Tu oscuro secretito.

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-Roi no empieces...claro que es por nosotros...y por Pablo también vale, que no quiero que se entere así, ¿sabes cómo va tratar esto la prensa de cotilleo? solo quiero que no interfiera en nuestra vida- dice acercándose a mí y cogiéndome las manos.

-Miriam eso lo entiendo de verdad, yo tampoco pretendo exponer nuestra relación pero no quiero tener que esconderme entre estas cuatro paredes para poder ser nosotros- dije apenado

-No siempre será así, te lo prometo- me acarició la mejilla.

-Es que me asusta verte así, otra vez con miedos, otra vez con dudas...

-No tengo dudas de lo que siento por ti Roi- afirmó seria mirándome a los ojos- eso que te quede claro ¿vale? Te quiero y solo quiero estar aquí contigo-dijo pegando su frente a la mía.

-¿Siempre?- dije poniendo mis manos sobre sus mejillas.

-Siempre.

Zanjamos el tema, me quedé más tranquilo después de nuestra conversación, nos queríamos, eso era lo importante. La verdad entendía sus miedos, los medios y las redes armaban verdaderos circos y nuestra historia era jugosa, Pablo y Miriam estaban en el candelero y cuando la prensa se enterase de su ruptura se iban a frotar las manos. Yo nunca había tenido que sufrirlo como ellos pero si hubo algo revuelo cuando Mía murió, ya empezaba a ser conocida, aunque en el estado en el que yo me encontraba en esos meses ni siquiera me importó, no fui consciente de ello.

Las semanas siguientes las pasamos ignorando el tema, llevando nuestra relación en privado, al traspasar aquella puerta parecíamos simples conocidos. Yo le di su tiempo, sabía que debíamos ir despacio y tomarnos las cosas con calma y lo llevé bien, aunque eso no duró mucho.

Iba a recibir mi primer premio como presentador, estaba ilusionadísimo, quería que ella estuviese allí, lo necesitaba en realidad, era un momento importante en mi carrera pero no fue capaz, se negó a acompañarme y yo fingí que no me importaba. Fue la primera de muchas veces que me sentiría solo, la primera de las cosas que me guardaría para mí para no terminar discutiendo, hasta que fueron muchas, tantas que se convirtieron en una bola enorme de frustración, tristeza y miedo. Me mataba también no poder acompañarla en sus momentos importantes, no compartir los logros que cosechaba en su carrera, tener que esperarla en casa y verla por la tele sentado en el sofá mientras recibía premios o actuaba en galas y eventos, me sentía como un fantasma en su vida.

Era cuestión de tiempo que todo estallase y vaya si lo hizo, de la peor manera. Todo comenzó con la fiesta de cumpleaños de Ricky, era una gran celebración con gente de prensa, música, televisión y aunque era un evento privado, era imposible que no desatara el interés de las redes y los medios.

-Miri por favor...-le supliqué.

-Roi no quiero, va haber mucho revuelo...sabes lo que pienso.

-Es una fiesta privada, todos son compañeros, conocidos e incluso amigos, no va a pasar nada, no me hagas ir solo otra vez y dejarte aquí en casa, ya está bien...

-¿Piensas que yo no quiero acompañarte?¿ Que no te quiero conmigo cuando me suceden cosas importantes?

-¿Por qué no lo haces?, llevamos meses juntos Miriam...ya es hora de empezar a llevar esto con normalidad- dije apenado.

Finalmente aceptó ir conmigo a regañadientes, aunque se aseguró que a la entrada del local fuese imposible capturar una imagen de los dos juntos. Ya dentro del local pudimos vivir la fiesta como una pareja normal, disfrutar juntos, bailar bien pegaditos como nos encantaba hacer en nuestro salón durante horas, besarnos en cada esquina como hacíamos en cada rincón de la que ya era nuestra casa. La mayoría de los invitados eran gente conocida y que al igual que nosotros valoraba su privacidad, sabíamos que se quedaría allí y que no habría filtraciones, nos creímos a salvo.

Al día siguiente nuestros teléfonos echaban humo, yo hablaba con Ricky mientras Miriam discutía nerviosa con su representante, el dichoso Álvaro por cierto.

-Tío lo siento...- me repetía Ricky una y otra vez.

-Pero ¿cómo ha pasado?

-No sé de verdad, ni idea de quien ha podido ser, me han llamado para avisar de que va a salir en la edición de mañana...de verdad que lo siento Roi, no me creo que ninguno de mis amigos haya hecho esto...

-No es culpa tuya Ricky, no te preocupes.

Después de disculparse unas cien veces nos despedimos, miré a Miriam preocupado, a mi me importaba una mierda todo aquello pero sabía que ella no quería esto, sabía que estaba furiosa. Por fin colgó el teléfono y se dejó caer en el sofá suspirando, yo le cogí la mano para tranquilizarla pero ella la apartó molesta.

-Joder Roi, mira que te lo dije...que no quería ir pero tu venga insistir ¿sabes cómo está mi representante?- dijo molesta.

Su puto representante, Álvaro, faltaría más que mi principal preocupación fuese no enfadar al imbécil ese, yo sabía que él era uno de los motivos de que Miriam se empeñase en esconderme, en esconder nuestra relación, lo sabía. No podía cabrearme más, llevaba tiempo guardándome muchas cosas y estallé, ya no aguanté, me sentí desbordado.

-Lo siento, pobre de Álvaro, dile que me perdone por querer compartir mi tiempo con mi pareja, por querer tener una relación fuera de estas cuatro paredes...- le dije irónico.

-No me jodas Roi- me cortó- esto me va a traer problemas, espero que Universal consiga parar la publicación a tiempo...

-¿Tan horrible es que sepan que estás conmigo Miriam?, nunca fui suficiente ¿no?- le grité molesto, me hacía sentir insignificante, poca cosa para ella.

-Roi puedes dejar de ser tan egoísta por dios, esto es un problema para mí...Pablo me va a odiar.

Primero me tengo que preocupar por el tal Álvaro y segundo por Pablo claro, no me jodas, lo que importaba éramos ella y yo, pero parece que Miriam no opinaba igual.

-Debiste hablar con él hace mucho, de eso solo tú tienes la culpa- le dije cabreado.

-Claro...para ti es muy fácil ¿no?- me dice mirándome ofendida.

No podía estar más dolido, sentirme más menospreciado, para nada era fácil sentirme irrelevante para ella, sentirme ajeno a todo su mundo.

-¿Fácil?, joder Miriam...¿Fácil para mí? ¿Sabes lo que es sentirse tu secretito? ¿Tan insignificante que te esconden como si fueses algo de lo que avergonzarse?- dije ya no furioso sino derrotado, triste y ante todo decepcionado.

-Sabes que eso no es así- dice ahora mirándome a los ojos y olvidando un poco su enfado- Roi...

-No Miri...ya no lo sé- dije levantándome.

Me metí en la habitación hasta que la oí salir por la puerta, seguramente iría a la discográfica a arreglar lo que para ella era el mayor desastre que le podía pasar, o quizás iba a hablar con Pablo como debía haber hecho hace tiempo. Yo estaba dolido, harto de esconderme, llevábamos ya más de seis meses juntos y no lo soportaba, no soportaba que nuestra pareja se limitara al encierro en esta casa. Hice lo posible para no verla, me acosté pronto, me hice el dormido cuando llegó, parecía que ella había hecho exactamente lo mismo ya que no volvió a casa hasta la madrugada, esperando no encontrarme despierto supongo.

Él ruido del timbre me despertó, aunque apenas había cerrado los ojos en toda la noche, miré a mi lado y comprobé lo que ya sabía, que ella no estaba, la escuche anoche coger su almohada pero fingí estar dormido y ella fingió que no sabía que estaba despierto. Me levanté dando tumbos y fui a abrir la puerta, de camino la vi dormida en el sofá, y como no, lo que ya me esperaba hace tiempo, allí estaba Pablo plantado frente a mí, lleno de ira y apretando los puños, en uno de ellos una revista arrugada.

-¿Qué coño es esto?- dice Pablo furioso enseñándome la portada de esa mierda de revista.

La vecina tocapelotas y el gilipollas de enfrente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora