8: Lamentablemente Realidad

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Trató de llevarme a algún lado, pero antes de que pudiera hacer algo, aventé fuego a su cara. Los demás trataron de tomarme por los brazos, pero logré zafarme, sabía que quizás mi sueño de la camilla se haría realidad. Casi estaba en la puerta cuando vi una especie de cadenas color azabache en mis tobillos. Era una ilusión y logré ignorarla para evitar el posible escenario.

Cuando salí, los demás del equipo trataron de seguirme. Pero al ver que no prestaba atención cuando me llamaban, lo dejaron.

Salí corriendo y traté lo más posible encontrar un lugar con gente, así podía pensar mejor lo que iba a hacer luego. Llegué al parque. Y, por casualidades que agradezco del destino, estaban mis primos.

Me miraron y fueron corriendo hacia mi. Se veían asustados, como si hubiera un fantasma en mi espalda sin saberlo.

-Eva ¿Te sientes bien? ¿Qué sucede? –dice Charlie tomando mis hombros y agitándome-

-Max, es un Scelesto, quedamos solos y se transformó –empiezo a llorar-

-Dios –dice Damian pasando una mano por su cara- ¿Sabes si te sigue?

-No lo sé, solo salí corriendo para ver si los encontraba –digo asustada- No quiero que pase nada.

-Tranquila, que mientras estés conmigo no te logran tocar ni un pelo –dice Charlie abrazándome-

Pero no estaba segura de ello, empecé a experimentar sueño, muchísimo. Poco a poco mi cuerpo se entumecía y no me respondía, caí en un sueño inesperado y profundo.

No tuve noción de lo que pasaba hasta que vi luces blancas, ir y venir, una más rápida que la otra. No podía oír nada salvo un profundo silencio, mientras más pasaba el tiempo, se me hacía menos incómoda tanta ausencia.

Aparecí en un campo de flores blancas, y curiosamente, azules. Era un lugar con mucha luz y calidez, me sentía en un sueño tranquilo.

El cielo pasaba tan lento que las nubes parecían algodón estático, las hojas se movían al compás de suave viento, la tenue brisa que golpeaba en los estadíos de larga hierba.

Luego todo aquello se desvaneció dejándome en el aire, y aparecí viéndome en una camilla de hospital, estaba pálida y totalmente inconsciente. No había nadie en la habitación y salí para ver si alguien sabía lo que pasaba.

En ese momento estaban Ted, Aby, con Charlie y Damian. Aby llamaba a Steve al parecer, estaba con la cara mojada. Mis primos tenían el semblante duro como piedra, neutros.

Charlie fue un momento al baño y lo seguí, no fue por ninguna necesidad, solo se miró al espejo. Sus ojos se enrojecieron y tomó su pelo con las manos, suspirando.

-Esto es mi culpa, no debí dejar que fuera sola a las grabaciones –decía sollozando, me dolía verlo así-

-No es tu culpa.. –susurraba mientras me acercaba al espejo que tenía el baño, estaba reflejada-

-Eva.. –dice con un hilo de voz- Eva, ¿eres tú?

-asiento con la cabeza-

-No sabes cuánta culpa cargo encima de mí, por dejarte sola en las grabaciones, sin saber lo que ese desgraciado estaba planeando –dice con lágrimas, pero de rabia e importencia-

-No te preocupes –toco su hombro y me dirijo a la puerta-

-Espera –dice llamando mi atención-

-¿Sigo siendo tu "Niño Feliz"? –me mira con nostalgia-

-asiento y salgo-

Me puse delante de los demás, ellos se sentirán impotentes, pero no tanto como yo, que se preocupan y lloran por lo ocurrido. Mientras no puedo abrazarlos y decirles que estoy bien y todo pasará.

Sentía que si gritaba, el absorto abismo se lo tragaría. Entre lágrimas y abrazos, me quedé mirando todo, esta vez no podía pensar ni qué hacer.

No podía hacer nada.

De un momento a otro sentí pasos apresurados, corriendo si somos específicos, miré y era Steve. Me levanté pero recordé de que era solo un anima, un recuerdo quizás.

-¿Cómo está? ¿Se encuentra bien? –dice impaciente. Ante el silencio de mi primo y mis amigos de desespera- ¡DÍGANME!

Aby solo se acercó y lo abrazó, él correspondió mientras su pelo escondía su cara.

-Ella estará bien, Steve – susurra Aby y los separa-

-Tranquilo –dice Ted mientras lo abraza-

No soportaba esto, no soportaba el que no me pudieran oír, quería gritar que estaba bien y que todo pasó. Pero no era así, mi sueño se volvió realidad, estoy en un Hipersueño sin poder despertar.

-Eva... -oí una voz detrás de mi-

-¿Papá?

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