Capítulo dos: Ibiza*

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Ryan

El día se pasó más rápido de lo que esperaba, después de dejar a Melanie en su casa Mía me acompañó a mi entreno, ella no era muy deportista que se diga pero prefirió verme entrenar que estar en la casa comiéndose las uñas de los nervios

─ Sparks.- me saludó la entrenadora cuando me vio aparecer en la piscina olímpica con todo el equipo necesario.

─ Isabelle.- le sonreí mientras me ponía los lentes. Aún a través del plástico azul la vi negar con la cabeza.

Estaba seguro de que ella tenía un crush conmigo, todos los chicos del equipo de natación lo afirmaban, ella siempre se quedaba tiempo extra entrenándome y era más amable conmigo que con el resto.

─ ¿Y eso que ha venido a verte?- señaló viendo hacia las gradas en donde estaba Mía.

─ Quiere formar parte del equipo.- mentí. Ella rio. Todos los entrenadores  sabían que Mía no era especialmente buena en los deportes.

─ ¿Siempre tan cómico?-

─ Entre otras cosas.-

Me encogí de hombros, vi cómo se ruborizaba y luego me lancé a la alberca.

Cuando regresamos a casa Mía se encerró en su habitación mientras yo esperé a que la rubia y su familia aparecieran. 

El plan había sido nuestro, sobre todo de Melanie, ella había insistido en que era nuestro último verano antes de que yo fuera a la universidad... o a las olimpiadas, todo dependía de mi rendimiento. Cualquiera de las dos cosas que sucediera significaba alejarme de las chicas por un tiempo indeterminado. No sabíamos en qué momento había sucedido pero estábamos creciendo y en menos de lo que esperábamos íbamos a ser escupidos al mundo, creo que ninguno estaba preparado.

Estaba en la sala de la segunda planta cuando escuché murmullos en la parte de abajo de la casa, bajé las gradas tan rápido como pude, Melanie me sonrió en cuanto nuestras miradas se encontraron.

─ Ah, Ryan.- el padre de la rubia me abrazo.- Cada día me recuerdas más a tu padre.- 

─ Yo diría que se parece a mí.- habló mamá.

─ Como sea, ustedes sacaron la lotería con este angelito.- la madre de Melanie me abrazó para saludarme en eso. Yo seguí haciendo lo de siempre: sonreír y saludar. 

─ Seguimos esperando el día que tú y Melanie...- 

─ ¡Colin!- lo regañó la madre de la rubia.

Más murmullos y ellos pasaron al comedor, yo le di una mirada de reojo divertida a Mel.

─ Ya sabes cómo es.- me dijo rodando los ojos y yo me reí.

Melanie era para mí una hermana, justo como Mía, no podía negar lo bonita que era, la mitad de mis compañeros de curso estaban colados por ella pero no era así para nosotros, éramos amigos, mejores amigos.

─ ¿En dónde está Mía?- Melanie buscó con la mirada en la sala de estar sin encontrar a mi hermana.

─ Aun no baja, deberías ir a decirle que lo haga, la cena ya debe estar servida.-

Melanie me hizo caso y subió a la habitación de Mía. Caminé hacia el comedor, los cuatro, Sparks y Johnson platicaban con naturalidad mientras una de las chicas de la cocina servía la comida. Viéndolos de aquella manera deseé que alguna vez estuviéramos los tres así, viejos pero divertidos. Ah, y bañados en dinero.

La cena transcurrió. Y fue eterna. Mientras los adultos se reían de las bromas que hacían entre ellos nosotros solo compartíamos miradas cómplices. O todo nos salía bien o todo nos salía mal, no había intermedios.

Verano para siempre (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora