La alarma suena antes de que el sol salga. Agoney está seguro de que las calles ni siquiera están abiertas a la hora a la que tiene que estar levantado. Y a su pesar se levanta. El dinero es necesario. Sólo se viste, coge su teléfono, cartera y chaqueta y sale de su casa. Todavía vive con su familia, está ahorrando para poder independizarse, pero en una panadería no gana lo suficiente aún, a pesar de las horas que echa.
Llega y pone los hornos a calentar. Su redecilla para el pelo y delantal y prepara las primeras ornadas del día. Unos minutos más tardes llega su compañera de horneado, Belén. Ella se encarga de la repostería, sobretodo lo que es de hojaldre. Es una chica alegre, muy risueña, hace las horas de trabajo más amenas.
Trabajan con música, a los dos les gusta la música. Agoney siempre ha soñado con ser bailarín. Recibe clases por las tardes y es el pequeño sorbo de aire que le da fuerzas a seguir adelante. Belén canta muy bien, y a pesar de los esfuerzos de Agoney, ni siquiera se ve capaz de grabar una cover. Agoney está a punto de quemarse con el horno, por estar casi bailando. No sería la primera, ni la última vez, que por estar bailando se quema con el horno al sacar el pan.
Un par de horas después, abren la panadería al público. Agoney se pone tras el mostrador hasta que llega em dueño, que es el que suele estar de cara al público y controla la caja. Y sisar de la caja también. La gente del barrio donde trabaja es gente humilde, proletaria y mil amable. Es lo que a Agoney le gusta de su trabajo. Hablar con la gente, esa confidecialidad entre panadero y clientela. Pero no le dura mucho, sólo hasta que su jefe llega y le vuelve a mandar a la trastienda a ayudar a Belén con los pasteles.
Está horneando rosquillas cuando llega, y mientras se hornean, se está encargando de dos tartas. Agoney se acerca a ella con una sonrisa para ayudarla en lo que haga falta.
- ¿Puedes poner esto a mezclar?- le pregunta ella. Él asiente mientras lleva el bol a la mezcladora.
De pronto suena su teléfono. Se disculpa para salir un momento a atender la llamada y Belén le quita importancia. Mira quién le llama, Samuel Vázquez. El corazón se le enternece. Hace mucho tiempo que no ve a Sam, se alegra mucho de que le llame.
- Hola, Sam. ¿Qué de tiempo? ¿Qué tal amigo mío? ¿Todo bien?- pregunta al descolgar.
- Hola, Agoney. Todo perfecto en mi vida. Pero te llamo por la tuya.
- ¿Por la mía?- pregunta él sorprendido.
- Tengo una oferta que no vas a poder rechazar. Bailar en una gira internacional, son tres meses. Pero tienes que venir a Madrid entre hoy y mañana. Rafa se lesionado y tiene para varios meses. Eres el mejor y sé que eres capaz de aprenderte las coreos rápidamente.
A Agoney casi se le cae el teléfono al suelo.
- ¿Qué me dices Agoney?- le pregunta a Sam.
La oportunidad de su vida. Irse de gira a bailar. Y encima iría con Sam, su amigo Sam. Tres meses de gloria haciendo lo que más le gusta. Pero, ¿y luego qué? ¿Le convenía a él dejar su trabajo estable por tres meses para después a lo mejor, no encontrar otro? Pero se trataba de un trabajo de bailarín, su mayor sueño. ¿Valía la pena arriesgarse? ¿Echar a perder todos sus ahorros de independecia por tres meses bailando en una gira internacional?
- Acepto el trabajo.- le contesta Agoney al chico de los rizos.- Aunque tenga que coger un avión hoy hasta la península. Lo que haga falta. Necesito salir de esta panadería que consume mis ganas de vivir.
- De acuerdo, de acuerdo. Se lo digo a mi primo, y te llamo en cuanto sepa algo.- le dice Sam y le cuelga, como con prisa.
Agoney se queda con tanta adrenalina dentro de su cuerpo que da un pequeño saltito. Pero pronto vuelve a su puesto, si el primo de Sam le rechaza, no puede permitirse perder este empleo para acabar trabajando en un restaurante de comida rápida. Decide no comentarle nada de la llamada a Belén por si se le gafa. Ella tampoco pregunta nada, entendiendo que él no quiere hablar del tema. Ya está todo en el horno cuando vuelve a sonar el teléfono móvil de Agoney, y Belén le hace una señal para que vaya a responder, mientras ella recoge los utensilios y los echa a lavar.
Agoney se aparta con el corazón acelerado. Pero más se le acelera cuando ve que quien llama es Sam quien llama. Se pone tan nervioso que tarda un poco en responder.
- ¿Sí?- responde muy, muy nervioso.
- Agoney, haz las maletas. Trae ese culito canario a Madrid, te necesitamos. Mi primo ha dado el sí quiero.
Agoney no puede contenerse y chilla de la emoción haciendo que al otro lado de la línea, Sam se aparte un poco del teléfono.
- ¿Me tomo eso como un...?
- Sí, Sam... voy a salir del trabajo. Voy buscando vuelos. Voy... a decírselo a mi familia. Te cuelgo, te cuelgo, tengo mucho que hacer.
Pero nada más colgarle a Sam, Agoney marca a Miriam. Su mejor amiga. Miriam, algo extrañada por la hora, le coge el teléfono.
- ¿Ago? ¿Estás bien?
- Miriam, no te vas a creer que ha pasado.
- Pero, ¿estás bien?
- Estoy extasiado. Estoy feliz. Estoy contento. Miriam, que me han llamado para actuar en una gira internacional.
- ¿Qué? ¡¿En serio, Ago?!- le pregunta Miriam muy contenta.
- Me ha llamado mi amigo Sam. Que su primo es cantante y les ha fallado un bailarín.
- El primo de tu amigo Sam... ¡Ostras Ago! ¡Raoul Vázquez! ¡¡Vas a actuar con Raoul Vázquez!!- dice Miriam cayendo en quién se trata.
Agoney se muerde el labio. Va a cumplir su sueño, bailar en una gira. Una gira internacional, que no es moco de pavo.
- Tengo que irme entre hoy y mañana.- le informa Agoney a Miriam.
- No me digas más, te busco yo el vuelo. Tú ve a recoger tus cosas, Ago.
Una suerte que Miriam trabaje en una compañía de aerolíneas low cost. Miriam le cuelga a Agoney de inmediato y se pone a trabajar como si se tratase del mismísimo rey.
Mientras, Agoney salió a pedirle a su jefe que fuera a hablar con él a solas.
- Juan Antonio, me voy.- le dice, claro y directo, entregándole la redecilla del pelo y su delantal.
- ¿Te vas? ¿Por qué?
- Me ha surgido una oferta de trabajo de lo mío.
- Espero que entiendas que no te puedo guardar el puesto. Tengo que buscar a alguien que te sustituya pero no te voy a guardar el sitio. ¿Lo entiendes no?
- Sí, lo entiendo.
- Pues ven, te voy a dar una renuncia que me tienes que firmar.- le dice haciéndole entrar en el pequeño despacho que tenía.
En poco más de veinte minutos Agoney estaba fuera, disfrutando del buen tiempo que hay en Canarias, respirando el olor a mar. Sabe que lo va a echar de menos, que va a estar mucho tiempo sin pisar su tierra. Le sirve para coger valor y llamar a su casa. No tuvo que enrollarse mucho, en su casa le apoyaron y le dijeron que irían haciéndole la maleta mientras él volvía a casa en autobús. Tuvo que colgarles, porque tenía una llamada entrante de Miriam.
- Dime, leona.- contestó Agoney cariñosamente.
- Esta noche hay un vuelo, sale a las diez y cuarto de la noche. Ven a por los billetes, que quiero despedirme de ti.
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Limerencia |Ragoney
FanfictionLimerencia (del anglicismo limerence) es un estado mental involuntario el cual es resultado de una atracción romántica por parte de una persona hacia otra