Capitulo 37

1.2K 72 10
                                    

Valentina: José Miguel! Tenemos que hablar.

José Miguel soltó sus herramientas y se acercó.

José Miguel: lo sé. Valentina, me siento muy apenado por todo lo que ha pasado estos días, desde que llegó Martina todo ha sido un problema tras otro.

Valentina: estoy de acuerdo.

José Miguel: es mi culpa, si yo no le hubiera hecho caso tú y yo no habríamos tenido tantos

contratiempos, no debí desconfiar de ti.

Valentina: este asunto ya los discutimos.

José Miguel: pero estabas exaltada la última vez que hablamos, quiero de nuevo disculparme, si yo..

Valentina: sé que tu comportamiento no fue el correcto, pero puedo entenderlo, una mujer aparentemente desvalida viene en tu ayuda y sientes ganas de ayudarla, y aunque te fuiste en mi contra confiaste en su palabra, lo hiciste porque tienes un buen corazón.

José Miguel: soy un imbécil.

Valentina: No eres un imbécil! Te comportaste como un idiota.

(Valentina en tono burlón)

José Miguel sonrió.

Valentina: esto sólo podemos resolverlo tú y yo, pero antes que nada necesito que me digas que sientes por mí.

José Miguel: yo te amo Valentina, eres el amor de mi vida.

Valentina: y Martina? Porque te preocupabas tanto porque estuviera bien? Que significa ella para ti?

José Miguel: Martina y yo nos conocimos en una misión que ayudaba a niños de escasos recursos, yo era misionero y ella los educaba, nos hicimos buenos amigos, era una mujer muy simpática, y bueno pues un día me confesó que se había enamorado de mi.

Valentina: y tú que le dijiste?

José Miguel:  que mi vida iba a ser dedicada a Dios y que no se hiciera ilusiones y buscara a alguien más.

Valentina: pero siguió enamorada de ti.

José Miguel: si, para entonces ella pareció comprender mi situación y la respetó, se fue a otra ciudad y perdimos comunicación, por eso cuando apareció de nuevo pensé que seguía siendo la misma.

Valentina: así como creíste que la Valentina altanera y amargada que conociste había renacido!

José Miguel: Si, me dejé calentar la cabeza con sus intrigas; me arrepiento de lo que te dije, te lastimé mucho.

Valentina: no sabes cuánto, pero lo que no comprendo es porque ese resentimiento conmigo, porque cree que yo te robé de ella?

José Miguel: porque en alguna ocasión le dije que para mí no existía el matrimonio, porque mi vida era dedicada a Dios, o al menos era lo que pensaba, tú fuiste la primera en vida y la única desde que salí del seminario y supongo que al ver que estabas conmigo se sintió traicionada.

Valentina: pero alguna vez la viste como mujer?

José Miguel: No! Ni antes ni ahora, Valentina, no tienes por qué dudar de mi amor.

Valentina: entiendo tu actitud, a mi, me costó despojarme de mi orgullo para buscarte, sólo pensaba en lo mal que me hiciste sentir, pero no puedo permitir que eso sea más fuerte que mi amor por ti.

José Miguel: te amo Bonita.

Valentina: yo te amo mi cielo.

José Miguel besó apasionadamente a Valentina.

SOY TU DUEÑA 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora