Capítulo setenta y seis: Secreto*

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Fabio

La morena enrolló sus piernas en mis caderas y yo caminé a ciegas por la habitación, ambos reímos al chocar con una pared, pero en ningún momento sus labios se alejaron de los míos. Alex era dulce, sus labios se movían con delicadeza mientras sus manos recorrían desde mis hombros hasta mi cabello con suavidad.

Una risa escandalosa en el pasillo hizo que ella se separara bruscamente de mí, dejé escapar un suspiro pesado y volví a verla, tenía la ropa desarreglada, la cara roja y los labios hinchados. Intercambiamos miradas y luego ninguno de los dos pudo evitar sonreír.

─ Sonaba como su risa.- me dijo y yo rodé los ojos.

─ Pudo haber sido Melanie, o Mía.- dije acercándome a ella.

─ Conozco su risa, Fabio.-

─ Ya bueno, no exageres.- tome con mis manos sus mejillas y ella me miró. Estábamos en una de las habitaciones de la casa de Jeremy, de alguna manera escabulléndonos de los demás, esos minutos se sentían como si hubiéramos estado desperdiciando todo el tiempo antes.

─ ¿No te parece extrañamente divertido esto de estar escondidos?- susurró y yo reí.

─ Es como estar en una película.- me acerqué para besarla y ella rio sobre mis labios.

─ Pero tenemos que decirle.- murmuró de mal humor repentinamente.

─ No hay problema por mí, la que se complica eres tu.-

Me alejé para tomar asiento en el borde de la cama que había en la habitación, Alex tenía el pensamiento incrustado en su cabeza de que Natasha iba a odiarla solo por estar conmigo, y si bien Nat era celosa y nunca le había caído bien ninguna chica con la que yo había salido antes, ella era su amiga, y era una muy buena amiga, por no decir que la única.

─ Va a odiarme.-

─ No lo hará, ella te quiere.-

─ Pero le mentí.-

─ No será una mentira si vamos y le contamos todo ya.- me encogí de hombros, para mí la solución era clara.

─ No hablo de esto.- dijo señalándome a mí y luego a ella.- Ella me lo preguntó, me preguntó si yo estaba interesada en ti, y le dije que no.-

─ ¿Y no sospechó nada?- pregunté.- ¡Pero si eres malísima mintiendo!- me reí y Alex se acercó a mí con cara de pocos amigos.

─ Ya verás moreno.-

Ella tomo la primera almohada que vio y me la arrojó a la cara, me reí y comencé a perseguirla por la habitación.


Ryan

─ ¿En serio te quedaste callada?- me reí, Mía estaba contándome acerca de su fantástica comida con los padres de Jeremy y yo me moría de risa con cada una de las estupideces que me contaba.

─ ¿Qué se supone que iba a decirles?- chilló.- ¿No tengo ningún plan para el futuro porque no soy buena para nada?-

─ Eres buena para algo.- le dije, estábamos caminando por el pasillo de la segunda planta de la casa en búsqueda de Alex porque la cena ya estaba lista.- Solo que aún no has descubierto para que.-

Mía estaba por decir algo cuando una puerta se abrió, al menos ya habíamos encontrado a Alex.

─ Con que aquí estabas.- le dije. Ella me miró con los ojos abiertos de par en par, intercambié una mirada rápida con Mía solo para saber si ella estaba pensando lo mismo que yo, la morena tenía el labial corrido en toda la boca, como si hubiera estado ocupada besándose con alguien. Una risa se escapó de mi parte.

─ ¿Sucede algo?- preguntó.

─ La cena está lista, te estábamos esperando.- le explicó mi hermana.

─ Vale, gracias.- ella pasó en medio de ambos y caminó por el pasillo hasta las gradas. Miré a Mía.

─ ¿Quién mas no estaba abajo?- susurré.

─ ¿No es obvio?- me preguntó y yo me encogí de hombros.- Es Fabio.- elevé las cejas en forma de asombro, vaya cosas.

─ ¿Nat sabe?-

─ No lo creo, será mejor que no digas nada.-

─ Bien.-

Mía y yo bajamos a la sala en donde nos encontramos con una interesante escena entre Liam y Melanie. El chico se miraba molesto, ella se miraba incomoda, después de cruzar un par de palabras ambos giraron en diferentes direcciones.

─ ¿Crees que en algún momento nos hable acerca de esto?- me preguntó.

─ Lo hará. Dale tiempo, nos va a necesitar más temprano que tarde.-


Jeremy

La comida había resultado por lejos espectacular, nunca había horneado pizzas pero con un poco de ayuda de Ryan y de internet lo habíamos conseguido. No habíamos tenido ninguna queja de los chicos con respecto al sabor.

Como ya era costumbre estábamos sentados alrededor de la fogata, comiendo y charlando de todo un poco.

Nadie mencionó la extraña forma en la que de alguna manera todos estábamos en pareja, excepto Melanie y Liam. El orden del círculo era el siguiente: Mía, yo, Fabio, Alex, Liam, Nat, Ryan y por último Melanie. Ellos quedaban viéndose de frente pero lo último que habían hecho esa cena era verse, ambos se esquivaban, lo cual me parecía de lo más raro después de lo que Fabio me había contado.

Observé a la rubia al lado de Mía, ella estaba distraída viendo algo en su móvil mientras los demás hablaban, su expresión parecía la más feliz.

─ Venga, rubio, sí.- sentí la mano de Mía agitando mi brazo y volví a la realidad, por alguna razón todos estaban viéndome.

─ ¿Eh?- pregunté.

─ Estábamos diciendo que deberías tocarnos algo.- Fabio apuntó con su bebida la guitarra algo abandonada en una silla cerca de la piscina.

─ No creo que sea una buena idea.- dije.

─ ¿Por qué no?- Alex me miró.

La presión social no era mi tema favorito, las manos se me helaron de verlos a todos con el ceño fruncido esperando una respuesta de mi parte, lo más inteligente que se me ocurrió fue hundirme, pero no solo.

─ Vale, yo toco pero la rubia canta conmigo como la última vez.- dije, haciendo que la mirada de todos dejara de estar sobre mí y cayera en Melanie.

─ ¿Y?- inquirió Mía dándole un empujoncito a su amiga.

Melanie dejo de ver la pantalla de su móvil y paseo su mirada por el grupo, obviamente ella no había escuchado nada de lo que hablábamos.

Me levanté para buscar la guitarra y cuando regresé Melanie parecía estar en una batalla interna muy intensa. La rubia siempre estaba sonriendo, burlándose de los demás o comiendo, esa noche no había hecho ninguna de esas cosas. Tenía el cabello hecho un desastre en un moño alto, los ojos rojos y las ojeras marcadas de un tono púrpura.

─ Está bien.- dijo con la voz suave. Se levantó para sentarse a mi lado en medio de Mía y yo.

Me susurró el nombre de la canción, preguntándome si sabía cuál era y como no, asentí con la cabeza y comencé con los acordes. 

Verano para siempre (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora