Capítulo 41

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Faltaba un solo día para que Annabeth Chase se convirtiera en Annabeth Lerman, y la novia estaba que echaba humo porque el estúpido de su vecino todavía no le había devuelto su preciado anillo de compromiso.

¡Cómo se suponía que iba a subir el altar sin el anillo de Logan! ¡Qué le iba a decir en el momento en que le preguntara por él!

Hasta ahora había conseguido evitar comentarle el extravío de la alianza sugiriéndole que era tan caro que le daba miedo que se lo robaran, por lo que lo tenía guardado en la caja fuerte.

A saber, dónde narices guardaba realmente Percy Jackson su anillo, seguro que lo tenía por algún lugar tirado despreocupadamente.

Annabeth había esperado hasta el último momento para darle la oportunidad a Percy de ser una buena persona y devolver el objeto robado, pero estaba visto y comprobado que el Salvaje nunca había sido una buena persona.

¡Decidido! Ésa era la noche en la que recuperaría su anillo, no podía esperar ni un segundo más a que ese majadero hiciera lo correcto, pero ni loca iría sola: esperaría a que él no estuviera en casa y cometería un allanamiento de morada con la inestimable ayuda de sus hermanos.

Seguro que ellos no le negarían nada de lo que les pidiera, después de todo era su encantadora hermana pequeña y ellos la adoraban.

—¿Estás loca? ¡Ni por todo el oro del mundo te voy a ayudar a robar en casa de nuestro amigo Percy! —exclamó Malcolm tras escuchar la proposición de Annabeth.

Ella miró suplicante a Will a la espera de su respuesta. —Annabeth, tú sabes lo alocado que soy, pero, en serio, ¿allanamiento de morada? ¿No te parece algo demasiado drástico? ¿Por qué no le pides el objeto que te ha quitado y ya está?

—¿Es que acaso no creéis que lo he intentado, que no le he suplicado y llorado que me lo devuelva?

—Annabeth, tú no sabes suplicar, seguro que más bien se lo has ordenado —sentenció Malcolm.

—¡Sois mis hermanos, se supone que tenéis que apoyarme en todo!

—Sí, Annabeth, pero no en un robo. Además, ¿qué es eso tan importante que te ha quitado, a ver? —quiso saber Will, interesado.

—Mi anillo de pedida —murmuró después de unos momentos de indecisión en los que no supo si contárselo a sus hermanos o no—. ¡Vale, me robó descaradamente mi alianza de pedida y se niega a devolvérmela! ¿Cómo me presento mañana ante el altar sin ella?

—¿Se puede saber cómo te robó Percy tu anillo de pedida sin que te dieras cuenta? —indagó Malcolm asombrado.

—¡Eso no es de vuestra incumbencia! —contestó Annabeth sonrojada al recordar el momento exacto de la pérdida del anillo.

—¿Has intentado emplear la amabilidad y el encanto, para variar, a la hora de pedirle que te lo devuelva? —curioseó Will.

—¿Crees que eso me va a funcionar con Percy Jackson, el hombre que me lleva torturando desde pequeña?

—Annabeth, os torturabais mutuamente, por eso nos negamos a meternos en medio de vuestras peleas — señaló Malcolm.

—Bien, si no me ayudáis me veré obligada a decirle a Logan que vais a su despedida de soltero. Sé que estáis deseosos de asistir —chantajeó Annabeth admirando la cara de espanto de sus hermanos—. Ah, y no tendré más remedio que sentaros junto a mi cuñada y a mi suegra, ya que creo que no hay otro sitio libre para vosotros.

La cara de sus hermanos pasó del espanto al horror en pocos segundos. Esperó a que asimilaran la terrible situación antes de añadir: —Claro que, si me ayudáis, siempre puedo excusaros con Logan o buscaros otros asientos más adecuados, quizá junto a las damas de honor.

—¡Joder, Annabeth! Si nos lo pides así... —comentó Malcolm.

—... no podemos negarnos — finalizó Will.

My Perfect GuyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora