Capítulo cincuenta y tres: Que nadie lo sepa*

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Natasha

Me dolía la cabeza y no podía dejar de llorar, la única persona que me había visto de esa manera era Liam.

Sabía que iba a ponerme mejor, no era la primera vez que me encontraba de esa manera, en el fondo, una pequeña parte de mi sabía que estaría bien. Pero en ese preciso momento solo quería desaparecer, muchos pensamientos cruzaban mi cabeza. Todos los malos recuerdos me llegaban como baldes de agua fría.

Necesitaba dejar de pensar, parar el ruido en mi cabeza. No fue hasta unos minutos después cuando me di cuenta que estaba prácticamente desnuda en el suelo, había una toalla entre mi cuerpo y el de Ryan.

Me separé de él, sentí miedo de lo que él pudiera pensar, o de las explicaciones que después tendría que dar.

Él acercó una mano a mi mejilla para limpiar las lágrimas. ¿Qué iba a decirle? Seguramente para ese momento él ya pensaba que yo estaba loca.

─ ¿Mejor?- parpadeé, ¿Qué se suponía debía responder a eso? ¿Qué era mejor?- Veré si el tema del agua en el baño tiene arreglo, ¿Puedes cambiarte?-

Asentí con la cabeza. Lo vi levantarse e irse por el pasillo del baño. Tenía que sacar fuerzas de cualquier lado. Me aferré a la toalla que me cubría e intenté levantarme del suelo sin caer.

Estaba en ese punto de mi vida otra vez y era una basura total. La medicina no estaba funcionando, o al menos eso parecía. Me sentía ridícula mientras buscaba algo de ropa que ponerme.

Volví a preguntarme qué estaba mal conmigo, llevaba demasiados años con esa pregunta sobre la espalda y no estaba segura de cuanto más iba a soportarlo. Todo se sentía mal.

Me las arreglé para ponerme algo de ropa interior y una camiseta grande, Ryan apareció unos minutos después de pasar sentada sobre la cama, abrazando mis rodillas pegadas al pecho y viendo realmente a la nada.

─ No tienes que explicármelo si no quieres.- 

Levanté la mirada hacia él, llevaba su ropa mojada y el bote de medicina en una mano. Me sentí culpable, Ryan no tenía nada que ver en esto, él no debería estar en esa situación.

De alguna manera él había sido demasiado dulce. Una parte de mi quería abrazarse a él y confiarle todos mis miedos pero la otra tenía pánico de abrirme ante él de esa manera.

Aunque qué más podía exponer, acababa de encontrarme desnuda en una tina.

Me hice a un lado en la cama, palmé el espacio a mi lado y esperé a que él se sentara ahí.

─  Las tomo desde los quince.- susurré.- Solo son antidepresivos.-

─  ¿Solo?- giré mi rostro para verlo, parecía asustado.

─  No estoy loca, en serio.-

─  No creo que estés loca Natasha.- bueno eso era un alivio.

─  Bien.- suspiré.- La cuestión es que... tengo un trastorno, ya sabes, de personalidad. Los psicólogos...- las palabras comenzaron a confundirse en mi cabeza, me llevé las manos a las mejillas en cuanto sentí las lágrimas comenzar a caer, no quería llorar, pero ahí estaba y no podía detenerlo.- Ellos dicen que todo es por las cosas que viví en mi infancia.- mis manos comenzaron a temblar así que las hice puños sobre la cama, no me atrevía a volver la vista a Ryan, quería como nunca contarle todo pero tenía demasiado miedo a ser juzgada.- Papá murió cuando Liam y yo éramos pequeños... mamá no pudo con la noticia. Ella debía estar ahí para nosotros pero...- mi voz se quebró.

No podía continuar, los recuerdos estaban ahí, quería arrancarme la piel de la rabia, decirlo en voz alta no estaba ayudando.

─  Yo fui...um...- tenía un hilo de voz pero necesitaba decirlo.-Abusada.- suspiré al borde de quebrarme en llanto.- Muchas veces. Y es...- la voz se me cortó.

Supe que no iba a decir más, solo esas palabras habían sido demasiado para mí. Intentaba todo el tiempo olvidarme de las cosas que Liam y yo habíamos tenido que vivir pero luego tenía esos episodios, esas pastillas, todo me lo recordaba demasiado. Saber que en cuanto acabaran las vacaciones mi terapeuta estaría esperándome, eso me lo recordaba. 

No se trataba de ignorarlo, se trataba de aprender a vivir... bien con ello, eso decían los doctores.

Y sin embargo Liam lo ignoraba, él nunca hablaba al respecto, él no hablaba conmigo sobre las veces que intentó ayudarme y no pudo. Y lo entendía, la forma de superarlo para él era esa. Pero yo aún no había descubierto mi forma de superar las cosas y a veces me sentía tan sola... 

No supe en que momento Ryan se había movido, sus manos envolvieron los puños que estaba formando con las mías y me hizo soltar ambos puños para que él pudiera tomar mis manos, estaba parado frente a mí, levanté mi rostro para verlo. No estaba segura de las emociones en su cara, al menos no se veía como si me tuviera pena o en el peor de los casos asco.

─ Gracias por contármelo.- murmuró y yo asentí levemente con la cabeza, incapaz de hablar.- Puedes confiar en mi, Nat.-

Cerré mis ojos por un momento, necesitaba atesorarlo. Él no pensaba nada malo de mí, eso era suficiente. De pronto el aire en mis pulmones circuló mejor, quizás hablarlo después de todo no era tan malo.


Liam

Su risa era como música para mis oídos, se escapó de mis brazos y corrió por el pasillo para evitar que siguiera haciéndole cosquillas.

─  Venga rubia, prometiste no decir que no.- sonreí mientras me acercaba a ella, estábamos frente a mi habitación pero Melanie guardaba una distancia de mí, ella estaba intentando calmar la risa pero solo lograba contagiarme a mí.

─  Tengo que pedir permiso.- me dijo cuando había parado de reír.

─  Solo tienes que pedirle una firma a Ryan...-

─  No lo haré, Liam.- ella rodó los ojos y entonces me acerqué. En un movimiento rápido la cargué sobre mi hombro y ella comenzó a chillar.

─  Si no es por las buenas será por las malas.- me reí.

─  Bájame, idiota.- me dijo riéndose.

Por un momento había olvidado en donde estábamos, escuché una puerta abrirse y miré en su dirección.

Lo siguiente pasó muy rápido. Natasha salió de su habitación y sus ojos se encontraron con los míos, bajé a Melanie al suelo y ella dejó de reír. Nat caminó rápido hacia mí y me abrazó, tenía el cabello mojado y se miraba mal, Ryan estaba parado en el umbral de la puerta de su habitación.

No tenía idea de que estaba pasando pero no era bueno.

Melanie dijo que me esperaría en mi habitación, yo asentí a sus palabras sin prestarle atención. Caminé con Natasha abrazada a mí hasta que estuve cerca de Ryan.

Él lo sabía, ella seguramente se lo había dicho. La expresión en su rostro me decía que estaba preocupado.

─  Ryan.- murmuré. Él asintió con la cabeza y salió de la habitación.- Que nadie más sepa esto por favor.-

─  Claro.-

Verano para siempre (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora