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Nada más Raoul cierra la puerta, Agoney reacciona como quería haber reaccionado anteriormente. Da un salto con el puño en alto, ahogando un grito de felicidad. Mira a su alrededor, no hay nadie. Decide entrar a por su móvil, tiene que llamar a Miriam inmediatamente.

Cuando entra, se encuentra a Aaron en la misma posición en la que estaba cuando salió. Sus ronquidos siguen siendo ruidosos y molestos, pero ya se ha acostumbrado. Coge su teléfono y corre hasta el baño mientras marca el número de Miriam.

- ¿Sí?- responden al otro lado, se oye el ruido del tráfico en una ciudad.

- Miriam, buenos días.- dice Agoney e inmediatamente se muerde el labio, intentando contener su emoción.

- Vaya, parece que alguien está mejor.- le contesta la chica de pelo rizado.

- ¿Tienes puesto el manos libres?- le pregunta él.

- Sí, claro. Además ya estoy llegando al trabajo.- le contesta ella.

- Bueno, te tengo que contar una cosa.- dice y sonríe con un bobo ante la expectación que ha creado.

- Dime, dime. Antes de que entre a trabajar.- le dice ella, apremiándole.

- Llevabas razón.- le dice él a secas.

Miriam, conduciendo, tarda el darse cuenta de que lo su amigo le está diciendo y cuando cae, abre los ojos de par en par. Suelta un grito que hace reír a Agoney.

- Detalles, Ago. Dame detalles antes de que entre, por Dios.- le dice ella en un tono suplicante que hace reír a Agoney más fuerte.

- Me ha despertado hace poco.

- Qué extraño. Ellaaa, despertándote.- comenta Miriam, cosa que hace sonreír a Ago. Él también se ha dado cuenta de que están cogiendo esa costumbre.

- Y me ha contado la razón de que esté aquí Aitana y tal, que, me ha pedido mantener en secreto.

- Te lo dije.- apunta la chica.

- Y me ha dicho que espera que su estancia aquí no cambie nuestra relación porque le gusto.

- Ay, Ago, jo. Qué guay. Te lo dije, te lo dije. Espera ¿qué le has dicho tú?

- Que él también me gusta. Y.- enfatiza.- le he cogido la mano. Hasta que ha venido Sam- continúa- y bueno, se ha cargado un poco el clima. Se han ido al gimnasio y yo estoy aquí en el baño hablando contigo mientras Aaron está roncando.

- Ay, Dios. Te lo dije.- le repite la chica, que ya ha conseguido aparcamiento.

- ¿Y ahora qué hago, Miriam?- pregunta él nervioso.

- Disfruta.- le dice ella.

Cuando Sam y Raoul volvieron tras una sesión en el gimnasio siguiendo la tabla de ejercicios que les mandó Luis, se duchan y se encuentran con el resto en la recepción para ir a ensayar.

Cuando llegan, Raoul solo tiene ojos para Agoney. Aunque ya de antes le venía pasando, lo que pasa es que ahora es mucho más consciente. Agoney lleva unas bermudas gris cortitas y una camiseta burdeos de manga corta. En la capital valenciana está haciendo algo de calor. Lleva también una mochila a los hombros, con ropa para cambiarse tras ensayar. Cuando el canario ve llegar al rubio se le ilumina la cara. Ambos se miran, con unas sonrisas radiantes, nada puede romper el contacto visual. Nada excepto Aitana. Que se cruza entre en los dos y abraza cariñosamente a Raoul, dejando algo cortado a Agoney, que aparta la mirada. Y apartándola, se da cuenta de que hay varios fotógrafos en la sala. Y entonces comprende la razón de los actos de la chica del flequillo recto. Los paparazzis, las noticias del corazón, su contrato... De pronto deja de sentirse tan mal, Raoul ya se lo había advertido pero también fue Raoul el que dió el paso y admitió que le gustaba. Le segue molestando un poco, pero lo entende y tendrá que hacerse a ello.

Limerencia |RagoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora