EPÍLOGO

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Dedicado a Todos los que llegaron a éste punto ♥



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—¡¿Quién se comió la mitad de la tarta?!– se escuchó un grito por todo el lugar.

—¡Fue Yeontan!– respondió Jungkook, mientras se terminaba de lamer los dedos.

El cachorro a su lado movió la cola y lamió lo que quedaba del postre que el pelinegro le había dado.

—Rápido, pulgoso– apresuró —debemos deshacernos de las pruebas que nos inculpa... ¡Hola, bebé!– saludó nervioso cuando Taehyung apareció con los brazos cruzados y cara de pocos amigos.

—Jeon Jungkook...–.

—¿BTS?– el nombrado se encogió esbozando un gesto de arrepentimiento.

—¡No te hagas el tonto!– el castañito apuntó al plato que Yeontan seguía lamiendo tan afanadamente —¡era para la fiesta de bienvenida de Seokjin!–.

—¿Para qué quieres hacerle una fiesta a ese tipo? No es como si se hubiera ido a vivir años a otro país–.

—¡De hecho si!– reclamó Taehyung —¡regresa después de cinco años y tú te comes su tarta! Luego te quejas de que no te quiere–.

—¡Es que nunca pudo superar que usé su saco horrible como caja de arena!–.

La puerta de la casa se abrió de golpe y aparecieron Yoongi y Hoseok cargando bolsas de comida chatarra y refresco.

—Te dije que te estacionaras más cerca– refunfuñaba Yoongi —nunca haces caso hasta que ya es demasiado tarde ¿por qué somos amigos?– insistió.

—Porque soy el único que te soporta– Hoseok le dio un golpe con una de las bolsas que llevaba.

—No te pongas como mocoso de tres años sólo porque Seokjin regresa– resopló el otro.

—¡Ni siquiera mencioné a Seokjin!–.

Taehyung abandonó la tarea de reprender a su novio e hijo adoptivo por un momento para ir a parar la discución sin sentido que tenían sus amigos.

—¡Tengo la decoración!– gritó Jimin, abriendo la puerta de nuevo, golpeando a Yoongi en la espalda y haciendolo caer de rodillas. —¡Perdón, hyung~!– se disculpó con una risita boba.

—Déjame pasar– pidió Namjoon, quien venía detrás llevando cajas de licor —una fiesta no es fiesta sin ésto– aseguró.

Jungkook se acercó a ayudar aunque en realidad iba más en busca de comida que de otra cosa.

—¿Esto?– Jimin alzó un poco de salmón en lo alto.

—Trae acá, perro pulgoso–.

—Oblígame, gato sarnoso–.

—No empiecen– advirtió Yoongi —les voy a poner sus vacunas a ambos y les daré un baño extremo con todo y su cepillado–.

Jungkook desvió la mirada hacia Taehyung, acusando a Yoongi con él. El castaño rodó los ojos pero aún así pasó un brazo protector por los hombros de su novio y suspiró.

—Sé buen chico, Kookie–.

—Yo siempre soy bueno– ronroneó cerca de la oreja del otro.

Taehyung sonrió y desvió la cabeza buscando los labios del pelinegro a tientas hasta encontrarlos. El beso empezó siendo suave y terminó con Jungkook casi empotrandolo sobre la mesa del comedor mietras el resto de sus amigos observaban comiendo frituras.

Habían pasado cerca de tres años desde que Kookie había regresado para no irse jamás. Taehyung aún no entendía por completo lo que había pasado y siempre que su ahora novio intentaba explicarle terminaba peor de confundido. Había resultado que Jimin tenía la habilidad de pasar la maldición de la mascota perfecta a otros así que se aseguraba de dejar a Yeontan lejos de él. Kookie había sacrificado toda su vida como gato para poder estar junto a él y había olvidado un poco su pasado aunque nunca olvidó a Taehyung.

Ahora la vida de Jungkook dependía de Taehyung de cierta manera y si éste lo abandonaba algún día, el pelinegro terminaría muriendo rápidamente. Aunque eso no pasaría jamás.

Había muchas cosas que Taehyung no entendía pero sabía que siempre estarían juntos.

Ese día mientras se preparaban para la llegada de Seokjin, Taehyung se detuvo y observó a sus amigos y a Jungkook. Todo se veía perfecto, incluso la manera en la que su mano encajaba con la de el pelinegro.

—Es justo como lo soñé– aseguró.

—¿La fiesta?– preguntó Kookie, confundido.

Taehyung negó.

—Mi final feliz–.

Jungkook sonrió.

—También es como lo soñé–.

—¿De verdad?–.

—Nop, sólo quería ser tan cursi como tú ¡saca esas botellas, Namjoon, que el alcohol no se beberá solo!–.

Taehyung soltó la carcajada.

—Eres tan idiota como siempre– dijo y lo abrazó.

—¿Saben qué es lo mejor de éste final?– suspiró Namjoon, sacando las botellas de licor obedientemente.

—¿Qué nadie terminó llorando?– Jimin arqueó una ceja.

—No, lo mejor es que todos nos manoseamos– dijo sonriendo —o bueno, casi todos, aún me falta Hoseok– agregó, meneando las cejas.

—Espera, espera... ¿También Yoongi?– Taehyung abrió los ojos con asombro.

—¡¿Quién tiene hambre?!– interrumpió el nombrado, intentando distraer a los demás.

Casi al instante la puerta de la casa se abrió y un enfurecido Seokjin apareció.

—¡Olvidaron ir por mi, idiotas!– rugió.

Hubo silencio.

—Ah~ ésto era justo lo que hacia falta para estar completos– dijo Taehyung finalmente.


Un gato negro de la calle creyó que su destino era vivir y morir en esos callejones oscuros. El gato negro no sabía lo que el futuro le preparaba. El gato negro dejó todo lo que alguna vez había sido para poder estar con el humano que quería. El gato negro dejó de existir pero siempre estará en la memoría de todos los que alguna vez lo conocieron.

Black Cat •• KOOKVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora