4: Autocontrol

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Desperté y decidí vaguear un poco hoy, ¿estás conmigo?

Me quedé en la cama hasta unos minutos más tarde que de costumbre, y desayuné viendo series en la sala de estancia.

-Buenos días -dice Charlie saliendo del baño-

-Buenos días -respondo con un pedazo de tostada en la boca-

-No te atragantes -va hacia la cocina-

-Te veías lindo durmiendo ayer -lo miro burlona-

-Y tú te veías linda abrigándome -toma un sorbo de café- ¿Y a qué se debe tanta vaguería hoy?

-Tengo día libre -sonrío- hoy no hay curso

-Qué bien. ¿y tienes algo planeado para hoy? -se sienta conmigo en el sofá-

-Ahora mismo no, más tarde si -llevo los trastes a la cocina-

-¿Ah si? ¿Qué cosa? -me mira divertido-

-Para tu información iré al centro comercial con Steve -voy a la habitación-

-¿El del curso? -pregunta en el marco de mi puerta-

-Si, ¿Y a qué se debe tanta preocupación? -río-

-Oye, soy tu primo mayor y mi deber es ser como un hermano protector -dice con aire de grandeza-

-¿En qué constitución dice eso para enterarme? -ruedo los ojos, burlona-

-En la mía -me hace cosquillas-

Y si, pasé toda mi mañana entre batalla y batalla con mi primo, que podemos hacer. Se hicieron las cuatro de la tarde, así que empecé a prepararme, me duché y decidí vestirme un poco más diferente; un vestido azul por las rodillas, converse negras y medias negras abajo. Salí a la sala de estancia.

-Hola Eva, qué linda te ves -sonríe-

-Gracias -sonrío también y tomo mi abrigo- Vuelvo más tarde ¿de acuerdo? Adiós -beso su mejilla y salgo-

Como el centro comercial quedaba a unas cuadras decidí admirar con más detenimiento la ciudad, era muy linda, y ahora mucho más por la estación en donde se encontraba, las hojas de los árboles caían en un tono amarillento y rojizo, dando lo que quedaba de sobra a los animales que revoloteaban por ahí. Finalmente, luego de perderme un poco admirando la belleza de los pequeños detalles, llegué a mi destino y subí hacia la planta donde se encontraba el lugar de máquinas recreativas.

Cuando llegué, lo primero que vi fueron a varios chicos jugando con su grupo de amigos o compitiendo por quién sabía jugar mejor, luego volteé y ahí estaba Steve, con un jean negro, botas, camiseta blanca y una campera. Se veía tierno porque tenía su lengua afuera y con una concentración en el juego impresionante. Decidida, me acerqué a él.

-¿Está muy difícil ese nivel? -me poso a un lado de él-

-Llevo tres veces intentando pasarlo, así que...Si -salía en la pantalla deslumbrante "Game Over"- Esto está trucado.

-Si, claro -me río-

-En fin -se incorpora- Hola -ríe y me besa la mejilla, amistoso-

-Hola -devuelvo el gesto- ¿Cómo estás?

-Bien, ¿y tú? -sonríe mientras se dirige a la tienda del mismo local-

-Bien -le sigo el paso- Me alegro, y...¿Listo para ver quizás la mejor tienda del mundo mundial?

-Totalmente, ¿y tú?

-Ciertamente, vamos -abro la puerta y entramos- ¡Wow! -me acerqué a la sección de sagas- ¡No puede ser!

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