3: Fuego

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Volvimos al departamento, notaba lo tenso que estaba Charlie pero prefería obviarlo para evitar que se empeorara el ambiente.

Cuando llegué a la habitación, me tiré a la cama. Volteé a mi mesa de noche, donde yacía mi libro favorito y mi celular encima del mismo. Me había llegado un mensaje, y era de Ted;

"Hola Eva, es Ted ¿Cómo estás? Quería saber si te gustaría salir con nosotros al nuevo lugar de máquinas recreativas que abrieron"

Respondí:

"Seguro, mañana nos vemos, besos"

Fui a dormir, creo que me viene bien para procesar todo lo que ha pasado hoy y poder estar tranquila mañana.

A la mañana siguiente...

Desperté con pesadez y me vestí, desayuné y dejé una nota avisando que iba a pie al curso y luego de eso saldría con los chicos al Arcade.

Llegué al curso y hoy si fue un poco más tediosa la clase ya que no hicimos nada práctico si no más teórico, eso si, vimos movimientos de cámara y por tanto vimos algunas películas, no estuvo tan mal por esa parte.

Luego salimos los chicos y yo al Arcade.

-Dios, si el Profesor seguía hablando le iba a tirar el libro completo –decía con tono cansado Aby-

-Entiéndelo, lleva años dando clases y está cerca de la jubilación –responde en tono burlón Ted-

-Ya chicos, cálmense –decía Steve-

Llegamos al Arcade y nos quedamos jugando con varias máquinas de recreación. Luego de eso Aby y Ted fueron a buscar unos cafés mientras Steve y yo nos quedábamos en una de las bancas del parque.

-Son increíbles esas máquinas –dice entusiasmado-

-¿Y has visto que tiene hasta tienda? –pregunto pensativa-

-Tenemos que ir otra vez, obviamente –ríe-

-Me ha gustado mucho salir con ustedes, por lo menos conozco a otras personas que no sean mis primos –niego con la cabeza, riendo-

-¿No tienes familia en Londres? –dice con mirada preocupada-

-Aparte de mis primos, no –niego- vine a Londres por el curso pero mis familiares más cercanos están en Toronto.

-Entiendo, pero eres de Londres ¿no? –pregunta curioso-

-Si, solo que hace unos años me mudé –sonrío-

-Es bueno saber eso –sonríe de vuelta-

Nos quedamos los siguientes minutos en silencio, pero no era uno incómodo, era uno agradable, como si el ambiente hablara por nosotros mismos en vez de nuestras propias palabras. Ni siquiera la mínima onomatopeya lográbamos constatar.

-Hemos vuelto –grita feliz Aby-

- Aby, no queremos despertar a todo Londres –ríe burlón-

Tomamos el café mientras contábamos más de nosotros, nos reíamos por anécdotas o nos asustábamos por historias jamás contadas. Habíamos encontrado tranquilidad en medio de una ciudad bulliciosa.

-Chicos, debo irme –digo mirando el reloj de mi celular mientras me levantaba-

-Voy contigo, vivo a unas cuadras –dice Steve, sonriendo-

-Nosotros nos vamos a nuestros apartamentos, vivimos en el mismo edificio –dice Ted mientras tomaba del brazo a Aby y se iban-

-Y bien...Vives a unas cuadras de mi residencia ¿ah? –lo miro-

-Si, de hecho te vi cuando llegaste pero decidí no acercarme hasta que fuera "El momento adecuado" –hace comillas con los dedos-

-Espera, te conozco, ¿Eres tú el chico de la patineta? –lo apunto-

-Ciertamente –sube las manos- Aunque justo después que pasaste el portal me caí de bruces –nos reímos-

-Yo también he patinado pero siempre me caigo y se me quitan las ganas –me sonrojo-

Llegamos al portal de mi residencia y nos miramos, luego bajé la mirada y me percaté de una marca en su dedo, era con forma de cometa. Curioso.

-Gracias por acompañarme, Steve –le beso la mejilla, amistosa-

-De nada, Eva –devuelve el gesto- Quería saber antes de irme que, como no tenemos curso mañana, si querías ir a la tienda de el centro comercial que no pudimos ver hoy –se rasca la nuca-

-Seguro –sonrío-

-Adiós –se despide con el gesto de una mano y desaparece entre las luces de la calle-

Llegué y en el sofá estaba Charlie, dormido, y con el televisor encendido. Procedí a abrigarlo con una manta, apagar el televisor y luego apagar la luz.

Subí a mi habitación y me vestí con el pijama, estaba feliz de tener un día de descanso, quizás me dedicaba a estar leyendo o escribiendo mientras se hacía la hora de la salida con Steve. 

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