menú a un lado.

Estaba seguro de que iba a desmantelar todo mi plan cuando abrió la boca para hablar pero sus ojos se concentraron en otro punto lejos de mí, me giré para ver lo que ella veía y mi boca casi cayó al suelo. Liam, ignorando todo el plan, estaba entrando por la puerta del lugar, mirando alrededor en búsqueda de la rubia.

─ Mierda, mierda.- volví a girarme para ver a Melanie, ella ya estaba reafirmando el gorro en su cabeza y tomando su cartera para huir de la escena.

─ Espera, ¿Qué haces?- le pregunté.

─ Es Liam, Jeremy. No quiero que me vea.- ella se escabulló de su asiento.- Alto.-

Melanie dejó todo su rol de espía encubierta por unos segundos, se irguió y me miró con el ceño fruncido.

─ Lo has planeado tú.- susurró.

─ ¿Qué? No, claro que no.-

─ No engañas a nadie.- dijo furiosa, se aferró a su bolso colgando de su hombro y salió hecha una fiera en dirección contraria a donde Liam había entrado.

El bar/restaurante en donde estábamos tenía tres entradas, la rubia estaba huyendo por una de ellas mientras Liam entraba por otra.

Yo me quede paralizado, aun con el menú en las manos, ¿Qué acababa de hacer?

─ ¿Jeremy?- Liam apareció frente a mi.- ¿A dónde se ha ido?-

─ Esto era una mala idea desde el comienzo.- dije levantándome.

Iba a seguir a Melanie pero él me lo impidió, puso una mano en mi pecho y yo lo miré de mala gana.

─ Prometiste ayudarme.-

─ Es mi amiga también, Liam. No puedo hacerle esto.-

─ Voy a arreglarlo, lo prometo.-

Y dicho aquello se dio la vuelta y salió corriendo en la misma dirección en la que se había ido ella. Resoplé y miré a mi alrededor, unas cuantas personas me observaban con curiosidad, no quería avergonzarme de aquello pero ya sentía mis mejillas arder.


Melanie

Me aferré a la chaqueta gorda que llevaba puesta encima al cerrar la puerta de aquel lugar, porque una ráfaga de viento me golpeó duro y me hizo tener ganas de girarme y regresar adentro.

Pero adentro estaban todos mis miedos y malas decisiones, así que no iba a hacerlo.

Jeremy me había llevado a ese lugar así que claramente yo no sabía en donde estaba parada, la salida que había tomado no era el mismo lugar por donde habíamos entrado y el lugar era muy grande, estaba parada frente a un estacionamiento de autos pero yo no había llegado ahí en auto, debía tomar un autobús hacia la residencia de la academia pero no veía ni una tan sola parada de autobuses.

Seguí adelante porque de todas formas seguía huyendo. Estaba molesta con Jeremy por mentirme, estaba molesta con Liam por insistir y estaba molesta conmigo misma por no tener el valor necesario para plantarme frente a él y fingir que ya no me volvía loca.

¿Por qué Jeremy me había vendido así cuando le había dicho tantas veces lo mucho que me afectaba, lo mucho que quería superarlo, lo mucho que quería dejarlo ir?

Quizás porque Liam era su mejor amigo, quizás porque él al igual que Mía esperaban que mi cuento de hadas se volviera realidad algún día.

Pero en ese preciso momento, parada frente a una calle desconocida, esperando que el siguiente autobús que apareciera fuera el correcto, lo único que pensé es que ya no me importaba el cuento de hadas.

Liam me había complicado la vida desde el momento en que lo conocí. Me había mentido en innumerables ocasiones, me había hecho ver como una de esas chicas que arruinan relaciones ante el mundo entero, por su culpa recibía odio de tantas personas que yo ni quisiera conocía, había traicionado la confianza de mis padres por él, era acosada por la prensa por él, había botado las paredes que tanto me había costado construir a mi alrededor por él.

Y yo me había convertido en una de esas bobas sensibles que lloran por la noche esperando a su príncipe azul. Me había dejado inundar por la tristeza de la situación y ahora no era más que alguien intentando salir del hoyo que había cavado yo sola y en el que me había lanzado de cabeza.

A lo lejos observé como un bus venía del otro lado de la calle, no tenía idea de a dónde iba pero mientras más lejos estuviera mejor.

Me dispuse a cruzar la calle pensando que aquello era lo correcto, yo no merecía más desgaste emocional del que ya me tocaba vivir a diario. Pero no había terminado de pisar la acera cuando lo escuché gritar mi nombre, estaba corriendo detrás de mí y yo podía sentirlo.

En menos de lo que esperaba una mano estaba puesta sobre mi brazo, queriendo hacerme girar, y mi mundo se había paralizado.

Me giré lento, en mi imaginación estaba preparada para ese encuentro pero al ver su rostro me arrepentí de todo.

Me arrepentí de no haber intentado el maldito cuento de hadas.

Porque sus ojos oscuros tenían ese brillo que yo conocía bien, tenía ojeras, pero él a diferencia de mí, al contrario de verse delgado y desgastado se veía mejor que nunca. Su cuerpo de modelo de revista estaba intacto, o eso era lo que me dejaba ver la ropa que lo cubría, él no llevaba un suéter o una chaqueta, estaba ahí parado frente a mí, aguantándose el frio con la nariz roja los ojos llenos de felicidad pero con una expresión en el rostro que no era capaz de descifrar.

─ Suéltame.- le rogué en un susurró. No sabía a donde había ido mi voz.

─ Estas diferente.- dijo, más para él que para mí. Sus ojos me escanearon de pies a cabeza, pocas cosas habían cambiado en mí, pero quizás eran muy notorias, mi delgadez era una de esas, mi cabello ya no tan largo era otra. Pero estaba segura que no era eso a lo que él se refería.

─ Te he pedido que me sueltes, Liam.- forcejeé contra su mano pero no pude, él tenía su mano muy apretada a mi brazo y comenzaba a molestarme.

─ No puedo hacerlo, Melanie.-

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-6♥

Verano para siempre (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora