Las cosas habían cambiado. Ya Damian no era capaz de dirigirme la mirada desde que fui a la casa de Max. Pero mantengo mi opinión fija, debíamos descartar la idea de que él fuera de nuevo el responsable.
Mis amigos se han distanciado muy rápido de mi, y eso ya era la gota que colmó el vaso. Ellos y Steve, ya él está muy distante.
Tomé de nuevo el coche de Charlie para dar una vuelta y despejarme; entre la ausencia emocional de mis seres queridos y el estrés por mis proyectos, cada vez siento que estoy cerca de volverme loca.
Las calles de Londres daban un aire cálido y solo, un poco contradictorio, pero era normal. Las personas sospechaban fácilmente del que tenían al lado, no querían ser la próxima noticia, o un simple número en un expediente policial.
Pero algunos lugares tenían el coraje para estar llenos de gente, y aquello daba más seguridad. La gente riendo, compartiendo unos con otros.
Detuve el coche en un local de cafés, pasaba todas las mañanas por aquí, y los baristas formaron parte de mi familia, con los del set de grabación y guionistas.
Me acerqué al mostrador y salió Wendy; una chica de veinte años, un mechón púrpura de cabello y castaña, con unos hermosos ojos amarillos que combinaban a la perfección con su sonrisa.
-Hola nena, ¿lo de siempre? –dice mientras se acerca a la máquina y me sirve el café- ¿Cómo siguen las cosas? –apoya uno de sus codos al mostrador-
-Pues no muy bien, Wendy. No soporto el estrés del videoclip y el que me causan mis amigos y familiares al mismo tiempo –digo pasando una de mis manos por mi cabello-
-No te lo creo –saca una pequeña tarta individual- Toma, este lo pago yo –guiña un ojo mientras limpia la mesa- ¿Y Steve? ¿Has hablado con él?
-Ni un solo mensaje en tres días –bufo- no lo he visto ni en persona, y en un primer momento no me preocupaba, ya que él estaba en sus proyectos. Pero ha estado totalmente ausente –juego con mi taza de café-
-Deberías aparecer en su casa, no esperes más –me mira- debe darte respuestas ¿Ni una interacción en tres días? Es motivo de hablar con él.
-Supongo, debo ver si más al rato me acerco –sonrío triste-
-Pues no, porque está ahí –apunta a una mesa junto a la ventana del local-
-¿Crees que deba hablarle ahora mismo? –alzo una ceja-
-Pues si –ríe- lo tienes a unos metros, Eva.
-Ya voy –me levanto-
-Suerte –susurra-
Entre las pocas personas que yacían en aquella cafetería, surgían temas de conversación como el clima, las familias o dónde ha habido rebajas en estos últimos días.
Me acerqué lo más lento y discreto que pude hacia la mesa de Steve, pero mis ganas de saber y el nerviosismo del momento me querían hacer correr.
-Hola –dije con una mano en mi bolsillo-
-Hola, Eva. Q-qué sorpresa verte acá –dice mientras cierra un cuaderno, como de un libreto y me mira-
-Si, yo tampoco esperaba verte aquí –alzo una ceja-
-Oye, perdón por no escribirte –dice con tono frustrado-
-Ni contestar mis llamadas o mensajes –hago un ademán con las manos-
-He estado ocupado con la nueva película y vivo ahora de un lugar para otro. No he tenido tiempo ni para escribirle a mis padres –juega con sus manos-
-Steve, yo he estado haciendo un videoclip, Ted y Abigail se han dado a la tarea de no hablarme y Damian está en el mismo plan, solo porque fui a ver a Max –suavizo mi mirada, dándome cuenta de lo que dije- No me voy a enganchar, solo pienso que me ha parecido un poco descortés de tu parte siquiera avisarme que estabas ocupado y que por eso no me contestabas, solo eso me bastaba. –me dirijo hacia Wendy para pagar la cuenta-
-Espera –me toma del hombro, con un tono de preocupación que asusta- ¿Viste a Max?.
-Si, fui a su nueva casa en el campo para resolver unas dudas, es todo –digo tratando de aminorar la importancia del hecho- Últimamente hay temas de los que me hacen dudar de él y debía descartar aquella idea –entorno los ojos-
-No me lo habías dicho, habría ido contigo –dice apenado-
-Igual ya pasó, no te preocupes –lo tomo del hombro rápidamente-
No sé exactamente lo que me hizo voltear para pagar mi cuenta con Wendy e irme, está mal y creo que es exagerado, pero no puedo evitar pensar en lo incómodo de tener que escribir varias veces a tu pareja y no tener respuesta.
Me subí al coche y tomé rumbo al campo más cercano. Estoy realmente cansada, pero no por lo de Steve, aunque haga su papel en esta frustración latente. Todo en general me preocupa; Max, la vuelta de los Scelestos...Todo está hecho perfectamente para tener un cultivo de frustración.
Apoyé mi cabeza sobre el volante en un semáforo que se encontraba en ese momento rojo. Estaba realmente asustada. Asustada por estar sola en esto, por quedarme sin nadie y estar desarmada en un momento donde necesite un hombro para llorar o simplemente compañía.
Se hizo una hora importante de la tarde, y me empezaron a llamar mis seres queridos. Contesté la primera llamada que era de Damian:
-¿Si?
-Eva ¿Dónde estás? –dijo Damian a través de la línea-
-En un campo –digo sin darle mucha importancia-
-¿Por qué no has dicho nada? Nos tenías preocupados –podía distinguir el tono de su voz, me estaba riñendo, y puedo jurar que tenía fruncido el ceño-
-Quería despejarme, además, llevan bastante tiempo sin dirigirme siquiera una palabra o mirada –digo aclamando mi defensa-
Damian en ese momento cortó la llamada y me llené de una furia e impotencia que no sabía que existía. Mis manos estaban en una lucha de elementos que salía de forma involuntaria. Los prados verdes yacían quemados por mi poder, no se sentía bien en lo absoluto.
Me arrodillé en un lago cercano de donde me encontraba, miraba como las olas rozaban la tierra, y como el cielo se teñía de rojo y violeta. Podía respirar por un momento, estar libre de sentir sin que nadie me lo impidiera o me desaprobara aquello.
Me permití llorar e incluso gritar, total, no había nadie a metros y metros de ese lugar, solo hojas, agua y otros. Por primera vez entendí a Max, por primera vez sabía lo que quería al mudarse a un campo, ahí no estaban sus recurrentes preocupaciones.
Y por primera vez, vi a Max como alguien más que su máscara, vi a alguien sensible del que no era del todo responsable de lo que hizo.
Se sentía mal y vacío por la ausencia de figura maternal, como yo con la paternal, solo que él lo canalizó de forma errónea, y terminó haciéndose más daño a él mismo.
Miré en el reflejo del agua que se encontraba cristalina, y vi a alguien más que mi reflejo, vi a quien ocupaba el mayor de mis pensamientos, Charlie.
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Phantasiae
FantasyEva Collins, una chica de 16 años va a Londres para hacer un curso de fotografía y cine. Más adelante en su estancia, se entera de cosas sobre su familia y ella misma que la dejarán en gran duda sobre su origen. ¿Te atreves a acompañarla?