Limerencia |Ragoney

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Tras una espectacular y preciosa semana en las Islas Canarias, Raoul y su equipo se disponían a ir a su siguiente destino. Agoney va a cruzar el charco por primera vez y está muy nervioso, Raoul se lo nota al instante y, debido a la prensa, solo puede lanzarle una sonrisa tranquilizadora.

- No sé cómo lo has hecho, pero creo que has conseguido poner a Ricky Merino de vuestro lado. Menuda columna te ha dedicado esta semana.- lecomenta un primo a otro.

- Le di la exclusiva. Y si le sigo dando exclusivas, le voy a seguir teniendo en el bolsillo. Así va este mundillo, por desgracia.

Samuel asiente.

- Eso es algo bueno. Ya puedes acercarte un poco más a Ago. Sobre todo porque sigues estando... ya sabes, para ellos, soltero.

Raoul sonríe ante la pausa de su primo.

- Por si acaso me voy a mantener alejado hasta que estemos en el avión. Todos sabemos que Ricky es la garrapata de moda, pero todos están deseando hacer lo mismo que él. Hay que andarse con cuidado siempre.

Samuel asiente de nuevo.

Por fin pueden embarcar. Raoul se acerca a Agoney y le coge de la mano, muy disimuladamente y después de comprobar que no hay nadie con el móvil encendido cerca.

- Eh, no te preocupes. Se te va a hacer un poco pesado. Pero para entretenerte estoy yo. No va a pasar nada, ¿vale?

- Vale, pollito.- Agoney le da un apretón, en señal de gracias.

Tras acomodarse en las butacas, uno al lado del otro, tras meter las maletas de mano en los compartimentos y coger las almohadas y demás cosas necesarias para el resto del viaje.

Agoney no paraba de mover nervioso las piernas. Raoul le pone la mano en una de las piernas.

- Mira, Ago. He descargado películas para que las veamos juntos. De esas que me dijiste que no podía ser una persona de verdad si no me las había visto. Podemos ver varias, hacernos mimos, dormir...

- Pero hay mucha gente.- le recuerda.

- Pero tú y yo somos solo amigos.- le guiña un ojo.- Igual que con Nerea.

Agoney sonríe. Qué listo. Le coge la mano a Raoul y se la acaricia. Pero se ven asustados por una azafata que da indicaciones del viaje por megafonía mientras sus compañeros a ambos extremos del avión enseñan las medidas de seguridad que ella va indicando.

Agoney lo pasa un poco mal en el despegue, pero luego se acostumbra. Cuando ya se pueden soltar, Raoul pone una película y echa su cabeza sobre el pecho de Agoney, que se enternece y a la vez se distrae. A mitad de la película, Raoul cae en los brazos de Morfeo. Agoney acaba de ver la película, pero después, la respiración lenta y rítmica de Raoul, le alenta a dormirse él también.

Se despierta con un traqueteo y el corazón latiéndole desbocado. Raoul está tan tranquilo con su móvil en el asiento de al lado. De pronto lo mira, como si se acabara de percatar de que se ha despertado. El resto del avión está sumido en un profundo sueño.

- Nos quedan todavía unas cuatro horas de avión.- le informa Raoul.

Agoney suspira y su corazón se relaja.

- Qué aburrimiento.- le dice Agoney.- Necesito ir al baño y estirar un poco las piernas.

- Yo también.- dice Raoul pasando por delante la chica que estaba sentada en el pasillo.

Caminan los dos hasta el baño en la cola del avión, pues es el que más cerca les pilla.

- ¿Por que no vas al otro, pollito? Si te urge.