1: ¿Otra vez?

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Con solo despertar ya tenía otra preocupación encima, no sé que les voy a decir a mis amigos. Okey, ellos ya pueden saber de las desapariciones, pero quizás no saben lo que conlleva aquello.

Me vestí lo más rápido que pude y fui para casa de Ted, él me entendería. Además, a esta hora se dedica a escribir uno que otro guión.

Iba a paso acelerado por las calles de Londres, casi corriendo. Me preocupaba ver las calles antes concurridas, tan muertas y vacías. Algunas por miedo y otras porque ya una persona desapareció.

Es feo el ambiente que desprende la ciudad en este momento, te da miedo mirar a los lados o a algún callejón. Para los Phantasiae que quedamos, no nos da tanto miedo, puesto que tenemos métodos de defensa, pero igual no te quieres llevar un susto.

Desde la guerra entre Scelestos y Phantasiae, tenemos como comunicarnos unos a los otros. Los Phantasiae usamos los elementos como mensaje. Hacemos una pequeña llama discreta unos a los otros.

Pero los Scelestos son más discretos, más silenciosos. Pueden hacerse pasar por humanos y nadie se da cuenta, eso es lo que más inquieta, no sabes cuando van a aparecer.

No han quedado muchos entre especie y especie, de Phantasiae quedaron cinco como mucho, y de los Scelestos quince. A menos, de los que he contado desde la última vez.

Y hay otra cosa que me hace pensar ¿Max estará detrás de esto otra vez?. La última oportunidad no logró tener el "empujón" que necesitaba, quizás haya esperado un tiempo para atacar de nuevo, reunir fuerzas y buscar otra vez el objetivo antes fallado.

Como quisiera que Charlie estuviera aquí, él me entendería y ayudaría. Miré mi brazo, donde se encuentra mi tatuaje en forma de avión de papel.

Se me resbaló una lágrima pero la sequé rápidamente, y toqué al comunicador de la residencia de Ted. Hoy por alguna razón no estaba el señor Brown.

-¿Si? –dijo Ted con tono cansado-

-Ted, soy yo, Eva –contesto por el pequeño micrófono-

-¿Eva? Ya voy –corta la comunicación-

Luego de unos minutos vi a Ted correr con su bata de casa para abrirme.

-Eva ¿Qué haces acá? –me pregunta mientras sube las escaleras-

-Viste el noticiero ¿verdad? –lo miro con atención-

-Ciertamente, me preocupan esas desapariciones...Espera ¿Es una pregunta retórica? –dice mientas frota su barbilla-

-Si –contesto bufando-

-¿Crees que sea Max? –dice con cierto grado de nervio-

-No lo sé Ted, pero es muy sospechoso -abre su puerta y entramos-

Después de preparar unos chocolates calientes, me miró preocupado.

-¿Los demás saben? –apoya los codos en la encimera-

-niego con la cabeza-

-Dios Eva, esto significa mucho más de lo que podemos esperar. Ya perdiste a Charlie en la otra guerra, no quiero que seas la siguiente, o tu primo –dice con sus ojos cafés brillando-

-A mi también me preocupa el hecho de lo que pueda pasar en un futuro no muy lejano, pero debemos de estar preparados –lo miro de manera neutra-

-Eva –me mira serio- ¿Qué pasará cuando le digas a Steve o Aby? ¿Les explicarás que otra vez volviste a lo mismo? Que va a haber otra guerra en la que no tendrás tanta defensa como en un primer momento. –apoya sus manos a la encimera-

-No lo sé –digo exasperada- No sé qué les voy a decir, tampoco quiero preocuparlos tanto –me levanto y me pongo en frente de él- Ya tuvieron suficiente con el susto en el hospital, yo sola voy a llegar al fondo de esto –digo clavando uno de mis dedos en su pecho-

-¿Cómo lo harás? –me mira incrédulo-

-Buscando al núcleo de la especie oscura, Max Cooper –tomo mis cosas- 

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