Lo peor de mí.

220 17 0
                                    

-Madre mía Roi ¿cómo coño lo haces?...-gritó extasiada, mientras yo me empleaba a fondo e intentaba que no acabásemos los dos en el suelo.

-Nos vamos a caer Miri...

-Ahora no se te ocurra parar- dijo jadeante agarrando los mechones de mi pelo con fuerza.

Envestía con ganas mientras Miriam agarraba mis caderas y clavaba sus uñas en mis nalgas, apenas podía mantener el equilibrio así que me acerqué a la pared mientras la sujetaba por los muslos empujándola hacia mí y acompañando mis propios movimientos. Cada vez más rápido, cada vez más fuerte, estaba a punto de quedarme sin fuerzas.

-joder...un poco más- me dijo entre jadeos, así que saqué todas mis fuerzas, solo dos envestidas más, mientras giraba sus caderas levemente buscando el punto exacto, ese que sabía que le hacía explotar- ahí- gritó antes de su último aliento- que bien se te da esto Roi.

-A ti no se te da mal tampoco fiera- digo riendo y caminando hacia la cama con ella aún en brazos para luego sentarme.

-Pues creo que te he dejado a medias, ¿estás bien?- preguntó preocupada enterrando sus dedos en mi pelo.

-Claro, estoy un poco cansado últimamente.

-Cariño, sé que no quieres hablar de eso pero...llevas dos meses que no pegas ojo, no estás bien desde...

-Estoy bien ¿vale?- digo sonriendo y luego la beso fugazmente.

-Odio eso de ti, joder Roi...si no estás bien, pues no estás bien...que manía con cerrarte así, yo no soy cualquiera, habla conmigo- dice seria agarrando mi cara.

Llevaba dos meses agotado, en cuanto cerraba los ojos me angustiaba, últimamente no tenía más que pesadillas, o más bien recuerdos, de mi yo de 15 años. La inminente llegada de Cepeda me había provocado un estado de ansiedad permanente y cada día que pasaba iba a peor.

-Miriam yo...no quiero hablar porque no va a solucionar nada.

-¿Y tú que sabes?¿lo has probado alguna vez Roi? ¿Te has desahogado con alguien? porque está claro que hay muchas cosas que no me has contado y me atrevería a decir que a nadie.

-Hay cosas que es mejor enterrarlas.

No quería decirlo, hablar de aquello solo lo haría más real, prefería que se quedaran en simples pesadillas, en una mala pasada de mi imaginación, si nadie lo sabía podía fingir que no había pasado.

-Si quince años después te ponen así no Roi...mira, déjalo, cuando confíes en mí ya sabes dónde estoy-dijo levantándose de mi regazo algo molesta.

-Miri- la agarré de la muñeca- no hay otra persona en la que confíe más que en ti, pero créeme que no quieres saberlo...

-No sé si quiero saberlo Roi, quizás no, lo que sí sé es que quiero que te libres de todo eso que llevas encima, quiero verte feliz- dijo mientras me acariciaba la mejilla, mis lágrimas comenzaron a abrirse paso, estaba a punto de estallar hace semanas, ya no podía más.

Después de un buen rato de llanto entre los brazos de Miriam me decidí a hablar sobre lo que me atormentaba, estaba claro que esta vez no podía enterrarlo sin más.

-Yo no era yo en aquella época, tuve que convertirme en otra persona Miri, hacer cosas que nunca pensé que haría, pero estaba solo, totalmente solo y...o me convertía en otro o acababa con todo, no lo aguantaba más.

Desde que Hugo se fue han ido a saco conmigo, no son extrañas las palizas, los insultos continuos, intento mantenerme entero, no caer en su juego pero estoy solo, y solo pienso en que se termine ya. Me quedan dos años aquí y no creo poder soportarlo, lloro a escondidas, en la ducha, en el baño, en la cama, hasta que al fin comprendo que no soy lo bastante fuerte para superar esto, es mejor que me rinda. En cuanto tomo la decisión ya no hay más lágrimas, solo alivio y calma, desde ese momento puedo volver a dormir, después de meses en vela, he tomado la decisión correcta, y cuanto más pronto lo haga mejor.

La vecina tocapelotas y el gilipollas de enfrente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora