El sol no sale hoy en Madrid, está algo nublado y puede que amenace con llover. En las noticias del tiempo dan poca probabilidad, pero está muy gris el día. Agoney echa de menos el sol de Adeje. No es igual al sol que hay en Madrid, aún así, no volvería a la panadería, por mucho que eche de menos el sol.
Sam le ha vuelto a despertar tirándose encima suya, esta vez quejándose de la espalda. Agoney se siente mal, inlcuso le dice a Sam que se va a ir a un hotel. Son tres días lo que tendría que pagar, se lo puede permitir con los ahorros que tiene. Pero Sam no se lo permite, dice que irá esta tarde al fisioterapeuta a que le de un masaje y que se le pasará. Pero no deja de sentirse culpable.
Hoy cogen un autobús diferente, y cuando llegan a la espalda del Wizink Center, ven a Raoul esperando en una de las puertas. Lleva una chaqueta que le calienta, su pelo rubio está despeinado por culpa del viento. Se mira las zapatillas mientras mueve los pies, recordando los pasos.
Agoney recuerda la conversación de anoche con Miriam. Sólo hablaron diez minutos, pero a ella le bastaron para decirle que Raoul era muy guapo y que no se encoñara de "su jefe". Y para decirle mil y una veces que le echaba de menos, que Adeje no es lo mismo sin él. Se fija en Raoul y mientras lo observa aproximándose a él junto a Sam, recuerda la conversación del día anterior en la comida. Ahora sí le parece un chico divertido y despreocupado. Cuando están casi a la altura, Raoul levanta la vista y le sonríe a su primo antes de darle un abrazo y luego saluda tímidamente a Agoney con la mano. A Agoney le parece adorable. Pero Raoul se siente ridículo y cobarde.
- ¿Habéis dormido bien? Necesito a mis bailarines a pie de cañón.- les pregunta Raoul, aunque mira más a su primo. Es comprensible, es el que está durmiendo en un sofá.
- Sí.- contestan Sam y Agoney a la vez.
- Ay, Sam, pero si me dijiste que te dolía la espalda.- le dice y luego se dirige a Raoul.- Va a ir a un fisio pero no me deja irme a un hotel.
- Es que Sam es un cabezón.- le contesta Raoul.- Y a veces se pasa de buen anfitrión.- le sonríe.
Agoney le sonríe de vuelta mientras Sam le saca la lengua a su primo. Pero la conversación acaba ahí, ya que llegan Roi y sus cámaras ya en funcionamiento. Roi empieza a relatar lo que pasa y empieza a preguntarle cosas a Raoul. No se ve muy cómodo delante de la cámara, pero espera soltarse con los días. Agoney se da cuenta de eso, y mientras habla, lo mira con curiosidad. Sus ojos marrones, llenos de felicidad. Su sonrisa, que irradia luz y buenas sensaciones. Sus gestos. Es un personaje extraño, al que no le ha pillado el truquillo. No como a Sam, Mary o Aaron. Que, hablando de ellos, acababan de llegar. De pronto, la puerta se abre, dejando ver a un trabajador con cascos y unas trajetas identificativas en la mano. Las reparte y piden que le sigan. Ana, la ayudante de Roi, le pide datos al trabajador, para incluirlo en los créditos mientras sigue apuntando varias cosas que nadie sabe qué son. Agoney sonríe cuando la oye hablar y escucha su acento. También es canaria. Tener a alguien de su tierra estando tan lejos es algo que le pone de buen humor.
Sam va el primero, grabando todo aquello y gritando "¡qué pasada!" cada cinco segundos. Agoney se queda algo rezagado, pero Roi y uno de los cámara no dejan que se quede muy atrás. Acaba andando al lado de Raoul. Él está igual o más impresionado que Samuel, pero se está conteniendo porque no quiere que le vean como un exagerado o cateto. Pero Raoul está atento a su reacción por el rabillo del ojo, no para de boquear, ahogando sus gritos de emoción y con una fachada relajada. Uno de los cámara les adelanta grabando a Aaron, Sam y Mary que estaba improvisando unos pasos delante del escenario.
- ¿Queréis subir?- les pregunta Raoul.
Mary es la primera en salir corriendo hacia el escenario. Pero Aaron y Samuel no se quedan atrás. Agoney acaba por salir corriendo también, sin poder aguantarse. No para de sonreír y no pretende hacerlo.
- Es mucho más grande de lo que parece en fotos.- le grita Sam a Raoul mientras da vueltas por el escenario.
- No te intimidará, ¿no?- le contesta.
- A mí no me intimida nada, primo.- le dice él.
Los músicos de Raoul comienzan a colocarse, mientras Ana pide datos y datos a unos y a otros. Todos merecen salir en el documental, aunque sea su nombre, van a ser parte de la gira y de la experiencia de Raoul.
Hay mucha gente trabajando. Tanta, que la pobre Ana no para de andar de un lado para otro, incluso le ha pedido los datos a gente que ya se lo había pedido. Pero ya están listos para el ensayo. Raoul calienta la voz mientras los bailarines estiran. La primera canción es una balada, él solo en el escenario. Los de las luces están probando, los de sonido tambien, hay gente repartida por todo el estadio con walkies para que todo esté perfecto.
Cuando comienza a cantar, Agoney se queda muy impresionado. Su piel se pone de gallina. La voz de Raoul le deja anonadado y está enganchado y casi obligado a seguirle con la vista a través de su paseo por el escenario. Casi ni se da cuenta de que ha acabado y que han de salir. Sacude un poco su cabeza y se repite mentalmente a sí mismo que debe centrarse en lo que ha venido a hacer: bailar.
El ritmo cambia, y esa es su entrada. Ejecuta la coreografía sin fallos junto a Mary, Aaron, Sam y Raoul. Esta canción es su preferida del álbum. A mitad de la canción el sonido se apaga, están tocando los técnicos y tienen que repetir.
Continúan con esa dinámica hasta la hora de comer, cuando hacen un descanso. La discográfica les ha dispuesto de un catering, con una dieta como la de Raoul. Raoul no se libra de la dieta de Luis ni queriéndolo. Se sientan todos juntos a comer. Incluso apagan algunas cámaras un rato. Y comentan cambios que pueden estar bien. Pero también se toman un poco el pelo entre ellos, quitándole seriedad a todo, porque un poco de diversión viene siempre bien para relajar el ambiente. Y un ambiente relajado, siempre es más productivo.
La tarde continúa con ensayos, ensayos y más ensayos. Será la dinámica del día siguiente. Y ya el último día se añadirán maquillaje y vestuario. Todo va por buen camino. Los ensayos han estado bien. Hay que ir acostumbrándose al escenario que van a compartir en la gira. Bien entrada la tarde, acaban. Roi y su equipo se van con bastante material. Deciden, improvisandamente, irse a comer sushi a un restaurante y llaman a un chófer que pueda llevarlos a los cinco.
Pronto se encuentran allí, estrechando los lazos que serán necesarios para convivir durante tres meses de gira todos juntos. De nuevo, en la mesa, sale el tema de Sam y su sofá.
- Pero que estoy bien, en serio. Ya he llamado al fisio, y viene mañana. Me voy antes del ensayo y listo.- asegura Sam.
- De verdad, me puedo ir a un hostal baratito. Van a ser tres días, y ya has hecho mucho por mí, Sam.- le insiste, una vez más, Agoney.
- Que no, cómo vas a estar pagando cuando encima nos estás haciendo un favor. Además no conoces la ciudad.- insiste Sam.
- Te puedes quedar en mi casa. Hay otra habitación con una cama. Que no dormiría en el sofá.- dice Raoul, para asombro de todos. Raoul se siente algo avergonzado ya que todos han callado y le miran.- Solo tengo que mover el piano y hacer la cama y listo. Si quieres, claro.- suaviza, lanzándole la pelota a Agoney.
Sam, Aaron y Mary les miran intermitentemente.
- Pues estaría fantástico, así Samuel puede dormir en su cama y descansar como debería.- acepta Agoney.
- Pues nos pasamos por el piso de Sam y recogemos tus cosas y hoy ya duermes en mi piso.- le contesta Raoul y ambos miran a Sam.
Samuel tarda en darse cuenta de que han dejado de hablar entre ellos dos. Se aclara la garanta y dice:
- Sí, claro. Como queráis.
ESTÁS LEYENDO
Limerencia |Ragoney
FanfictionLimerencia (del anglicismo limerence) es un estado mental involuntario el cual es resultado de una atracción romántica por parte de una persona hacia otra