Capítulo 27

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A los pocos minutos de conseguir meter el pesado escritorio de caoba de estilo rústico en la tienda, su madre le informó de que uno de sus nuevos vecinos había pedido exactamente ese estilo de mueble, así que, ante las furiosas miradas de su amigo, que no paraba de quejarse, volvieron a meter el mueble en el camión y se dirigieron los dos hacia la nueva dirección.

No tardaron en llegar a una hermosa mansión de dos plantas con columnas nórdicas que adornaban la entrada, y una fachada de estilo clásico que asemejaba el hogar de un antiguo conquistador. Cuando tocaron el timbre El señor de la casa no les hizo esperar demasiado.

Se trataba de un hombre de veintiséis años, con cabellos negros y lisos, unos destacables ojos azules, un porte altivo y elegante, con la musculatura necesaria para que pareciera atractivo, y vestido de la cabeza a los pies con un traje gris de Armani. Cuando bajó las escaleras principales sólo le faltó que apareciera un halo en su cabeza para que Percy supiera que ése era un hombre que le traería problemas.

—Buenos días, gracias por venir tan rápido. No esperaba que el mueble estuviera aquí hasta dentro de unas semanas.

—Lo acabé hace unos días — respondió Percy—. Iba a exponerlo en mi tienda cuando mi madre me ha comentado que esto es lo que usted buscaba.

—¡Sin duda alguna! —dijo acariciando la mesa, admirado por el trabajo de artesanía—. ¡Perdone mis modales, aún no me he presentado! Soy Logan Wade Lerman Goldman III— comentó como si tal cosa tendiendo la mano hacia sus invitados.

—Yo soy Percy Jackson, y éste es mi amigo, Will Chase —tendió su mano brevemente mientras presentaba a su amigo.

—Usted es el nuevo médico, ¿no es cierto? —añadió Logan dirigiéndose a Will—. Me han hablado estupendamente de sus servicios.

—¿Ah sí? ¿Y quién le ha hablado de mí? —preguntó Will, curioso. —Mi tío, Zeus Olimpus, el alcalde. Es un bromista. Me contó historias asombrosas de su hermana y un hombre al que apodan Sesos de Alga.

—Yo soy al que apodan Sesos de Alga —gruñó Percy molesto al saber que le habían hablado de Annabeth y sentía interés por ella.

—¡Perdón! No pretendía ofenderlo; de hecho, lo admiro. Yo de niño era tan formal y serio que mis padres en ocasiones se preguntaban si no me habrían cambiado en el hospital.

—Bien, ¿Y qué le trae por aquí, señor Lerman? —preguntó Will evitando que Percy lo acosara con sus rudas preguntas.

—He venido para quedarme a vivir aquí. Mi tío me ha dicho que este pueblo es perfecto para mí. Por ahora todos los habitantes que he conocido me han recibido con los brazos abiertos y les estoy muy agradecido.

—¿Y a qué se dedica, si puede saberse? —preguntó Percy con brusquedad, ante lo que Logan sólo reaccionó abriendo profundamente los ojos al sentirse ofendido, para en unos segundos volver a recuperar su compostura y contestar con cortesía.

—Me dedico a hacer movimientos en la Bolsa; es algo estresante, pero, como puede observar, en poco tiempo he amasado una gran fortuna. Ahora sólo quiero descansar, dejar que mi dinero se mueva solo y buscar a alguien con quien compartirlo, tal vez una buena esposa. Pero no hay prisa, la mujer perfecta puede tardar años en aparecer.

—O te puede dar una lista... — susurró Will, que fue interrumpido por el codazo de su amigo Percy.

—Bueno, gracias por la información de su vida —cortó Percy—. ¿Es lo que buscaba? —inquirió señalando el escritorio con impaciencia.

—Sí, es perfecto —contestó Logan sin mostrar emoción alguna.

—Entonces, ¿Dónde lo colocamos? —se apresuró Will a preguntar antes de que Percy le gruñera alguna grosería.

My Perfect GuyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora