Capitulo 75

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En el instante en que abrieron los ojos, sus miradas se cruzaron y se miraron entre si, había mucho amor, no había necesidad de que saliera de sus labios, su conexión era única; Valentina acarició el rostro de su amado mientras el besaba su otra mano sin dejar de verla.

JJosé Miguel:  "Te prometo que esta noche nada podrá interrumpir nuestro amor".

Valentina: te amo José Miguel, te amo tanto.

José Miguel: y yo a ti mi bonita.

Valentina: mi cielo.

Sus labios se acercaron y sin dudarlo se entregaron a un beso donde sus lenguas se sincronizaron y sus brazos se entrelazaron entre sí, de tal manera que era imposible dar marcha atrás.

José Miguel se ubicó detrás de su esposa apoyando sus manos sobre su vientre, mientras besaba su nuca, ella puso las suyas sobre las de él, a la vez que las tiras de su sostén se bajaban lentamente después de unos segundos se dio la vuelta para quedar frente a frente, al ver las tiras abajo Valentina pasó sus manos hacia atrás y lo desabrochó y tiró al suelo dejando en libertad aquella debilidad de su esposo quien no dejaba de observarla, ella se acercó y uno a uno desabotó cada botón de su camisa al terminar esta cayó al suelo mientras acariciaba su pecho velludo lo besó a la vez que él  extasiado olía su cabello, sus labios volvieron a encontrase, pero está vez aquel beso parecía tener prisa, se abrazaron tan fuerte que sus pieles desnudas se rozaron a un punto máximo.

Mientras se besaban Valentina bajó ambas manos hacia su pantalón para abrir el cierre, él le ayudó y sin soltar sus labios se los bajó, pero al recordar que aún llevaba sus zapatos, se detuvo unos segundos para agacharse y poder quitárselos; los aventó como pudo al igual que su pantalón mientras ella lo observaba atenta y a la espera de volver a sus brazos, así que tomó una de las copas y bebió un poco de champagne y a propósito derramó algo sobre su pecho.

José Miguel la vió sobrexcitado y se acercó para besar su cuello y luego bajar beber de sus dulces pechos, para cuando regresó a sus labios Valentina bebió otro sorbo, él le quitó la copa y la apretó contra sí fuertemente, sus bocas parecían sedientas mientras sus lenguas seguían un ritmo acelerado, Valentina acariciaba su rostro mientras él la tenía de la cintura, la levantó y la llevó hacia la cama para acostarla suavemente.

Bajó hasta su pecho nuevamente descendiendo hasta su ombligo y al llegar a lo único que la cubría en su parte más inferior decidió deshacerse de él.

Se arrodilló sobre la cama y quedó deslumbrado al ver a la mujer que amaba totalmente desnuda; era cierto que desde aquella primera vez en la cabaña años atrás cuando se entregaron el uno al otro sus cuerpos habían tenido una unión muy especial pero con el pasar de los años está se veia más firme; conocían cada detalle del cuerpo del otro y en momentos como este la sensación de rosarlos y besarlos los hacía sentirse vivos.

Martina estaba frenética, el imaginar que José Miguel estaba lejos y con Valentina la mujer que tanto odiaba la hacía sentir celos; llevaba años con soñarlo entre sus brazos y había renunciado a él creyendo que jamás estaría con una mujer, pero la vida le había cambiado la jugada y al creer que su amor platónico vestiría una sotana había ocurrido su mayor temor, verlo en brazos de otra.

Martina: tal vez ahora ella disfruta de sus besos y sus caricias, pero muy pronto será mío y esos malditos mocosos desaparecerán junto a la mujer que los trajo al mundo, no me importa esperar a su regreso, la suerte estará de mi lado, porque en la guerra y el amor todo se vale.

Valentina se percató de la intensidad en la mirada de José Miguel.

Valentina: ven conmigo.

José Miguel se puso de pie y dejó abajo la única tela que cubría su parte más exuberante, aquella que por años había hecho feliz a su esposa.

SOY TU DUEÑA 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora