Capítulo ciento siete: Una última vez*

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Melanie

El camino fue lo siguiente de incomodo, Liam caminaba a mi lado con un cigarrillo en la boca, soltando un humo de cuyo olor quería quejarme pero no tenía tanta valentía.

Enredaba y desenredaba mis dedos en la tela de la chaqueta que llevaba sobre los hombros, evitando ver de reojo al chico a mi lado. Y preguntándome que se suponía qué iba a hacer.

Tenía un plan, muy mediocre pero era un plan. Solo que en mi plan no había incluido las palabras, porque según yo esas cosas debían surgir. Cuando estuvimos parados frente a la parte trasera de la academia supe que las cosas no iban a surgir tan fácilmente.

─ Pensé que dijiste que íbamos por algo de tomar.- me dijo y yo volví a verlo. Por un segundo quise sonreír, lo único que iluminaba su rostro era la luz de la luna. Y la del farol de la calle. Pero lo de la luna sonaba más romántico. Era tan atractivo y quería odiarlo por eso.

─ Y a eso vamos.- dije y busqué en los bolsos de mi chaqueta la llave maestra.- Hay una excelente máquina expendedora allá adentro.- bromeé. Me paralicé y mi corazón salto de felicidad cuando vi la sombra de una sonrisa asomar sus labios. Pero al parecer bastaron unos segundos para que él se arrepintiera y volviera a su rostro serio.

Ignoré el vacío en mi corazón y me dispuse a abrir la puerta.

─ ¿Haces esto a menudo?- me preguntó desde afuera mientras le hacía señas para que entrara.

─ ¿El que, exactamente?-

─ Entrar en la noche a escondidas en tu academia.- me dijo de mala gana mientras me seguía.- Además, ¿de dónde has sacado una llave?-

─ Quizás soy amiga del vigilante.- le dije y el asintió.

Obviamente el lugar estaba a oscuras, caminábamos con la luz de los móviles intentando ubicarnos. La puerta por la que habíamos entrado era la puerta hacia la bodega de instrumentos, al salir de ese salón tendríamos acceso libre a toda la academia. En aquel momento el corazón me latía a mil por hora e intentaba apegarme a mi plan lo más que podía.

─ Mierda.- lo escuché murmurar mientras yo intentaba encender las luces del salón al que habíamos entrado.

─ ¿Sucede algo?-

─ Nos han visto salir juntos.- me explicó y yo solo me asombré. Ojalá yo trabajara tan rápido como esa gente.

─ No importa eso ahora.- ¡bingo! Había encontrado la luz.

Liam entrecerró los ojos, claramente molesto por la luz, al final del salón se encontraba mi objeto preferido de las últimas semanas.

─ ¿Un piano?- preguntó con una ceja alzada y yo solo asentí.

Caminé sin esperar que él me siguiera. Cuando llegué al piano me senté y observé las teclas buscando en mi memoria las notas adecuadas.

─ Hace tres semanas una disculpa hubiera sido suficiente.- lo escuché decir y me asusté. Elevé la mirada para encontrarme con sus ojos oscuros viéndome con seriedad. Liam estaba parado frente a mí al otro lado del piano.

─ Lo sé.- murmuré.- Pero también sé que ahora ya no es suficiente.-

─ Ahora nada es suficiente Melanie.- aquellas palabras entraron directo a mi corazón, hicieron una nueva grieta que luego tendría que reparar.- Me hiciste creer que no me querías, aun cuando tus ojos me decían todo lo contrario, hice todo lo que pude y tú te aferraste a lo que ahora tienes. Te he seguido hasta aquí porque soy un imbécil, honestamente. Pero debería irme ya.-

Verano para siempre (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora