Phantasiae

1: Londres

Desperté con la alarma, que anunciaba mi viaje a Londres. Como ya tenía todo empacado, saqué de la maleta la ropa necesaria.

Luego de ducharme, me puse; un jersey azul marino, unos jeans holgados, unas botas negras y una chaqueta de cuero, ya que en Londres tengo entendido que es invierno.

En el camino al aeropuerto estuve oyendo música y hablando con mi madre, las dos estábamos algo tristes por el hecho que me iba por primera vez tanto tiempo de casa, pero a la vez felices porque estaría en un curso de un tema de mi interés.

Llegamos y mi madre lamentablemente se había tenido que ir y me quedé sola, decidí comprar algunos bocadillos para el camino en avión, ya que la comida de los aviones es un poco-mucho asquerosa.

Llegó el momento de subir al avión, sentía una mezcla de emociones como nervios e ilusión. Iba a Londres con personas que hace años que deseaba ver, mis primos.

Les voy a contar mientras vamos en avión ¿si?.

Mis primos y yo éramos inseparables, jugábamos siempre, a los videojuegos o a alguna cosa que nos inventáramos, siempre había un hueco para vernos.

Eso hasta que mis padres decidieron irnos de Londres y mudarnos a Toronto. Los primeros meses fueron difíciles, debido a que tenía 10 años y no sabía nada del dialecto ni nada, luego me fui acostumbrando y aprendí a vivir sin la compañía de Charlie ni Damian, así se llaman mis primos.

Llegamos a Londres y me quedé esperando que llegaran, luego vi dos siluetas llegar en la puerta del aeropuerto, eran ellos.

Los abracé, ellos a mí, y nunca sentí tanta ilusión de verlos de nuevo. Somos un drama lo sé, pero shhhh, no digas nada.

Te quisiera narrar el resto del día pero no fue la gran cosa, ya sabes, desempacar y hablar un poco con mis primos.

Mientras Charlie era de tez pálida, pelo oscuro y ojos miel, con un tatuaje en el antebrazo de un avión de papel.

Damian era de tez un poco más morena, pelo de un castaño más claro y ojos verdes oscuro.

Yo, por mi parte, era de tez blanca, ojos verdes con amarillo, lentes, y cabello por los hombros con las puntas rojas, sin olvidar mi piercing de labio inferior.

Cabe destacar que Charlie es un año mayor que Damian y yo.

En fin, al siguiente día desperté, y sentía que iba a ser todo diferente.