Por fin pude reaccionar, estaba estupefacto por su llegada sorpresa. No de mala manera, para nada, es decir, ay ya vamos con los diálogos.
-Hola, Max ¿no? –dijo sonriendo-
-Si, efectivamente –asiento tranquilo- ¿Aly?
-Si –ríe-
-Pensaba que estabas en Rumania –dije parpadeando varias veces, cersiorándome de que ese momento era verdad-
-Es una larga historia; terminé mi maestría hace unos meses y quise volver a mi ciudad de origen. Justo hoy llegué y casualmente vi que éramos vecinos, así que me dispuse para venir a saludarte –sonríe- no es un mal momento ¿verdad?.
-No, para nada, pasa –la invité a entrar- eres bienvenida.
-Gracias –pasa- es muy bonito –dice mirando mi hogar-
-Gracias de igual manera, puedes sentarte ¿quieres algo de tomar? –digo yendo a la cocina-
Los dos sabemos que mi sentido de la hospitalidad no es el mejor, pero debía respirar un momento.
¿Cómo es que Aly Smith, una chica que conocí hace años, acude ahora mismo a mi casa para decirme que somos vecinos?
Espera.
¿Qué tan posible es que los magos sacrificados tengan decisión en el futuro?
No, no era posible, debo quitarme esas ideas locas de la cabeza por un momento y atender a Aly, que, quien sea como sea acudió a mi.
Llevé dos vasos de agua y me senté junto a ella en el sofá.
Me contó más detalles sobre cómo se llevaba la carrera en Rumania y que eran más teóricos, lo que a ella le aburrió un poco pero con el paso del tiempo lo supo sobrellevar.
Estaba maravillado por sus historias desde que se fue de Londres, parecía un niño oyendo un cuento de sus abuelos.
-Bueno, no hubo mucho. Ya sabes, el estrés constante de la mudanza, y más si te vas de un país a otro –ríe- pero ya estoy aquí, con todas las pilas puestas, dispuesta a trabajar –me mira-
>>Cuéntame de ti, me han dicho que eres director de una productora conocida –me mira sonriente-
-Si, de hecho –devuelvo la sonrisa- pero ahora mismo no ando en ningún proyecto. Pausé todo y hace poco fue que volví a la ciudad, estuve en descanso por un tiempo –expliqué mientras su mirada atenta se posaba en mi-
-Entiendo, yo también pausé todo allá y pienso estar un tiempo sin hacer nada. El trabajo aunque uno lo ame, cansa, pero luego de que lo extrañas, vuelves al juego –se levanta- ha sido un placer volver a hablar contigo, me gusta saber que no estaré del todo fuera de balón.
-Aly –la llamo en la puerta-
-¿Si? –voltea a verme con esos ojos tan brillantes que tiene-
-Quería saber si te gustaría pasear alguno de estos días. Ya sabes, mostrarte de nuevo la ciudad y tomar algo..No debe ser licor, digo, si quieres licor podemos tomar pero si quieres otra cosa..—suspiro- ¿aceptas?
-Bueno, toma mi número y hablamos mejor –me da un papel y se va por las escaleras-
Cuando cerré la puerta, me apoyé en ella y pasé una mano por mi frente.
-No soy tonto, sino lo siguiente –bufo-
Sonó mi móvil. No puede ser que me haya contactado tan rápido, es decir, se acaba de ir. Max enfócate y deja de pensar en ella.
-¿Si? –contesté, acomodando mi pelo con los dedos-
-¿Max? –dice Eva a través de la línea- te he tratado de llamar de todas las formas creadas por el hombre y mago, hay una urgencia –dice preocupada-
-¿Qué? ¿está todo en orden? –me pongo la chaqueta-
-Hombre, si te digo que es una emergencia es por algo que pasó ¿no?
-No ayudas, Eva –tomo las llaves-
-Es sobre el collar, creo que es un... –se corta la llamada-
Vaya, qué conveniente.
Fui tan rápido como me permitía el motor de la moto, creo que hasta me pasé un poco, pero debía llegar lo más pronto posible.
Una vez llegué a la residencia de Eva y Damian, entré con una aparición. Para mi sorpresa, las luces del lugar estaban apagadas y las únicas luces eran los faroles de la calle a través de la ventana y una de las habitaciones.
Respiré hondo y fui a paso confiado, tal vez no era nada malo lo que me quería decir Eva, debía relajarme.
Toqué la puerta de la habitación iluminada, pero la misma se abrió de par en par, dejando ver a una chica asustada y temblando.
-Eva, ¿qué pasó? ¿qué me tienes que decir? –me arrodillo en frete de ella-
-Max, el collar tiene su significado. Es el responsable de que las flores azules estén en mis sueños, Max. Es un artículo perfecto para corromper las mentes de quien lo tiene cerca –dice rápido, acomodando sus lentes mientras se levanta-
-Lo sé –dije, o logré decir, antes de que interrumpiera-
-Mira, no sé lo que está pasando, pero ya sé que de mi familia no ha pertenecido, es imposible. Vi mi árbol genealógico y nada, ni un rastro de sangre oscura –camina de un lado a otro-
-Lo sé –respondí otra vez, desentendido del comportamiento de la chica-
-No comprendo, odio no comprender, ¿qué sucede? No lo sé, pero es más complicado de lo que pudimos observar hace tan solo unos pocos meses –me mira, sus ojos estaban fuera de órbita-
Había llegado a su punto límite, se había vuelto loca de atar.
-Eva –la tomo de los hombros y la zarandeo- reacciona, sé lo que dices, yo tampoco entiendo nada de esto. Pero por favor, no llegues a la demencia por esto. Si te sirve de ayuda, yo... -me percaté otra vez de su mirada-
-¿Tu? –sonríe con malicia- tú debes saber algo, es tu campo de conocimiento, siempres sabes qué decir –
-Eva, recuerdo esa mirada, es la misma que la mía cuando fuimos a esa fábrica abandonada –retrocedo para volver a acercarme- estás fuera de control –la recuesto- mírame –tomo su muñeca-
-Ya, ya entendí. Estoy fuera de control, aja. Pero dime qué sabes –dice volviendo en sí, y su mirada se suaviza-
-Pues...cuando me dejaste el collar, me dediqué a mirarlo, examinar sus cualidades de hecho, y me "teletranportó" –hago comillas con mis dedos- hacia un campo, donde, según tengo entendido, es el campo de los sacrificios, y hay magos ahí –mi semblante se congela-
-Eso recuerdo en sus palabras... -se toca la barbilla-
-¿Palabras? ¿De quién?
No pude responder esa pregunta, porque un destello, proveniente de la ventana de la habitación, cegó mis ojos y también los de Eva.

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Phantasiae
FantasyEva Collins, una chica de 16 años va a Londres para hacer un curso de fotografía y cine. Más adelante en su estancia, se entera de cosas sobre su familia y ella misma que la dejarán en gran duda sobre su origen. ¿Te atreves a acompañarla?